Jueces 3:31: Samgar, esto es, "he aquí el extranjero"

Judges 3:31
“Después de éste fue Samgar, hijo de Anat, el cual mató a seiscientos hombres de los Filisteos con una aguijada de bueyes, y él también salvó a Israel”. Si la espada de Aod era poderosa, aunque corta, el arma de Samgar no parece de ninguna manera apropiada para la lucha. ¡Una aguijada de bueyes! Instrumento despreciable que no puede servir más que para aguijonear a seres sin entendimiento. Sin pretender descubrir aquí alegorías —tendencias que ofrece más de un peligro en la interpretación de la Palabra de Dios— deseamos, sin embargo, hacer una relación entre la aguijada de Samgar con la espada de Aod.
Junto con la oración, tenemos un arma, una sola, pero es bajo diversos aspectos que el hombre de fe se vale de ella para el combate. Según la apreciación del mundo sabio, pero incrédulo, la Palabra de Dios no es más que “una aguijada de bueyes”, un arma extraña para él, buena para gente sin educación: está llena de contradicciones, de cuentos, etc. Y bien, bajo esta forma menospreciable, Dios la emplea en mano de Samgar (el extranjero) para ganar la batalla. ¡Cuantos se han burlado de Jonás y su ballena! Es precisamente esta increíble “aguijada de bueyes” que el Señor emplea para anunciar Su muerte y Su resurrección. Cuando la fe maneja la Palabra de Dios, encuentra un arma donde el mundo no ve más que “locura” porque “lo insensato de Dios es más sabio que los hombres”: es por la “locura de la predicación” que Dios salva al que crece. Sin duda la Palabra de Dios es para “los pobres en espíritu”, pero se aplica a sus necesidades, al andar firme de lo que tiene “la pezuña dividida y que rumia”; pero esta arma es temible, puede matar a seiscientos Filisteos. Usémosla, tal como Dios nos la confió, recordando sobre todo, que ella no tiene efecto más que entre las manos de la fe.