Jueces 2:6-3:5: La ruina de Israel en sus relaciones con Dios

Judges 2:6‑3:5
“Josué había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su heredad para poseerla. Y el pueblo siguió a Jehová todos los días de Josué, y todos los días de los ancianos que vivieron largos años después de Josué, los cuales habían visto las grandes obras que Él había hecho para Israel: y toda aquella generación también fue agregada a sus padres” (versículos 6-7). Estos versículos son la repetición de lo que leemos en Josué 24:28-31: pero ¿por qué motivo la Palabra de Dios repite estos textos? Pues bien, el Espíritu Santo quiere vincular el estado moral que describen con el que los versículos siguientes revelan: “Mas levantóse otra generación después de ellos que no conocía a Jehová, y sirvieron a los Baales” (versículos 10-11).
Estos dos pasajes permiten apreciar el contraste entre el estado moral de Israel antes de su caída y el que siguió. Después de Josué hubo ancianos que mantuvieron al pueblo fiel a Jehová, como los hubo también para sostener a la Iglesia en su estado apostólico, aunque pronto aparecieron principios destructores: el judaísmo, falsas doctrinas, bandos, etc., contra los cuales el apóstol Pablo como otros también, se opuso con toda la energía del Espíritu de Dios.
El tiempo pasó, y “levantóse otra generación que no conocía a Jehová”. Las generaciones se suceden, cada una es diferente de su predecesora: si la decadencia ha llegado rápidamente, la potencia de Dios, sin embargo, estaba siempre a disposición de la fe que la buscara. De hecho, cada generación necesita volver siempre a la fuente del conocimiento de Dios y beber para ella misma. Esto no significa tan sólo “conocer las Santas Escrituras desde la niñez”, se debe permanecer en las cosas aprendidas y estar plenamente persuadido de ellas (2 Timoteo 3:1414But continue thou in the things which thou hast learned and hast been assured of, knowing of whom thou hast learned them; (2 Timothy 3:14)).
Esta sucesión de generación es visible en nuestras familias: los abuelos han sido notables por su piedad, su andar separado del mundo, su comunión con el Señor: sus hijos han seguido el mismo camino y nos han criado a nosotros los nietos en el mismo ambiente: pero ¿qué será de esta tercera generación? ¿Nos asemejaremos a “esa otra generación” o seremos de aquellos que “considerando cuál haya sido el éxito de la conducta de los que nos hablaron la Palabra de Dios, imitan su fe”? Al faltar el conocimiento personal de Cristo, ignorando el valor de Su obra, la esclusa está abierta a la corriente de todo lo que el mundo acarrea.
Por lo que concernía a Israel, Moisés, su conductor, había demostrado la energía de la fe: en su juventud rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, eligiendo estar más bien en la aflicción con el pueblo de Dios; más tarde, a los ochenta años, se sostuvo como viendo al Invisible. A su vez Josué, la segunda generación, demostró el poder de la fe necesaria para permanecer fiel en la prueba del desierto que duró cuarenta años, y para conquistar a Canaán. Esta fe se había prolongado hasta la tercera generación, los ancianos, que habían visto la obra de Jehová. Mas se había levantado otra y, ¿qué tal será? Dos cosas indican el bajo nivel moral que la caracteriza: “No conocía a Jehová ni la obra que había hecho por Israel”: en estas condiciones no extraña la pronta decadencia que siguió: “Y dejaron a Jehová el Dios de sus padres que los había sacado de la tierra de Egipto y fuéronse tras otros dioses” (versículo 12).
El capítulo primero concluyó mostrándonos la decadencia de Israel frente a los Cananeos, mientras que a su vez estos últimos versículos atestiguan la ruina en sus relaciones con Dios. En la medida con que nuestro corazón se siente atraído hacia el mundo y pacta con él, así se aleja de Dios: de allí a abandonar al Señor para reemplazarle con los ídolos que el mundo ofrece, hay solamente un paso. Al asociarnos al mundo, los objetos que él adora se establecen como amos en nuestro corazón y toman allí el lugar de Cristo: luego viene el castigo: “Entonces el furor de Jehová se encendió contra Israel, el cual los entregó en manos de robadores que los despojaron y los vendió en manos de sus enemigos de alrededor” (versículo 14).
Esto es una primera consecuencia de su infidelidad a Jehová: entregados a enemigos que ellos mismos no han destruido; en lugar de poder seguir gozando de los resultados de su conquista, Israel se ve despojado aún “de lo que tiene”. Esto es verdad para nosotros también: si después de nuestra conversión hemos guardado cosas del mundo, un resto de costumbres carnales, este rastro ofrecerá a Satanás los medios para despojarnos de las bendiciones que el Señor nos ha dado. ¡Ah, cuántos “robadores” nos quitan el privilegio de disfrutar de un culto, de un estudio bíblico o de la reunión de oración! ¡Cuántos “ladrones” nos privan de nuestras capacidades espirituales! Lo más triste es que les abrimos la puerta: preferimos tal novela a la Palabra de Dios: el veneno de tal página del diario a un capítulo del evangelio: un espectáculo a una distribución de tratados. Nos empobrecen el espíritu, roban el tiempo, ensucian el alma, enferman el cuerpo. Si queremos ser fieles al Señor, Él nos ayudará a discernir todo lo que tendremos que abandonar y nos dará la fuerza de hacerlo.
Además Jehová deja subsistir al enemigo alrededor, y al lado de Israel: “Os serán por azote para vuestros costados”. Esto significa que nuevas conquistas hacia el exterior son ya imposibles, y además la presencia constante del enemigo en Canaán. Esto constituye el síntoma más característico de los últimos tiempos: el inconverso en la casa de Dios. La corrupción que reinaba entre los gentiles detallada en Romanos 1, es la misma que se muestra en la cristiandad de los “postreros días”: “hombres amadores de sí mismos, avaros, desobedientes a los padres, ingratos, sin santidad, sin afecto”, y con el agravante de tener la apariencia de piedad, mas negando la eficacia de ella (2 Timoteo 3:1-71This know also, that in the last days perilous times shall come. 2For men shall be lovers of their own selves, covetous, boasters, proud, blasphemers, disobedient to parents, unthankful, unholy, 3Without natural affection, trucebreakers, false accusers, incontinent, fierce, despisers of those that are good, 4Traitors, heady, highminded, lovers of pleasures more than lovers of God; 5Having a form of godliness, but denying the power thereof: from such turn away. 6For of this sort are they which creep into houses, and lead captive silly women laden with sins, led away with divers lusts, 7Ever learning, and never able to come to the knowledge of the truth. (2 Timothy 3:1‑7)). Es la mezcla del trigo con la cizaña, situación que el Señor no cambia “hasta la siega”; y es en esto que consiste el juicio de Dios sobre Su casa.
¿A qué sirven esos azotes enemigos?
¿Qué queda por hacer? Una cosa digna de Dios: la desobediencia de Israel en el desierto había permitido prueba sobre prueba durante cuarenta años, “para afligirte” —escribe Moisés— “por probarte, para saber lo que estaba el tu corazón, si habías de guardar o no Sus mandamientos” (Deuteronomio 8:22And thou shalt remember all the way which the Lord thy God led thee these forty years in the wilderness, to humble thee, and to prove thee, to know what was in thine heart, whether thou wouldest keep his commandments, or no. (Deuteronomy 8:2)): ahora en Canaán, la desobediencia de Israel permite a Dios dejar subsistir a las naciones enemigas para probar la nueva generación, “si guardarían ellos el camino de Jehová, andando por él, como sus padres lo guardaron, o no” (versículo 22). Jehová prueba a Su pueblo por medio de los enemigos mismos que ellos dejaron subsistir: en Su gracia se sirve de la infidelidad de Su pueblo y sus consecuencias para “hacerle bien a la postre”. Dios no tiene en vista sólo el castigo, mas también la prueba. Así sucede en nuestra cristiandad: Dios se sirve de la cizaña (los hijos del diablo) para probar el trigo (los hijos del Reino): se vale de los vasos para deshonra, para probar el corazón de los fieles y bendecirles: “Si alguno se purifica de éstos será un vaso para honra, santificado, útil al Señor y preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 2:21-2221If a man therefore purge himself from these, he shall be a vessel unto honor, sanctified, and meet for the master's use, and prepared unto every good work. 22Flee also youthful lusts: but follow righteousness, faith, charity, peace, with them that call on the Lord out of a pure heart. (2 Timothy 2:21‑22)). Pues, ¿a condición de qué se obtienen estas bendiciones? Separándose del mal. En nuestros tiempos, los más bajos de la ruina, Dios nos muestra así el camino que le glorifica tanto como en los días más bellos de la historia de la Iglesia.
Dios deja subsistir al Cananeo por un segundo motivo aún: la joven generación será probada por el enemigo a fin de “saber si obedecerá a los mandamientos de Jehová que Él había prescrito a sus padres por conducto de Moisés” (capítulo 3:4). La prueba del crisol hará volver el corazón de Israel a la Palabra de Dios que han abandonado, su única salvaguardia en medio del mal circundante. Es la experiencia actual: después de haber detallado los males de los postreros días, Pablo agrega: “Empero tú, persiste en lo que has aprendido y te persuadiste ... Toda Escritura es inspirada divinamente, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia” (2 Timoteo 3:14,1614But continue thou in the things which thou hast learned and hast been assured of, knowing of whom thou hast learned them; (2 Timothy 3:14)
16All scripture is given by inspiration of God, and is profitable for doctrine, for reproof, for correction, for instruction in righteousness: (2 Timothy 3:16)
). “Pues lo que habéis oído desde el principio, sea permaneciente en vosotros” (1 Juan 2:2424Let that therefore abide in you, which ye have heard from the beginning. If that which ye have heard from the beginning shall remain in you, ye also shall continue in the Son, and in the Father. (1 John 2:24)). ¿No nos ha impedido el estado de la cristiandad a tomar aquí una posición de separación para Dios y apegarnos a Su Palabra? A menos de ostentar esos caracteres, no podemos ser un testimonio a la gloria de Dios en el tiempo actual.
Aún en los primeros tiempos de la Iglesia el testimonio de los fieles estaba marcado por una separación neta del mundo y su fidelidad a la Palabra de Dios: “Has guardado Mi Palabra y no has negado Mi nombre ... Has guardado la Palabra de Mi paciencia” (Apocalipsis 3:8-108I know thy works: behold, I have set before thee an open door, and no man can shut it: for thou hast a little strength, and hast kept my word, and hast not denied my name. 9Behold, I will make them of the synagogue of Satan, which say they are Jews, and are not, but do lie; behold, I will make them to come and worship before thy feet, and to know that I have loved thee. 10Because thou hast kept the word of my patience, I also will keep thee from the hour of temptation, which shall come upon all the world, to try them that dwell upon the earth. (Revelation 3:8‑10)). Es el camino trazado por el Salmo 1: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores ni en silla de escarnecedores se ha sentado”. Ésta es la separación: luego sigue su apego a la Palabra de Dios: “Antes en la ley de Jehová está su delicia y en Su ley medita de día y de noche” (Salmo 1:1-21Blessed is the man that walketh not in the counsel of the ungodly, nor standeth in the way of sinners, nor sitteth in the seat of the scornful. 2But his delight is in the law of the Lord; and in his law doth he meditate day and night. (Psalm 1:1‑2)).
Haremos notar todavía un tercer motivo por el cual Dios, en Su providencia, deja subsistir al enemigo. Helo aquí: “Para que las generaciones de los hijos de Israel tuviesen experiencia de la guerra” (capítulo 3:2). Tendrá que aprender a luchar. Apliquemos esta razón a nuestro tiempo: si a causa de nuestra infidelidad el mal se introdujo en nuestras casas o en la Asamblea, ¿opinaríamos que el combate no tiene motivo y que nuestra actitud será permanecer en la inacción como aquellos “siete mil” escondidos en cuevas en tiempo de Acab y Jezabel, contentándose con no haber doblado sus rodillas ante Baal? Valerosa separación por cierto, pero es precisamente en un tiempo de infidelidad e idolatría que la lucha es más necesaria que nunca: el profeta Elías de entonces nos brinda el mejor ejemplo: precisamos conocer lo que es la guerra.
El combate cristiano no es contra carne y sangre como era el de Israel: sino contra malicias espirituales, el poder satánico siempre listo para impedirnos tomar posesión de los bienes espirituales que la gracia nos ha hecho herederos. Si el libro de Josué presenta el combate que entregaba a Israel el país de la promesa, como la Epístola a los Efesios los lugares celestiales para el cristiano, el libro de los Jueces, como la segunda carta a Timoteo, presenta el combate que debe libertar al pueblo de Dios permitiéndole gozar de sus bienes espirituales y haciéndole volver de la esclavitud de “la carne” o de “la ley” a la plena libertad que había perdido por su desobediencia.
Nuestra lucha tendrá el carácter de “liberación” pero debemos aprender a “contender eficazmente por la fe” que nos ha sido entregada una vez: guardar el buen depósito, retener la forma de las sanas palabras que hemos oído en la fe y amor que es en Cristo Jesús (2 Timoteo 1:1313Hold fast the form of sound words, which thou hast heard of me, in faith and love which is in Christ Jesus. (2 Timothy 1:13)). El combate no cesará mientras estemos aquí abajo, no debemos deponer las armas, esto es el precio de la victoria: luego sigue el premio: “Al que venciere daré a comer del árbol de vida ... El que venciere no recibirá daño de la muerte segunda ... Al que venciere daré a comer del maná escondido ... Al que hubiere vencido le daré potestad sobre las gentes ... El que venciere será vestido de vestiduras blancas ... Al que venciere Yo le haré columna en el templo de Mi Dios ... Al que venciere Yo le daré que se siente conmigo en Mi trono” (Apocalipsis 2 y 3).
Pueden ocurrir defecciones en las filas: Pablo transcribe algunos nombres de los que desertaron y hasta volvieron las armas en contra de él: Figelio y Hermógenes han sido contrarios al apóstol; Himeneo y Fileto se han descaminado de la verdad; Demas amó a este siglo: Alejandro, causante de mucho males. Si numerosos son los que vuelven atrás, es la ocasión de seguir luchando con mayor energía: Lucas está con Pablo; Marcos ha reintegrado las filas: “Me es útil para el ministerio”; Tíquico continúa la lucha en Éfeso; puede ser que algunos necesiten tiempo de descanso: “A Trófimo dejé en Mileto enfermo”. “¿Queréis iros también vosotros?” —preguntó el Señor a los doce: pero también les dijo: “Venid vosotros aparte y descansad un poco”.
En pos de dioses ajenos
La ruina de Israel en cuanto a sus relaciones con Dios se agravó: “Abandonaron a Jehová el Dios de sus padres ... caminaron en pos de dioses ajenos ... tomaron hijas de los Cananeos por mujeres y dieron sus hijas a los hijos de ellos” (capítulo 3:6): tres períodos. Al desconocer a Jehová y Su obra, se le abandona: no se ha meditado suficientemente la Palabra de Dios, se ignoran los principios divinos y el corazón se desvía de Cristo. Ese camino lleva hacia dioses ajenos: ¿cuáles son los dioses del mundo actual? Al lado de los escapularios, medallas, santos y vírgenes, hay también estrellas de cine, divas, campeones de toda clase, hombres políticos en vista, placeres engañadores y a menudo inmundos. Y en tercer lugar, “tomaron sus hijas por mujeres”. El corazón es conquistado: es un camino en el que a menudo el creyente se aventura, pese a la advertencia: “No os juntéis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia? ¿qué comunión la luz con las tinieblas, o qué parte el creyente con el incrédulo?” (2 Corintios 6:14-1614Be ye not unequally yoked together with unbelievers: for what fellowship hath righteousness with unrighteousness? and what communion hath light with darkness? 15And what concord hath Christ with Belial? or what part hath he that believeth with an infidel? 16And what agreement hath the temple of God with idols? for ye are the temple of the living God; as God hath said, I will dwell in them, and walk in them; and I will be their God, and they shall be my people. (2 Corinthians 6:14‑16)).
Una amistad naciente no irá tal vez hasta el enlace porque el Señor puede detener a Su hijo que va por un camino donde se “traspasará de muchos dolores”; per tengamos cuidado con las amistades. Un buen espíritu de compañerismo con los que estudian o trabajan con nosotros, un sano contacto con intereses comunes, nos acercan; pero, velemos no pasar del otro lado donde el corazón se compromete, donde el círculo íntimo personal o familiar es alcanzado. La influencia del amigo inconverso destiñe sobre el creyente: éste empieza a gustar lo que antes rechazaba y, paralelamente el interés para las cosas de Dios disminuye. Un tal camino trae como consecuencia el castigo. Al alejarnos del Señor el Espíritu Santo será contristado: si esta tristeza nos vuelve a Él, el Señor está siempre listo para acogernos. De lo contrario, el persistir en el error nos traerá la disciplina de Dios para obligar a Su hijo errante a cambiar de rumbo. Mientras tanto se sufren pérdidas morales y espirituales: en cuanto a Israel se veía despojado de sus rebaños y cosechas.
Lo que falta al cristiano que yerra es el alimento para su alma: no toma ya tiempo para sentarse a los pies del Señor a fin de leer la Palabra; descuida la reunión en torno a Él: olvida doblar sus rodillas en oración. Privada de su alimento, el alma se marchita, pierde su fuerza, y no pudiendo ya luchar contra el enemigo, cae bajo su servidumbre: el hijo pródigo perece de hambre cuidando los marranos de Satanás. Escuchemos la solemne declaración de Moisés: “Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón en la abundancia de todas las cosas, servirás por tanto a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, y con hambre y con sed y con desnudez y con falta de todas las cosas: y El pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte” (Deuteronomio 28:47-4847Because thou servedst not the Lord thy God with joyfulness, and with gladness of heart, for the abundance of all things; 48Therefore shalt thou serve thine enemies which the Lord shall send against thee, in hunger, and in thirst, and in nakedness, and in want of all things: and he shall put a yoke of iron upon thy neck, until he have destroyed thee. (Deuteronomy 28:47‑48)).
¿Por qué obra Dios así para con los que ama? Si no los evita el castigo, si los lleva hasta la angustia, es para arrancar de su corazón un clamor hacia Él. Clamar a arrepentirse, buscar Su rostro, reconocer sus faltas, para que luego Jehová pueda restaurarlo. La gracia y la compasión de Dios se mostraba para con Israel suscitándole jueces, hombres de fe, para salvar a Su pueblo de la mano de los saqueadores: sin embargo el clamor no salía de un corazón nuevo sino solamente bajo la presión de las circunstancias. ¿Qué acontecía al morir el juez? “Volvían a corromperse más que sus padres” (versículos 18-19). Esta línea, alternativamente ascendente y descendente, la volvemos a encontrar seis o siete veces seguidas en nuestro libro: abandonan a Jehová, sirven a otros dioses, se unen con los idólatras, atraen sobre sí el castigo, viene la angustia, siete años, veinte años, cuarenta años de esclavitud. Entonces el pueblo clama, suplica, vuelve a Jehová. Él contesta, libra por mano del juez: sigue un tiempo de paz, pero muerto el libertador, vuelve a la corrupción, a los ídolos, pero también a la angustia.
Si sentimos que la línea de nuestra vida espiritual descendió, no esperemos más: supliquemos al Señor de restaurarnos, busquemos lo que interrumpió su comunión y volvamos a Gilgal, es decir la cruz. Él nos contestará. El Señor podría ponernos en circunstancias donde no hay tentaciones exteriores, donde las atracciones del mundo no existen, donde no se corre peligro de hallar amistad con inconversos: pero Él permite que estemos puestos a prueba. “Bienaventurado el varón que sufre la tentación: porque cuando fuere probado recibirá la corona de vida” (Santiago 1:1212Blessed is the man that endureth temptation: for when he is tried, he shall receive the crown of life, which the Lord hath promised to them that love him. (James 1:12)). Es menester que seamos manifestados por la prueba: ¿no lo ha sido el Señor? El hambre, la gloria, el poder, han sido los medios en manos del diablo que lo han probado (Mateo 4:1-101Then was Jesus led up of the Spirit into the wilderness to be tempted of the devil. 2And when he had fasted forty days and forty nights, he was afterward an hungred. 3And when the tempter came to him, he said, If thou be the Son of God, command that these stones be made bread. 4But he answered and said, It is written, Man shall not live by bread alone, but by every word that proceedeth out of the mouth of God. 5Then the devil taketh him up into the holy city, and setteth him on a pinnacle of the temple, 6And saith unto him, If thou be the Son of God, cast thyself down: for it is written, He shall give his angels charge concerning thee: and in their hands they shall bear thee up, lest at any time thou dash thy foot against a stone. 7Jesus said unto him, It is written again, Thou shalt not tempt the Lord thy God. 8Again, the devil taketh him up into an exceeding high mountain, and showeth him all the kingdoms of the world, and the glory of them; 9And saith unto him, All these things will I give thee, if thou wilt fall down and worship me. 10Then saith Jesus unto him, Get thee hence, Satan: for it is written, Thou shalt worship the Lord thy God, and him only shalt thou serve. (Matthew 4:1‑10)): y “fue manifestado fiel”. Así la fe obtiene su temple, y nuestro corazón aprende a apreciar mejor el auxilio de nuestro Abogado e Intercesor: además es así que las aletas de los peces se fortalecen para vencer la corriente del mundo.
Para desviar el corazón el enemigo no se limita con tentaciones solamente, las que tienen un carácter religioso son armas comunes para él: ¿no es necesario retirarse con energía de falsas doctrinas, de aquellos que niegan la divinidad de Cristo en particular, que aminoran el alcance de Su obra expiatoria o que tuercen las Escrituras? “¿Quién os embarazó para no obedecer la verdad?” —pregunta el apóstol a los Gálatas en peligro de caer en el judaísmo— “un poco de levadura leuda toda la masa” (Gálatas 5:99A little leaven leaveneth the whole lump. (Galatians 5:9)). Satanás busca todas las maneras para infundir dudas en el corazón en cuanto al valor de la Palabra de Dios, su integridad, su inspiración, su interpretación. ¿Seremos fieles o nos dejaremos confundir? Si Dios dejó estos males que afligen a la Iglesia, es “para que los que son aprobados, sean manifestados” (1 Corintios 11:1919For there must be also heresies among you, that they which are approved may be made manifest among you. (1 Corinthians 11:19)). Si bien surge un problema, aportémoslo al Señor, busquemos con Él su solución, no dejemos acumular las dudas: es preciso deshacer los nudos a medida que se forman y no dejarlos enredar.
En una época de decadencia (a pesar de todas las maravillas que Dios opera todavía en nuestros días), la fidelidad individual al Señor es siempre posible. A punto de ser vomitada de Su boca, el Señor dice a los que están en la iglesia de Laodicea: “Estoy a la puerta y llamo, si alguno oyere Mi voz y abriere la puerta entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”. Sin duda es más difícil permanecer fiel cuando no se siente ningún apoyo exterior, sea en la familia o en la congregación: pero una comunión personal con el Señor traerá como resultado el bien de los demás: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello; pues haciendo esto, a ti mismo salvarás y a los que te oyeren” ... “Lo que has oído de mí entre muchos testigos, esto encarga a los hombres fieles que serán idóneos para enseñar también a otros” (1 Timoteo 4:1616Take heed unto thyself, and unto the doctrine; continue in them: for in doing this thou shalt both save thyself, and them that hear thee. (1 Timothy 4:16); 2 Timoteo 2:22And the things that thou hast heard of me among many witnesses, the same commit thou to faithful men, who shall be able to teach others also. (2 Timothy 2:2)).
Pablo, el primero, había enseñado a Timoteo: éste debía trasmitir a otros la enseñanza recibida; éstos, a su vez, debían ser capaces para instruir a otros: son cuatro generaciones. Esta transmisión puede ser oral o escrita; fundada en la Palabra de Dios de la cual el apóstol había sido uno de los portadores inspirados, la enseñanza del Espíritu Santo mediante el ministerio escrito por las generaciones que nos han precedido directamente está a nuestra disposición. ¿No tendremos a pecho recibirla? Y, aprovechando sus enseñanzas las transmitiremos a la generación que nos sigue. A quien se vio confiar mucho, tiene la responsabilidad de testificarlo en su familia, en la Asamblea, a sus hermanos y hermanas, a los niños de la escuela dominical, a los jóvenes de la congregación, en cualquier otra ocasión que el Señor pone delante de sus pasos, porque mucho se le volverá a pedir.
“Una generación va y una generación viene”. ¡Qué privilegio el de poder servir a los consejos de Dios y ser fiel en su propia generación! Un David y un Asaf nos dan el ejemplo (Hechos 13:3636For David, after he had served his own generation by the will of God, fell on sleep, and was laid unto his fathers, and saw corruption: (Acts 13:36); Salmo 73:55They are not in trouble as other men; neither are they plagued like other men. (Psalm 73:5)).