Jueces 14: La hija de Timnat, el león y el banquete

Judges 14
“Y el espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él”: ¡hermoso punto de partida! Sin embargo el camino no tardará en descender: “Y descendiendo Samsón a Timnat, vio allí una mujer de las hijas de los Filisteos” (versículo 1). Cristo, el verdadero nazareo, ha encontrado a Satanás bajo varias formas: en el desierto, como serpiente astuta y seductora, y allí, teniendo por armas la Palabra de Dios y una dependencia completa hacia Él, ha obtenido la primera victoria sobre el poder del enemigo. Samsón, en el comienzo de su carrera, encuentra la serpiente que busca seducirle, en la persona de una hija de los Filisteos; es así como el nazareo es probado. Dios permite que se halle frente al enemigo, como lo fue el primer Adam y el postrero también; en este último, Satanás no encontró nada por donde arrastrarle, mientras que en Samsón halló fácilmente un corazón que le respondió. “Tómamela” —dice Samsón a su padre— “porque ésta agradó a mis ojos” (versículo 3).
Por los ojos, nuestros deseos están atraídos hacia el objeto que Satanás presenta; esto no significa en ninguna manera que debamos caer. Si tales objetos agradan a nuestros ojos, la Palabra de Dios nos debe ayudar a vencerlos. Era natural que Samsón deseara casarse, normal también que una joven atraiga sus miradas; pero ella era filistea. Ninguna alianza entre el pueblo de Dios y los Cananeos debía ser tolerada; ¿no era el pecado que tan a menudo el libro de los Jueces subraya? Las prescripciones divinas del Deuteronomio como de Josué eran terminantes. Cuando Samsón cuenta a sus padres sus impresiones favorables acerca de la joven, ejemplo que hemos de seguir siempre, éstos le hacen presente la gravedad de su acción. Samsón no escucha, la joven ha agradado a sus ojos. Su corazón habla más fuerte que la Palabra de Dios porque él no la conoce suficientemente; no se alimentó de ella. Samsón es nazareo, posee una gran fuerza física, pero la Palabra de Dios no mora en él; ¿cómo podrá vencer al maligno? (1 Juan 2:1414I have written unto you, fathers, because ye have known him that is from the beginning. I have written unto you, young men, because ye are strong, and the word of God abideth in you, and ye have overcome the wicked one. (1 John 2:14)).
Nuevamente Samsón desciende a Timnat, habla a la mujer, y por segunda vez ella agradó a sus ojos (versículo 7). Samsón se deja arrastrar hacia una pendiente que lo llevará a la caída final; tres mujeres marcan las tres etapas que le han conducido a la pérdida de su nazareato. La primera agradó a sus ojos, con la segunda concluyó una unión momentánea; y amó a la tercera. Cuando su corazón ha sido apresado y revelado el secreto de su fuerza, ha tocado también la última hora de su nazareato.
Sin embargo en este comienzo, Samsón amaba a su pueblo, la dominación filistea le era odiosa: “Y él buscaba ocasión contra los Filisteos” para asestar al enemigo el golpe destinado a quebrar el yugo que pesaba duramente sobre su pueblo. Pero Samsón no tenía un corazón íntegro para Dios: buscaba conciliar el deseo de sus ojos en la Filistea con su odio contra el pueblo enemigo; tendía la mano izquierda al mundo deseando combatirlo con la derecha. Sin embargo Dios tenía en cuenta lo que había para Él en ese corazón dividido; y por extraño que sea, el vínculo secreto del alma de Samsón con Dios existía. Consciente de su misión, sabía que “comenzaría a salvar a Israel”; Dios podía valerse aún del tropiezo del nazareo, lo que su padre ignoraba, para cumplir sus designios de gracia hacia Su pueblo, sin aprobar por esto la unión que él deseaba contraer con una mujer extraña.
¡Cuántos ejemplos nos muestran que la primera mirada hacia el mundo coloca al creyente en un mal irreparable! No podemos asegurar de antemano si una concupiscencia pasajera no abriría un abismo bajo nuestros pies; tal fue el caso para Adam, para Noé, para Samsón, para David. La gracia puede guardarnos, pero no juguemos con ella, y sobre todo no pensemos que puede servir de paliativo a nuestros deseos carnales y de cobertura al pecado. Apoyémonos en ella para ser sostenidos en el camino y guardados de caer; y si hemos sido bastante desdichados para abandonar un instante este apoyo, volvámonos rápidamente a ella para ser restaurados y encontrar la comunión perdida.
Pero el camino seguía descendiendo. La primera vez Samsón estaba sólo, ahora está acompañado por su padre y su madre (versículo 5): en nuestra senda hacia abajo vamos la primera vez solos, pero después podemos arrastrar a nuestros hermanos, hermanas o amigos también. Hemos dicho que Satanás no se presenta siempre con la astucia de la cerasta en el camino, aparece también como un león rugiente. Nada más terrorífico que el rugir del león, es bajo ese carácter que el Señor Jesús lo ha encontrado en Getsemaní. Satanás que ha probado inútilmente seducir al Señor en el desierto, en Getsemaní busca amedrentar Su alma santa mediante el fardo del pecado que debía llevar y la copa de maldición que debía beber; con el fin de hacerle abandonar el sendero de la obediencia que le conducía a la última lucha. Por el poder del Espíritu Santo y en perfecta obediencia de Su Padre el Señor hizo frente al enemigo no solamente en Getsemaní mas también en el Gólgota, donde Satanás abrió su boca sobre Él “como león rapante y rugiente” (Salmo 22:1313They gaped upon me with their mouths, as a ravening and a roaring lion. (Psalm 22:13)).
Satanás suele presentarse bajo esas mismas formas a los hijos de Dios: “Vuestro adversario el diablo, cual león rugiente anda alrededor buscando a quien devore”; si no puede devorar, busca atemorizar; si no puede atemorizar, tratará de seducir. Es con él cual cachorro de león subiendo entre las viñas de Timnat que Samsón tiene que vérselas ahora. Aquí el nazareato se manifiesta con todo su poder: “El Espíritu de Jehová cayó sobre él, y despedazólo como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano” (versículo 6). Tal debería ser nuestra manera de obrar; no debemos tener miramientos para con el enemigo: si le perdonamos, volverá pronto a la carga.
Después de la segunda visita a Timnat, Samsón volvió a subir a los suyos, pero por poco tiempo, pues una vez más la Palabra dice: “Volviendo después de algunos días para tomarla”; tiene la intención de casarse. Luego el texto agrega: “Apartóse para ver el cuerpo del león”. Es allí, en el lugar de su primera victoria donde el creyente debe apartarse en lugar de seguir hacia un rumbo equivocado: la sorpresa fue un enjambre de abejas y un panal de miel. “Y tomándole en sus manos fuese comiéndolo por el camino” (versículo 8). El fruto de la victoria de Cristo ha puesto en nuestras manos todas las bendiciones que brotan de ella; esa miel se encuentra en el despojo de un enemigo batido por la resurrección del vencedor. Y si en nuevas luchas hemos obtenido victorias fáciles, en comparación a la de Cristo, nuestra alma se llenará de fuerza y dulzura que podremos comunicar a otros: “Y llegado que hubo a su padre y a su madre, dióles también a ellos que comiesen” (versículo 9). Pero esa miel que ha disfrutado no ha abierto los ojos de Samsón, como abrió los de Jonatán de una mirada más sencilla (1 Samuel 14:3737And Saul asked counsel of God, Shall I go down after the Philistines? wilt thou deliver them into the hand of Israel? But he answered him not that day. (1 Samuel 14:37)): la Palabra de Dios, más dulce que la miel, tenía todavía su poder para darle la luz necesaria (Salmo 19:77The law of the Lord is perfect, converting the soul: the testimony of the Lord is sure, making wise the simple. (Psalm 19:7)).
La victoria de Samsón sobre el león no es solamente una prueba de su fuerza, es también un secreto entre él y Dios. La vida del nazareo encierra muchos secretos: su mismo nazareato es un secreto, un vínculo entre su alma y Jehová; la proveniencia de la miel, el enigma propuesto a los Filisteos, todo está guardado entre él y Dios. Hasta sus padres lo ignoran, lo que nos muestra que la única fuente de la fuerza reside en la comunión del hijo de Dios con su Señor. Las experiencias de Gedeón que le permitieron triunfar eran todo un secreto que nadie conocía: los ojos de la fe permitían a Débora ver a Jehová delante de Sus ejércitos. “¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y estas maravillas? ¿No es éste el Hijo del carpintero? ¿De dónde pues, tiene éste todas estas cosas?” (Mateo 13:5454And when he was come into his own country, he taught them in their synagogue, insomuch that they were astonished, and said, Whence hath this man this wisdom, and these mighty works? (Matthew 13:54)). El secreto del poder del Señor residía en Su comunión con el Padre y Su absoluta separación del mundo; en un perfecto nazareato.
“Proponnos tu enigma y lo oiremos”, dicen los comensales filisteos a Samsón. “Del comedor salió comida y del fuerte salió dulzura” (versículos 13-14). Samsón sabe que el enemigo no comprenderá nada, como tampoco entiende el hijo del mundo lo que hace la felicidad y la fuerza del hijo de Dios. Aún cuando lo quisiera saber, el nazareo no le entrega su secreto: “Dinos, ¿con qué potestad haces estas cosas? o ¿quién es el que te ha dado esta potestad?” (Lucas 20:22And spake unto him, saying, Tell us, by what authority doest thou these things? or who is he that gave thee this authority? (Luke 20:2)). Pero Samsón tiene los ojos enceguecidos por un objeto que pertenece al pueblo enemigo, y jamás él se hubiera traicionado si Satanás no le hubiera ya enlazado; el mundo quiere robarle el secreto porque no quiere dejarse despojar por un creyente. ¿No tiende los mismos ardides para privarnos de nuestra comunión con Dios si le dimos lugar donde agarrarse? “Viene el príncipe de este mundo, mas no tiene nada en Mí” (Juan 14:3030Hereafter I will not talk much with you: for the prince of this world cometh, and hath nothing in me. (John 14:30)). Tal debería ser siempre nuestra situación.
Si la victoria sobre el león le pudo proporcionar la dulzura de la miel, ¿qué satisfacción traerá a Samsón el festín de Timnat? La joven filistea lloró junto a él repitiendo sin cesar, bajo las amenazas de los hijos de su pueblo: “Solamente me aborreces y no me amas” (versículos 15-16). ¿No será siempre así cuando un hijo de Dios quiere contraer enlace con una persona del mundo? Las mentalidades son tan distintas! ¿Qué habría de común entre la luz y las tinieblas? ¡Un nazareo casado con una filistea, el “Nazareo ... blanco más que la nieve”, se torna más oscuro que la negrura! (Lamentaciones 4:77Her Nazarites were purer than snow, they were whiter than milk, they were more ruddy in body than rubies, their polishing was of sapphire: (Lamentations 4:7)). La joven deseará lo que su novio no puede brindarle, de allí la disconformidad, el llanto, las reclamaciones. En lugar de la comunión con el ángel de Jehová como la disfrutan sus padres, Samsón prueba el disgusto y tormento con su joven esposa.
La falta de comunión con Dios en Samsón no implica todavía la ausencia de fuerza pero es el camino que conduce allí. Mientras permanece el nazareato, aun exteriormente, la fuerza no puede faltar. Es lo que Samsón prueba a los Filisteos: “El Espíritu de Jehová cayó sobre él y descendió a Ascalón, e hirió treinta hombres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el enigma” (versículo 20). Dios guardó a Samsón de las consecuencias de su falta, su fracaso en Timnat lo libró de una unión que le era prohibida. Además Samsón no obtiene nada de su hazaña sobre Ascalón; los despojos obtenidos son para los filisteos, retornan al mundo del cual habían sido tomados. Hasta su esposa filistea fue dada al amigo filisteo, su compañero; y él abandona una escena de disgustos, volviendo “a la casa de su padre” (versículo 20); la que no hubiera debido dejar.
Si hemos hecho una experiencia similar en nuestras relaciones con el mundo, si Satanás alcanzó a separarnos de nuestra comunión con el Señor, y nos impidió ser testigos de Cristo, cuando por Su gracia Dios nos ha librado de las consecuencias de un desliz, retornamos a la casa del Padre; con la vergüenza de una derrota pero seguros que esa gracia nos restaurará. Samsón ha vuelto a la casa de su padre: aquí podemos medir la diferencia entre su nazareato y el de Cristo que simboliza: “Salí del Padre y he venido al mundo ... otra vez dejo al mundo y voy al Padre” (Juan 16:2828I came forth from the Father, and am come into the world: again, I leave the world, and go to the Father. (John 16:28)). Pero el camino que Samsón hiciera en la desobediencia saliendo de la casa paterna y volviendo allí, y cuyos amargos frutos cosechó, los recogerá el Señor en el camino de la obediencia, y los hallará dulces y maduros, ya sea en las bodas del cielo como en el desposorio milenial (Oseas 2:2020I will even betroth thee unto me in faithfulness: and thou shalt know the Lord. (Hosea 2:20); Apocalipsis 19:99And he saith unto me, Write, Blessed are they which are called unto the marriage supper of the Lamb. And he saith unto me, These are the true sayings of God. (Revelation 19:9)).