Salmo 97

Psalm 96
 
La venida misma celebrada
En el Salmo 97 se celebra la venida misma; Jehová le ha tomado Su gran poder y Su reinado. La tierra y la multitud de islas deben regocijarse. Las nubes y las tinieblas están a su alrededor, porque es la revelación de Sus juicios en poder, no de Él mismo. La justicia y el juicio siempre caracterizan Su trono. El fuego del juicio va delante de Él y consume a Sus enemigos. Jehová, el Señor de toda la tierra, sale de Su lugar. Los cielos (porque en la tierra no hay ninguno) en poder declaran Su justicia. Los pueblos ven Su gloria. A continuación se indica el efecto de la sentencia. La adoración de ídolos se confunde ante Él, y todo poder y autoridad, desde los ángeles hacia abajo, ahora deben poseerlo. Pero surge otro hecho: esto fue gozo y liberación para Sión. El juicio del mal fue su liberación, porque fue la exaltación gloriosa de Jehová, su Dios.1 En los versículos 10-12 vemos los objetos benditos de la liberación: el remanente piadoso. La luz se siembra para los justos, y la alegría para los rectos en el corazón. Es una declaración muy completa del carácter de la venida del Señor a la tierra.
(1. Esto en Isaías 30:32, donde el bastón enraizado, que es la vara decretada, debía pasar, era con tabretes y arpas.)