Perdón (Remisión)

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El significado básico que la palabra “perdón” transmite es “liberar (o remitir) a alguien de una deuda”. A veces es traducido como “remisión” para transmitir esa idea. W. Kelly dijo: “Perdón es la remisión de los pecados de aquellos que creen en Jesús por la fe en Su sangre” (The Bible Herald, vol. 1, p. 234).
W. Potter indicó que hay cinco aspectos del perdón en la Escritura (The Christian, enero 2006):
1) El Perdón Judicial o Eterno
Esto tiene que ver con el perdón que una persona recibe de Dios por la fe, que lo libra del juicio eterno de sus pecados. Así, él tiene “la remisión” de sus pecados (Mateo 26:28; Lucas 24:47; Hechos 2:38, 5:31, 10:43, 13:38, 26:18; Efesios 1:7; Colosenses 1:14; Hebreos 9:22) o el “perdón” de pecados (Efesios 4:32; 1 Juan 2:12). Al recibir este perdón, la conciencia del creyente es purificada en cuanto a su culpa (Hebreos 9:14, 10:2, 10:22), y así, él está consciente de que sus pecados fueron divinamente perdonados. Esta es la bendición que cada creyente en el Señor Jesucristo ya posee (Efesios 1:7).
Este aspecto eterno del perdón de los pecados fue anunciado por primera vez cuando el Señor resucitó de entre los muertos (Lucas 24:47). Antes de eso, en los tiempos del Antiguo Testamento y durante el ministerio del Señor en la tierra, el perdón fue concedido a las personas en un sentido puramente gubernamental (p.ej.: Éxodo 32:32; Levítico 4:20, 4:26, 4:31, 4:35; 1 Reyes 8:34-39; Salmo 86:5; Jeremías 36:3; Mateo 6:14, 9:2-6; Lucas 7:47-48, 23:34). Así, los santos del Antiguo Testamento no conocieron este aspecto eterno del perdón de los pecados. Consecuentemente, ellos vivieron con incertidumbre de si sus pecados serían traídos a juicio por Dios (Salmo 25:7). H. E. Hayhoe dijo: “Antes de la primera venida de Cristo, la verdad del perdón eterno de los pecados no se había dado a conocer. De modo general, el perdón, como es contemplado en el Antiguo Testamento, era gubernamental—es decir, tenía que ver con esta vida, no con la eternidad” (Present Truth for Christians, p. 10).
Esto no significa que los santos del Antiguo Testamento no estén en el cielo, sino que no tenían la conciencia de que sus pecados habían sido perdonados, como la tienen los cristianos, porque no conocieron la obra consumada de Cristo. Sus pecados fueron mantenidos en suspenso bajo la “paciencia” de Dios, esperando el tiempo en que Dios los colocaría sobre el Señor Jesús en la cruz, donde ellos serían judicialmente tratados de acuerdo con las reivindicaciones de la justicia divina (Romanos 3:25). Pero los Santos del Antiguo Testamento no conocían esto. Así, sus pecados fueron cubiertos (Salmo 32:1), pero hoy en día con la obra de Cristo habiendo sido consumada y con la venida del Espíritu Santo, tenemos una revelación más completa por el evangelio en cuanto a lo que Dios ha hecho con nuestros pecados. Sabemos que nuestros pecados fueron “remitidos” (Hechos 13:38) y que han sido “deshechos” (Hebreos 9:26) y “quitados” (1 Juan 3:5).
2) Perdón Gubernamental
Esto se refiere al perdón que Dios concede a una persona con lo cual el juicio gubernamental que Él ha colocado sobre esa persona a causa de sus caminos pecaminosos (Mateo 18:23-25; Gálatas 6:7; 1 Corintios 11:29-32; 1 Pedro 1:16-17, 3:12, 4:17; 1 Juan 5:16-17) ha sido levantado y la persona ha sido perdonada (Salmo 103:10-11; Mateo 18:26-35; Juan 5:14; Santiago 5:15).
Este aspecto del perdón está condicionado a dos cosas por parte de aquel que es perdonado. En primer lugar, debe haber arrepentimiento genuino (Levítico 26:40-41; 2 Crónicas 12:7, 12:12, 33:11-13, 33:19; Jonás 3:5-10; 1 Juan 1:9). En segundo lugar, debe haber el mantenimiento de un espíritu perdonador hacia los demás (Mateo 6:12, 6:14-15, 18:23-35; Marcos 11:25-26; Lucas 6:37). J. N. Darby señaló que estos dos requisitos son ilustrados en la vida de Job. Él se arrepintió en polvo y en ceniza (Job 42:66Wherefore I abhor myself, and repent in dust and ashes. (Job 42:6)) y oró por sus tres amigos que lo habían acusado injustamente, pidiendo a Dios que los perdonase (Job 42:1010And the Lord turned the captivity of Job, when he prayed for his friends: also the Lord gave Job twice as much as he had before. (Job 42:10)). Cuando Dios vio estas dos cosas en Job, Él removió su disciplina y “mudó” su “aflicción.” Una persona no necesita ser un creyente verdadero para experimentar este tipo de perdón gubernamental de Dios. Este fue el caso del rey Acab (1 Reyes 21:27-29). Por lo tanto, ¡es posible que una persona sea gubernamentalmente perdonada, pero que no sea eternamente perdonada! (Collected Writings of J. N. Darby, vol. 31, p. 362).
Cuando vemos a los hijos de Dios pecando, en circunstancias normales debemos orar para que el pecado “no les sea imputado,” y que sean gubernamentalmente perdonados (2 Timoteo 4:16; 1 Juan 5:16). Pero puede haber ocasiones en que el discernimiento dictará que no deberíamos orar de esta manera por una persona y, por lo tanto, concordar con la sabiduría de Dios en Sus tratos gubernamentales con Su pueblo (1 Juan 5:16 segunda parte).
Es importante entender que tanto el juicio gubernamental como el perdón gubernamental tienen que ver con el trato de Dios con los hombres mientras viven en la tierra. Estos tratos no afectan su destino eterno. Los tratos gubernamentales de Dios con los creyentes se refieren a su comunión con Él, no a su relación con Él.
3) Perdón Restaurativo
J. N. Darby trata esto como una forma de perdón gubernamental (Synopsis of the Books of the Bible en la nota al pie de 1 Juan 1:9). Tiene que ver con Dios retirando Su disciplina gubernamental que ha sido sentida por uno de Sus hijos que ha andado en el error y que tuvo su comunión rota a través de su propio descuido y pecado, por cuyo perdón la comunión es nuevamente disfrutada. La disciplina es retirada porque ha habido juicio propio y confesión de pecados (1 Juan 1:9). El Sr. Darby explica esta forma de acción gubernamental por Dios de la siguiente manera: “Si hablamos de manera áspera a nuestro hermano, o andamos descuidadamente por las calles y vemos alguna vanidad, descubriremos el efecto de ello en nuestras propias almas al final del día con Dios. Si alguna palabra airada se me escapa, yo siento su efecto al final del día con Dios; pero la gracia nos restaurará” (Nine Lectures on the First Epistle of John, p. 15). Así, incluso algo tan simple como tener pensamientos equivocados o pronunciar palabras airadas causará la interrupción de la comunión. Dios nos permite sentir esta pérdida como un trato gubernamental con nosotros. Cuando lo juzgamos y confesamos, la comunión es restaurada.
Mientras que esto podría ser tomado como parte del perdón gubernamental, es un poco diferente en el sentido de que la comunión puede ser restaurada a una persona, pero ella podría aun tener que llevar gubernamentalmente las consecuencias de sus acciones. Este fue el caso de David. Dios le dijo que debido a su pecado con Betsabé y el asesinato de su marido, la espada no se apartaría jamás de su casa (2 Samuel 12:9-109Wherefore hast thou despised the commandment of the Lord, to do evil in his sight? thou hast killed Uriah the Hittite with the sword, and hast taken his wife to be thy wife, and hast slain him with the sword of the children of Ammon. 10Now therefore the sword shall never depart from thine house; because thou hast despised me, and hast taken the wife of Uriah the Hittite to be thy wife. (2 Samuel 12:9‑10)). Este juicio fue con David todos sus días. Pero el Señor dijo que él había remitido el pecado de David debido a su arrepentimiento, y así David fue restaurado a la comunión con el Señor (2 Samuel 12:1313And David said unto Nathan, I have sinned against the Lord. And Nathan said unto David, The Lord also hath put away thy sin; thou shalt not die. (2 Samuel 12:13)). Esto es evidente por el hecho de que él escribió muchos salmos de alabanza y adoración después de su restauración a la comunión con Dios.
4) Perdón Fraternal
Esto tiene que ver con perdonar a nuestro hermano si él nos ha ofendido (Mateo 18:21-22; Efesios 4:32). Hay dos cosas aquí que no deben ser confundidas. En primer lugar, debemos perdonar de todo corazón (Mateo 18:35) a la persona que nos ha hecho mal. O sea, debemos mantener un espíritu perdonador para con ella, incluso si no hay ninguna señal de arrepentimiento en ella. Esto es importante porque si no hacemos esto, sentimientos malos podrían surgir en nuestro corazón con relación a esa persona. Y, en segundo lugar, cuando la persona que nos ha agraviado se arrepiente y se disculpa por lo que ha hecho, entonces debemos perdonarla expresándolo de forma audible o formal (Lucas 17:3-4).
Lucas 17:3-4 se ha utilizado para justificar el espíritu de no perdonar a otra persona, porque la persona no se ha disculpado. La parte ofendida dirá: “No voy a perdonarlo hasta que se arrepienta, porque eso es lo que la Escritura dice que debo hacer.” Sin embargo, Mateo 18:35 muestra que independientemente de si la persona se ha disculpado o no, debemos mantener un espíritu de perdón para con ella. La Escritura advierte que aquellos que no perdonan de corazón a sus hermanos tendrán el perdón gubernamental del Señor reusado en los errores que han cometido (Mateo 6:14-15, 18:23-35; Marcos 11:25-26).
5) Perdón Administrativo
Esto se refiere a la asamblea actuando administrativamente en asuntos de disciplina en relación con individuos que han errado. Los apóstoles recibieron esta autoridad de parte del Señor para actuar administrativamente por Él en asuntos de retener y de remitir los pecados de una persona (Juan 20:23). Las asambleas reunidas al nombre del Señor también tienen este poder (Mateo 18:18-20; 1 Corintios 5:4). Si actúan para “quitar” a una persona de la comunión de los santos (1 Corintios 5), y si esa persona está arrepentida, deben remover la corrección colocada sobre ella y “perdonarle” (2 Corintios 2:6-11). (Véase Juicio Administrativo en la Asamblea en la sección titulada Juicio).