Estado Intermedio

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Este término no es encontrado en la Escritura, pero la verdad que transmite ciertamente lo es. Se refiere a la condición de una persona después de la muerte, pero antes de la resurrección. El estado intermedio a veces es referido como el estado de “separación,” porque en la muerte se separan las tres partes que componen un ser humano (espíritu, alma y cuerpo) (Santiago 2:26). El espíritu y el alma permanecen conscientes en el Hades—el mundo invisible de las personas desencarnadas—y el cuerpo queda en el sepulcro.
Si alguien muere en la fe, siendo un creyente, se encontraría “desnudado” en el estado intermedio (2 Corintios 5:4). Su espíritu y alma estarían “con Cristo” en el “paraíso” (Filipenses 1:23; Lucas 23:43, 24:51; Hechos 1:9-10, 3:21, 7:55) mientras que su cuerpo estaría en la tumba esperando la resurrección. Su espíritu y alma estarán en un estado que es “mucho mejor” que cualquier cosa que él hubiera experimentado cuando estaba vivo en el cuerpo en la tierra (Filipenses 1:23).
Las almas y los espíritus de aquellos que murieron sin fe también están en el estado intermedio en el Hades—pero están en un estado completamente diferente del que tienen los justos. Siendo perdidos, ellos “claman” en los “tormentos” (Lucas 16:23; Job 14:22, 30:24) y aguardan la resurrección cuando tendrán su juicio eterno siéndoles sentenciado en el Juicio del Gran Trono Blanco y entonces serán arrojados al Infierno, “el lago de fuego” (Apocalipsis 20:11-15). (Véase Infierno).
El estado intermedio es, por lo tanto, una condición temporal de los muertos. Todos los que murieron están en este estado de separación—tanto los justos como los injustos. Pero no permanecerán allí para siempre. Todos serán resucitados, pero en momentos diferentes, y así tendrán destinos muy diferentes. (Véase Hades y Resurrección).