Nuestra deuda (#316)

 
¡Qué inmensa, oh nuestro Dios!, la deuda que tenemos,
La de fiel devoción a Cristo quien murió:
Con sangre Él nos limpió los corazones negros;
La entrada en libertad por ella nos abrió;
Tus hijos somos ya, que a Ti Él nos acercó.
¡Oh amigo y Salvador!, con gozo confesamos
Cuán rico es tu amor, cuán pleno el manantial
De gracia sin igual donde en pie firme estamos;
Que a tu Dios “nuestro Dios” podemos hoy llamar,
Sí — prosternados ya, fervientes — alabar.
Al “Padre santo” en luz, tu Padre desde el siglo —
Él nuestro es Él también — podemos adorar;
Que en cada corazón ya de hijos “conocidos”
Está tu Espíritu hoy, que siempre alza el clamar
De “Abba, Padre”, aquí que llenará su hogar.
Traducción ©1965 Messages of God's Love Multilingual. Todos derechos reservados. Usado con permiso.