La religión no salva, quien salva es Jesús

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Dios en Su infinito y eterno amor al mundo ha dado a Su único Hijo Jesucristo. Él, durante los treinta y tres años de Su vida, manifestó en todo tiempo y circunstancia el amor y la luz que Dios es en Su propio ser hacia los hombres. Él sanó a los enfermos, levantó a los muertos, predicó las buenas nuevas a los pobres. Por todos lados y en cada paso dispensó bendición a los que venían a Él, sintiendo su necesidad.
Al final de Sus treinta y tres años, no pudiendo soportarle más, los religiosos Le prendieron y Le entregaron a los políticos. El juez, Poncio Pilato, mientras pronunciaba la inocencia de Jesús, le condenó a la muerte de crucifixión, como un gesto de favor hacia los judíos que clamaban, “Su sangre sea sobre nosotros y nuestros hijos.” Después de haber usado el azote para dejar surcos en la espalda de Jesús Le entregó a los soldados. Estos miserables se burlaron, coronándole con espinas y escupiendo en Él. Al final, le llevaron al Gólgota donde le crucificaron, clavándole con clavos largos al madero por las manos y pies. Levantándole en la cruz, le dejaron para que todo el mundo le escarneciera. Los principales religiosos eran los primeros para aprovechar la oportunidad de injuriarle. Por tres horas Dios permitió que el hombre manifestase toda la maldad y odio de su corazón hacia Su amado Hijo. Después de las tres horas, al mediodía, algo pasó que nunca había pasado. Se oscureció el sol por tres horas. Nadie pudo darse cuenta lo que estaba pasando. Pero según la Biblia, sabemos que Cristo estaba pagando la pena de nuestros pecados en estas tres horas. Dios cargó sobre Él nuestros pecados y Le castigó en lugar nuestro. Al final Dios mismo Le abandonó. Después murió y Su sangre fue derramada como precio de redención. No solo murió y fue sepultado, sino resucitó el tercer día y ahora está sentado a la diestra de Dios como testimonio del hecho de que Dios está satisfecho con la obra redentora de Cristo. Dios le ha recibido en gloria suprema. Dios también por medio de Él recibe a todo aquel que recibe a Cristo por fe en Su Nombre. Su sacrificio en la cruz ha hecho posible que Dios perdone al más vil pecador.
Amado lector, Dios por medio de Cristo también le ofrece perdón eterno de sus pecados, la salvación y la vida eterna. En Nombre de Cristo le rogamos que aproveche esta oferta ahora mismo.