La ley y la gracia contrastadas

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“Porque la ley fue dada por Moisés, la gracia y la verdad vino por Jesucristo.” Juan 1:17 N.C.
“Porque el fin de la ley es Cristo, para la justificación de todo el que cree.” Romanos 10:4 N. C .
“Y de todo cuanto por la ley de Moisés no podíais ser justificados, todo el que en Él creyere será justificado.” Hechos 13:38, 39. N.C.
Los dos principios son distintos y en agudo contraste entre sí; no pueden ser mezclados ni añadidos el uno al otro.
La ley hace que todo dependa en lo que yo soy para con Dios. La gracia hace que todo dependa en lo que Dios es para conmigo.
La ley demanda; la gracia ofrece.
La ley condena; la gracia justifica.
La ley maldice; la gracia bendice.
La ley mantiene en esclavitud; la gracia liberta al creyente.
“No estamos bajo la ley, sino bajo la gracia.” Romanos 6:15 N.C.
La ley dice: “Esto harás.” La gracia dice: “Ya está hecho.”
La ley requiere del hombre justicia. La gracia pone la justicia de Dios sobre el hombre.
Así como Dios hizo túnicas de pieles para cubrir a Adam y Eva, la muerte expiatoria del Cordero de Dios cubre al creyente. Es “el mejor vestido.” Lucas 15:22. Es “la justicia de Dios . . . para todos los que creen.” Romanos 3:22 N.C.
Nuestro Substituto, sin pecado, fue hecho pecado “para que en Él fuéramos justicia de Dios,” 2ª Corintios 5:21, N.C. y “aceptos en el amado.” Efesios 1:6. N.C. “No hay, pues, ya condenación alguna para los que son de Cristo Jesús.” Romanos 8:1. N.C. “El que es de Cristo se ha hecho criatura nueva.” 2ª Corintios 5:17. N.C.
Si después de que Dios les hubo hecho a Adán y su mujer aquellas hermosas y duraderas túnicas de pieles, ellos hubieran vuelto a coserse delantales de hojas de higueras, ¿que sería esto? ¿qué hubiera pensado Dios? Sin embargo, eso es exactamente lo que muchos que se llaman cristianos hacen. Lo hicieron en los días de la iglesia primitiva también; escucha:
“¡Oh, insensatos gálatas¡ ¿Quién os fascinó? ¿Tan insensatos sois? Habiendo comenzado en el Espíritu, ¿ahora acabáis en carne? . . . Cristo nos redimió de la maldición de la ley haciéndose por nosotros maldición . . . Cristo nos ha hecho libres; manteneos, pues, firmes y no os dejéis sujetar al yugo de servidumbre . . . Os desligáis de Cristo los que buscáis la justicia en la ley; habéis perdido la gracia.” Gálatas 3:1-3, 13; 5:1-4 N.C.
Falsos hermanos, maestros legalistas, los habían molestado pervirtiendo el evangelio de la gracia de Cristo. Enseñaban que “debéis guardar la ley.” Hechos 15:1-11, 24; Gálatas 1:6, 7; 2:4, 16; 5:10-12. Guardar la ley ya no era necesario.
Adán y Eva fueron más sabios. No hicieron méritos ni tuvieron que trabajar por las túnicas de pieles, ni agregar nada al don de Dios. Habían trabajado en vano para cubrir su pecado. Ahora todo lo que podían hacer era agradecer a Dios por Su gracia para con ellos.
Después de que Dios los hubo vestido, podían manifestar lo que Dios había hecho para con ellos.
Las obras nunca son el medio de la salvación. Pero después de que uno es salvo por fe en la obra de Cristo, la vida nueva se mostrará con buenas obras como evidencia. “Yo por mis obras te mostraré la fe.” Santiago 2:18. N.C. Verdaderamente los que han creído en Dios “aprendan a ejercitarse en buenas obras.” Tito 3:14 N.C. “Que hechura Suya somos, creados en Cristo Jesús, para hacer buenas obras.” Efesios 2:10. N.C.