La Disciplina

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Como en Corinto antiguamente, así en el día de hoy, es a veces imposible no ejercer la disciplina, si el nombre del Señor ha de ser honrado en medio de la iglesia cristiana, aun hasta tener que excomulgar, o quitar de en medio, a uno que está «llamándose hermano.»
No hacía mucho tiempo que la asamblea de Corinto había sido formada cuando el pecado vergonzoso se manifestó en uno que estaba «llamándose hermano» en medio de esa iglesia. El apóstol San Pablo tuvo que escribirles a los hermanos en esa, con «angustia del corazón . . . y muchas lágrimas» así: «¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois sin levadura: porque nuestra pascua, que es Cristo, fue sacrificada por nosotros. Así que hagamos fiesta, no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia y de maldad, sino en ázimos de sinceridad y de verdad . . . quitad pues a ese malo de entre vosotros» (1a Cor. 5:6,7,8,13). Fuera desde luego de la iglesia cristiana (en aquel tiempo no dividida todavía), se encontraba en la atmósfera fría de este mundo egoísta y pecador, en vez de estar en medio de la atmósfera del calor del amor de Dios derramado entre sus redimidos; se encontraba a solas, juzgado por su pecado vergonzoso, como aquel leproso excluido del real de Israel: «Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro: habitará solo; fuera del real será su morada» (Lev. 13:4646All the days wherein the plague shall be in him he shall be defiled; he is unclean: he shall dwell alone; without the camp shall his habitation be. (Leviticus 13:46)).