Hechos 8 (Spanish RV 1909) - Bible Truth Library

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Acts 8

Hch. 8:3 KJV (With Strong’s)

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3

As for Saul, her made havock of the church, entering into every house, and haling men and women committed them to prison.

r

Hch. 26:10‑11• ¹⁰Lo cual también hice en Jerusalem, y yo encerré en cárcel es á muchos de los santos, recibida potestad de los príncipes de los sacerdotes; y cuando eran matados, yo dí mi voto.
¹¹Y muchas veces, castigándolos por todas las sinagogas, los forcé á blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extrañas. (Hch. 26:10‑11)

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Gá. 1:13• ¹³Porque ya habéis oído acerca de mi conducta otro tiempo en el Judaismo, que perseguía sobremanera la iglesia de Dios, y la destruía; (Gá. 1:13)

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Church,

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Prison,

Saul of Tarsus,

Woman

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Hch. 7:58• ⁵⁸Y echándolo fuera de la ciudad, le apedreaban: y los testigos pusieron sus vestidos á los pies de un mancebo que se llamaba Saulo. (Hch. 7:58)

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Hch. 9:1‑13,21• ¹Y Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al príncipe de los sacerdotes,
²Y demandó de él letras para Damasco á las sinagogas, para que si hallase algunos hombres ó mujeres de esta secta, los trajese presos á Jerusalem.
³Y yendo por el camino, aconteció que llegando cerca de Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo;
⁴Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
⁵Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él dijo: Yo soy Jesús á quien tú persigues: dura cosa te es dar coses contra el aguijón.
⁶El, temblando y temeroso, dijo: ¿Señor, qué quieres que haga? Y el Señor le dice: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que te conviene hacer.
⁷Y los hombres que iban con Saul, se pararon atónitos, oyendo á la verdad la voz, mas no viendo á nadie.
⁸Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía á nadie: así que, llevándole por la mano, metiéronle en Damasco;
⁹Donde estuvo tres días sin ver, y no comió, ni bebió.
¹⁰Había entonces un discípulo en Damasco llamado Ananías, al cual el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.
¹¹Y el Señor le dijo: Levántate, y ve á la calle que se llama la Derecha, y busca en casa de Judas á uno llamado Saulo, de Tarso: porque he aquí, él ora;
¹²Y ha visto en visión un varón llamado Ananías, que entra y le pone la mano encima, para que reciba la vista.
¹³Entonces Ananías respondió: Señor, he oído á muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho á tus santos en Jerusalem:
²¹Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalem á los que invocaban este nombre, y á eso vino acá, para llevarlos presos á los príncipes de los sacerdotes? (Hch. 9:1‑13,21)

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Hch. 22:3‑4• ³Yo de cierto soy Judío, nacido en Tarso de Cilicia, mas criado en esta ciudad á los pies de Gamaliel, enseñado conforme á la verdad de la ley de la patria, celoso de Dios, como todos vosotros sois hoy.
⁴Que he perseguido este camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles hombres y mujeres: (Hch. 22:3‑4)

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Hch. 26:9‑11• ⁹Yo ciertamente había pensando deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret:
¹⁰Lo cual también hice en Jerusalem, y yo encerré en cárcel es á muchos de los santos, recibida potestad de los príncipes de los sacerdotes; y cuando eran matados, yo dí mi voto.
¹¹Y muchas veces, castigándolos por todas las sinagogas, los forcé á blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extrañas. (Hch. 26:9‑11)

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1 Co. 15:9• ⁹Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí la iglesia de Dios. (1 Co. 15:9)

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Gá. 1:13• ¹³Porque ya habéis oído acerca de mi conducta otro tiempo en el Judaismo, que perseguía sobremanera la iglesia de Dios, y la destruía; (Gá. 1:13)

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Fil. 3:6• ⁶Cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; cuanto á la justicia que es en la ley, irreprensible. (Fil. 3:6)

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1 Ti. 1:13• ¹³Habiendo sido antes blasfemo y perseguidor é injuriador: mas fuí recibido á misericordia, porque lo hice con ignorancia en incredulidad. (1 Ti. 1:13)

• People are often held back by a little remaining conscience, by habits, by a certain idea of the rights of others; but when the dikes are broken, hatred (the spirit of murder in the heart) satiates itself, if God permit. (“Acts 8” by J.N. Darby)

• Religious rage is of all the most unrelenting; and fresh victims do not satiate but whet its cruel appetite, sex and age being alike disregarded. (“Acts 8:1-4” by W. Kelly)

J. N. Darby Translation

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3

But Saul ravaged the assembly, entering into the houses one after another, and dragging off both men and women delivered them up to prison.

W. Kelly Translation

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3

But Saul was ravaging the assembly, entering throughout the houses, and, dragging men and women, was delivering [them] to prison.