He aquí el Cristo (#548)

 
¡Oh alma que tiemblas!, he aquí el Cristo, el Hijo,
Sentado en la gloria que el Padre Le dio,
Su Amado, en el cual tiene “contentamiento,”
Él que cual niño en Belén se encarnó …
Divino extranjero, ¡el veraz Dios bajado!
Pues quiso a los hombres perdidos salvar;
¡Vélo, alma afligida!: es tu Dios a tu lado
En “forma de siervo” que Él pudo tomar,
Contigo hablando, ¡ya por ti muriendo!;
Ya ante el “Sinäí” tú nunca has de temblar.
Vélo cansado, aún buscándote, ansioso,
Sentándose así junto al pozo en “Sichar,”
Si te arrepintieres tendrás tu descanso,
Que es Dios clemente y “amplio en perdonar.”
¡Oh! vélo a ese Hombre en el huerto postrado,
Su sangre gote ando, ¡ay!, en su agonizar:
Orando y rendido, a ese vaso amargo
Jesús pudo de su Dios Padre aceptar,
Y andar adelante a la cruz del Calvario,
Donde Él su obra inmensa pudiera acabar.
¡Oh alma cargada!, helo ensangrentado,
La victima, al fin, enclavado: Jesús;
Dulcísimo al Padre fue aquel sacrificio,
Pues su Hijo expió el pecado en la cruz.
Ve el sol ocultándose en medio del día,
Porque Dios de su Hijo el rostro escondió;
Las rocas se hienden, la tierra ya tiembla,
Que Él, su obra cumplida, su vida entregó.
¡Oye!, alma temblosa, la historia asombrosa:
¡Murió por ti el Cristo! ya resucitó!
Traducción y música arreglada ©1965 Messages of God's Love Multilingual. Todos derechos reservados. Usado con permiso.