Capítulo 23

 
La serie de cargas termina en el capítulo 23 con “La carga de Tiro”. En aquellos días, esta antiquísima ciudad era el gran centro del comercio y el comercio. Esto es bastante evidente en el versículo 8 de nuestro capítulo. En los días de David y Salomón sus reyes habían tenido una disposición muy favorable y servicial, pero su gran riqueza y prosperidad habían producido corrupción, como parece ser siempre el caso en este mundo caído. En este capítulo, Isaías predice un período de desastre y eclipse que vendría sobre la ciudad, pero con algún respiro al final de setenta años.
El gran Nabucodonosor puso sitio a Tiro y a esto se hace referencia en Ezequiel 29:18, que habla de que no tenía “salario” por los largos años que pasó en ella, porque los tirios tuvieron tiempo de sacar todo su tesoro. Sin embargo, el juicio de Dios vino sobre la ciudad orgullosa, rica y gozosa, y su gloria desapareció.
La relativa suavidad de la carga sobre Tiro se explica, creemos, por el hecho de que no era un opresor de Israel. Nos presenta una imagen, no del mundo como oprimiendo y esclavizando al pueblo de Dios, sino como el escenario de las actividades exitosas y opulentas del hombre en el olvido y la independencia de Dios.
Así, en los capítulos que hemos estado considerando, hemos visto el mundo en todos sus aspectos, tanto seculares como religiosos, puestos bajo el juicio de Dios. Sin embargo, en medio de los juicios hay unos pocos destellos brillantes de luz, que dirigen nuestros pensamientos a Aquel en quien se encuentra el centro de toda bendición: CRISTO.
Capítulos 24:1-27:13
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