Sansón: La tragedia de una vida de potencial desperdiciado

Table of Contents

1. Introducción
2. Jueces 13
3. Jueces 14
4. Jueces 15
5. Jueces 16
6. Observaciones misceláneas de la vida de Sansón

Introducción

(Lassen Pines, California, EE. UU. – 5 de julio de 2008)
Esta tarde me gustaría hablar acerca de un hombre en la Biblia que tenía mucho potencial para servir al Señor, pero que lamentablemente, por su obstinación, no tuvo un servicio de provecho. Dios quería levantarle y utilizarle para la liberación y bendición de Su pueblo. Sin embargo, su vida en cuanto al servicio no alcanzó a ser lo que Dios quería. Él rindió muy por debajo de sus posibilidades, aunque si hubiera aprendido a someter su voluntad a la de Dios, podría haber sido utilizado de manera extraordinaria. El hombre del que quiero hablar es Sansón.
Cuando pensamos en Sansón, pensamos en un hombre al que le fue dada una fuerza sobrenatural; que hizo proezas que nunca serán igualadas. Dios le había dado esa fuerza increíble con la intención de que la usara para ayudar a los hijos de Israel. Su gran fuerza física es figura de un don espiritual especial que alguien pudiera tener. Quisiera aclarar que Sansón tenía un verdadero deseo de servir al Señor, y el Espíritu de Dios venía sobre él en ocasiones con este propósito. El problema era que quería servir al Señor a SU manera, en lugar de hacerlo de la manera que DIOS quería —y esto le llevó al desastre.
El apóstol Pablo le dijo a Timoteo: “El que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente” (2 Timoteo 2:5). El punto aquí es que el siervo del Señor no va a ser bendecido en su labor a menos que lo haga a la manera de Dios y de acuerdo con los principios de Dios. Aquí es exactamente donde Sansón tenía dificultad; él quería servir de acuerdo a sus propios principios —y esto nunca es bueno—. Es un problema que vemos hoy en día en el mundo cristiano. Gran parte del servicio se lleva a cabo para Dios, pero no es seguro que sea de Dios. Hay personas que hacen todo tipo de cosas en el nombre del Señor, y las hacen con energía. Sin embargo, cuando vamos a ver si concuerda con la Palabra de Dios, encontramos que gran parte no va de acuerdo con los principios de Dios. No es nuestro propósito juzgar a nuestros consiervos en la cristiandad, sino que dejamos a cada uno delante del Señor, Quien sacará a la luz, en aquel día, lo que se hizo realmente para Él y lo que no (1 Corintios 3:13; 4:5; 2 Corintios 5:10).
Tal vez podría describirse la vida de Sansón como “La tragedia de una vida de potencial desperdiciado”. ¡Qué increíble habilidad tenía de parte Dios, y qué maravillosa bendición podría haber sido para el pueblo de Dios! Romanos 15:4 nos dice que Dios escribió su vida en las Escrituras “para nuestra enseñanza”. Hay algo de valor para nosotros en el estudio de la vida de Sansón. Con esto en mente, no quiero que miremos su vida para encontrar falta en él, sino para que aprendamos algunas lecciones valiosas para nosotros mismos.
Saben, en esta misma audiencia de hoy, hay un enorme potencial para el servicio del Señor. Hay muchos jóvenes promisorios aquí que podrían ser usados por Dios para la bendición de Su pueblo. La gran pregunta por responderse es si van a someter sus vidas y sus voluntades a la voluntad de Dios. Querido joven cristiano, yo estoy seguro de que Dios quiere utilizarte para la bendición de Su pueblo; no tengo la menor duda. Si tienes ese deseo, esto es bueno y agradable delante del Señor, pero también necesitarás someter tu voluntad.
La época en la que él vivió
Veamos primero la época en la que vivió Sansón. Vayamos a Jueces 13:1: “Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los Filisteos por cuarenta años”. Hay siete declives registrados en este libro en los cuales los hijos de Israel se alejaron del Señor (Jueces 3:7,12; 4:1; 6:1; 8:38; 10:6; 13:1). Éste es el séptimo. La historia de Israel hasta este momento había sido una curva hacia abajo, con cada declive volviéndose cada vez peor, y el estado del pueblo haciéndose cada vez más bajo.
Dice: “Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo”. Aunque lo que estaban haciendo era malo a los ojos del Señor, ¡no hay mención de que esto les parecía mal a ellos! Al parecer, se habían vuelto insensibles a las profundidades del pecado en el que habían caído, y ya ni siquiera lo consideraban malo. En cada uno de los declives anteriores, el pueblo se encontraba angustiado por sus enemigos, y clamaban al Señor, y Él en Su misericordia enviaba un libertador para ayudarlos. Pero aquí habían caído a un nivel tan bajo, que ya ni siquiera clamaban. Parece que habían descendido tanto que ya no querían ayuda. ¡En qué triste condición se encontraba el pueblo de Dios!
Esto significa que Sansón vivía en una época en la que el pueblo de Dios era indiferente a la condición baja en la que se encontraba. Necesitaban ayuda y liberación de una manera especial. Puesto que Dios aún amaba y cuidaba a Su pueblo, iba a obrar para su liberación sin importar si pedían ayuda o no. Esto es testimonio de Su gran fidelidad (Lamentaciones 3:23). Aun si somos infieles, el Señor sigue siendo fiel. “Si somos infieles, Él permanece fiel: Él no puede negarse a Sí mismo” (2 Timoteo 2:13). En tales momentos, Él recurre a Su propia soberanía y cumple Sus propósitos, a pesar del fracaso de Su pueblo.
El Señor amaba a Su pueblo y tenía compasión de él, e iba a levantar a un hombre con habilidades extraordinarias del cual dijo: “comenzará a salvar a Israel” (versículo 5). Notemos que Sansón iba a “comenzar” a hacerlo. Esta vez no iba a ser como las anteriores en las que eran liberados por medio de una gran victoria. Esta vez el Señor no iba a liberar a Su pueblo de una sola vez, porque sabía que volverían a sus viejas costumbres, y tendrían otro declive. Tal vez ésta es la misma razón por la que no obtenemos la liberación que nos gustaría tener en nuestras vidas. El Señor sabe que realmente no hemos llegado al fondo de nosotros mismos, y que acabaremos por volver a nuestras viejas costumbres. De hecho, los “cuarenta años” de opresión que los hijos de Israel tuvieron en manos de los Filisteos se extenderían hasta 1 Samuel 7, cuando Samuel oró y ese enemigo fue finalmente subyugado (traducción J. N. Darby).
En cualquier caso, vivimos en días como los de Sansón. Vivimos en una época en la que el testimonio cristiano se encuentra en ruinas, y el nombre del Señor ha sido asociado con muchas cosas que le deshonran. Al igual que en esa época, tenemos una gran necesidad hoy en día de que siervos idóneos se levanten y sirvan de ayuda a los santos de Dios. El reto al que nos enfrentamos en estos últimos días del testimonio cristiano nunca ha sido mayor. Pero Dios es el mismo en cualquier situación; Él obró en aquellos tiempos, y puede obrar en nuestros días también. Yo creo que es el deseo del Señor utilizar a todos y a cada uno de los Suyos que están dispuestos a poner sus vidas en Sus manos.

Jueces 13

Dos cosas que caracterizaban al hogar de Sansón
No quiero leer todo el capítulo 13, sino más bien hacer unos pocos comentarios en cuanto a lo que caracterizaba el hogar de los padres de Sansón. Hay dos cosas primordiales que quiero señalar, las cuales deben caracterizar a todo hogar cristiano temeroso de Dios.
Antes de mencionar estas dos cosas, es interesante notar que “el Ángel del Señor” visitó a los padres de Sansón: Manoa y su esposa. Éste era el Señor mismo, dado que la “A” en la palabra “ángel” está escrita con mayúscula en la traducción J. N. Darby, indicando la deidad. Del mismo modo, creo que el Señor se place en acercarse a parejas jóvenes cristianas para ejercitarlos a que críen hijos piadosos, que eventualmente puedan ser usados por Dios para la bendición de Su pueblo. No va a ser de forma literal como lo hizo con Manoa y su esposa, pero, aun así, impone sobre nosotros un ejercicio similar tocante a nuestros hijos. Como padres, nuestras metas espirituales para con nuestra familia no deben ser simplemente que todos se salven, sino que caminen con el Señor después de ser salvos, con un ejercicio serio en servirle. Es mucho más que tan sólo desear que sus pecados sean perdonados. De manera parecida, el ejercicio de Ana era criar a un varón de Dios que fuera de ayuda para Su pueblo. Éste también debe ser nuestro ejercicio (1 Samuel 1:11).
En esto vemos que Sansón tenía padres piadosos. Nos muestra que a pesar de que las cosas entre el pueblo del Señor pueden estar en un estado colectivamente bajo, no hay ninguna razón por la que no podamos tener ejercicios piadosos y hogares piadosos. Los padres de Sansón oraron en la presencia del Ángel tocante a lo que debían hacer, diciendo: “¿Cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él?” (versículo 12). Creo que esto es lo que cada pareja cristiana debe hacer —buscar el rostro del Señor para saber cómo criar a su familia—. En respuesta a su petición, el Ángel del Señor les dijo que tenían que preparar el nido antes de que el niño viniera. Este es un ejercicio saludable para todas las parejas jóvenes.
1) Los votos nazareos en cuanto a la separación
Como hemos mencionado, hay dos cosas que ellos necesitaban en su casa de manera especial. Lo primero que el Ángel les señaló fue la necesidad de una separación nazarea. Manoa y su esposa le preguntaron cómo debían criar al niño, y sorprendentemente, el Ángel no les dijo nada acerca del niño; más bien dijo a Manoa que su esposa debía tomar votos nazareos. Le dijo: “La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije. No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mandé” (versículos 13-14). Tomar votos nazareos habla del ejercicio de vivir una vida libre de los elementos del mundo y de la carne.
La madre de Sansón debía vivir por principios nazareos si quería criar a un hijo nazareo. Si ella era fiel en llevar a cabo esos votos, el niño seguiría sus pisadas en cuanto a las mismas cosas. Esto es importante porque el carácter de los niños, tanto moral como espiritual, está formado en gran parte por la influencia de la madre, pues están con ella por mucho más tiempo que con el padre en sus primeros años. No debe haber un estándar para el niño y otro para los padres. Ambos padres deben andar en estas cosas, pero sobre todo la madre. Querido hermano joven, espero que puedas ver por qué tienes que casarte con una joven piadosa. No querrás ir a trabajar y dejar a tus hijos al cuidado de una madre que no tiene ninguna preocupación por separarse del mundo.
Ahora bien, Manoa era el que tenía la responsabilidad en este asunto, ya que el Ángel del Señor le dice que vele que su esposa tenga este tipo de cuidado. Él le dijo: “La mujer se guardará”. Querido hermano, tú eres la cabeza de tu hogar; no culpes a tu esposa si hay cosas que contaminan y que son mundanas en tu casa. Tú eres responsable de mantener el orden y la piedad en tu hogar. Y querido joven, no te resientas de que estás siendo criado en un hogar protegido; es un privilegio. Hay muchos cristianos que desean haber tenido tal privilegio.
2) El holocausto
La separación nazarea no era lo único que necesitaban en su casa. Cuando Manoa y su esposa trataron de detener al Ángel del Señor, Él les dijo: “Aunque me detengas, no comeré de tu pan, mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová” (versículo 16). El Ángel le sugirió a Manoa que ofreciera “un holocausto”. Esta era la segunda cosa que necesitaban, la dulce fragancia de un holocausto (ofrenda quemada) en su casa. Esto es absolutamente esencial en cada hogar cristiano. Como sabemos, el holocausto habla de Cristo. La separación nazarea es importante, pero esto también es importante. Los ejercicios del nazareato son de cierta forma negativos, pero esto es algo positivo. Recuerden, padres, un hogar cristiano no consiste solamente en los principios estrictos de separación nazarea; también se necesita tener la dulce fragancia de Cristo en el hogar.
Notemos también que el Ángel del Señor le dijo a Manoa que era él, el que debía presentar la ofrenda —no su esposa—. Querido hermano, como cabeza de tu hogar, eres responsable de presentar a Cristo, el holocausto, ante la familia. Como esposos y padres, marcamos la pauta en nuestros hogares, y nuestras esposas deben seguirla. Que esta sea la dulce fragancia de la gracia de Cristo. Presentamos a Cristo ante nuestras familias teniendo regularmente lecturas de la Biblia con ellos, y en nuestra conversación cotidiana.
Dos posturas de padres piadosos
Manoa aceptó la sugerencia del Ángel y le ofreció no solamente “el holocausto”, sino también “una ofrenda [de harina]”. La ofrenda de harina habla de las características morales de la vida de Cristo —estas también deben presentarse ante la familia de una forma práctica—. Cuando Manoa ofreció estas dos cosas, el Ángel “hizo milagro” (versículo 19). Dice que Él “subió en la llama” que ascendía de las ofrendas (versículo 20). Y añade, “ante los ojos de Manoa y de su mujer”. Ellos vieron al Ángel del Señor subir al cielo. ¡Qué espectáculo debe haber sido este! Habla de poner la mirada arriba hacia Cristo, el Hombre que ha ascendido al cielo. Esta es la primera postura que los padres piadosos deben tener —estar ocupados con Cristo, el Hombre a la diestra de Dios.
Luego “se postraron en tierra”. Esta es la otra postura que los padres deben tener —postrarse sobre sus rostros delante del Señor, implorando a Dios por sabiduría en cuanto a la crianza de sus hijos (Lamentaciones 2:19)—. ¿Está en sus hogares la dulce fragancia de Aquel que ha subido al cielo? ¿Pasan ustedes tiempo en la presencia del Señor buscando sobre sus rostros la sabiduría que viene de Él? Nuestros hogares no sólo deben ocuparse con los aspectos negativos de la separación del mal, sino también con los aspectos positivos de Cristo, el Hombre ascendido a la gloria.
Si los hijos siguen su propio camino en voluntad propia y (Dios no lo permita) se van al mundo, que nunca olviden el olor de Cristo en la casa de sus padres. Dios puede utilizar esto para hacerles volver algún día. Esto es lo que hizo volver al hijo pródigo (Lucas 15). Estando en el país lejano, pensó en la bondad de su padre y el buen ambiente en el que se había criado, y esto le hizo volver. ¡Oh, que nunca se olviden nuestros hijos del olor de ese sacrificio! Es triste decirlo; muchas veces este no es el tema principal en nuestros hogares. Muchos de nosotros hemos tenido un balance inadecuado en estas cosas. Si todo lo que nuestros hijos pueden recordar es el rigor nazareo, entonces hay un desequilibrio en nuestras casas en algún lugar. Uno que se crio entre los hermanos y luego se fue, recordó sus primeros años en la asamblea como la suma de dos cosas: “reuniones y reprensiones”. ¡Eso es todo lo que recordaba! Naturalmente, no queremos que nuestros jóvenes se vayan con esa impresión. Que Dios tenga misericordia de aquellos que hemos fallado en esto.
Primeros movimientos del Espíritu en la vida de Sansón
Ahora veamos los versículos 24-25: “Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol”. Esto es lo que todo padre busca en su hijo o hija —las señales del movimiento del Espíritu de Dios en su vida—. Querido joven creyente, no creo que tengas idea de lo mucho que tus padres suplican a Dios por ti. Diariamente buscan encontrar la más mínima evidencia de la obra del Espíritu en tu vida. Es triste decirlo; en algunos casos, los padres (y hermanos) buscan, pero no encuentran nada —ni siquiera una chispa—. Pero siguen orando. Y sin lugar a dudas, están orando por ti también. Sabemos que los jóvenes tienen un camino muy difícil de caminar, y que necesitan todo el ánimo que puedan tener.
Dice: “El Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él”. Esto nos indica que Sansón obtenía su fuerza sobrenatural del Espíritu de Dios. Muchos se han imaginado a Sansón como un hombre fornido, pero él no era un hombre musculoso; su gran fuerza no radicaba en el brazo de carne. El secreto de su fuerza se encontraba en el Espíritu de Dios que estaba en él. Este sigue siendo el secreto del poder hoy en día. Me refiero ahora al poder espiritual. La Biblia dice: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y Me seréis testigos” (Hechos 1:8). Si has sido salvado, contarás con la presencia permanente del Espíritu de Dios, y si te sometes al Espíritu, tendrás abundante poder en tu vida para caminar en santidad y servir al Señor con eficacia.
“Zora y Estaol” se encontraban a un poco más de 2 kilómetros de distancia, y Sansón vivía en Zora. Esto significa que el Espíritu comenzó a obrar en su vida dentro de su propia comarca. Esto es algo normal (Marcos 5:19). Algunos pueden estar muy dispuestos a cruzar el mar para servir al Señor, pero primero deben servir en casa en su asamblea local. Nuestros ejercicios espirituales deben ser vistos primeramente entre nuestros hermanos locales. En esto podemos ver que Sansón tuvo buen comienzo. Su hogar tenía las condiciones ideales: padres que oraban, ejercicios nazareos y olor de holocausto.

Jueces 14

Los primeros signos de voluntad propia en Sansón
Pasemos ahora al capítulo 14:1-2. “Descendió Sansón a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los Filisteos. Y subió, y lo declaró a su padre y a su madre, diciendo: Yo he visto en Timnat una mujer de las hijas de los Filisteos; os ruego que me la toméis por mujer”.
Encontramos aquí que, cuando Sansón hubo crecido, empezó a actuar por su cuenta, e inmediatamente vemos que era un joven sin principios. Él da un paseo por el territorio de los Filisteos y se encuentra con una figura encantadora y de cara bonita que le atrae y al momento está dispuesto a vender los principios en los que fue criado.
En el capítulo 13 los padres de Sansón estaban mirando hacia “arriba”, pero en este capítulo Sansón mira “hacia abajo”. De hecho, hay una serie de declives en este capítulo en relación con los movimientos de Sansón. Aunque esto indica la elevación geográfica, el Espíritu de Dios quiere que lo veamos como algo que denota la dirección espiritual en la que iba su alma. Los ojos de sus padres estaban hacia arriba porque sus afectos estaban unidos a Aquel a quien vieron ascender a los cielos en la ofrenda. Es evidente que los afectos de Sansón no habían sido afectados así, y ésta es la razón de todos los altibajos en su vida. Queridos amigos, deben aprender bien esta lección; si sus corazones no están unidos a Cristo, Aquél que ha subido al cielo y está sentado a la diestra de Dios, tarde o temprano van a hacer lo mismo que hizo Sansón —descenderán espiritualmente en sus almas—. Qué esto les sirva de advertencia.
Es evidente que Sansón no valoraba los principios en los que sus padres vivían —él no tenía la convicción que ellos tenían—. Esto es algo en lo que todo joven creyente, criado en un hogar cristiano, debe afianzarse. ¿Son las cosas espirituales que tus padres adoptan realmente la verdad de Dios? ¿Las has buscado por ti mismo en la Palabra de Dios y las has hecho tuyas? ¿Y si esta es la verdad, gobierna ella tu vida? Cada generación debe comprar la verdad por sí misma. Se nos dice en los Proverbios: “Compra la verdad, y no la vendas” (Proverbios 23:23). Es evidente que Sansón no había hecho esto. Al ver una cara bonita, tira por la borda las cosas que le habían enseñado, y en seguida se dirige a ella.
Ahora amigos, Sansón no está solo en esto. A través de los años, es sorprendente las veces que he visto a un joven, que al parecer estaba caminando en la verdad, de repente tirar todo por la borda a causa de una chica. Querido hermano joven, no te dejes seducir por la cara bonita de una Filistea. La Biblia dice: “Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas” (Proverbios 1:10).
Podríamos preguntarnos: “¿Cómo fue que empezó todo esto?” Bueno, “Timnat” era una ciudad fronteriza entre la tierra de Israel y la tierra de los Filisteos. Cuando Sansón cruzó la frontera y entró en territorio Filisteo para tener comunión con ellos, violó el principio de separación claramente establecido en la Palabra de Dios (Éxodo 33:16). Y cuando hizo esto, vino a ser vulnerable a la tentación. No pasó mucho tiempo sin que sus afectos fueran cautivados. Nos muestra la gravedad de hacer caso omiso a los principios de la Palabra de Dios. Dice: “El que menosprecia el precepto perecerá por ello” (Proverbios 13:13).
Además, Sansón no estaba usando la “coraza de justicia” cuando estaba en tierra del enemigo (Efesios 6:14). Como resultado, sus afectos fueron puestos en alguien a quien las Escrituras prohibían. La coraza, como ustedes saben, guarda el corazón, el lugar de los afectos. Proverbios 4:23 advierte: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. En efecto, fue la vista la que lo metió en problemas. Dice que él “vio” una mujer de las hijas de los Filisteos. Jeremías nos dice que nuestros ojos afectan a nuestros corazones (Lamentaciones 3:51), y eso es lo que le pasó a Sansón; su corazón fue atraído por lo que vio. ¡Y al final esto fue lo mismo que los Filisteos le sacaron!
Cuando Sansón regresó, les dijo a sus padres que quería casarse con esa joven. Esto les causó dolor a ellos. Tenían la esperanza de que tomara a una joven piadosa de entre los hijos de Israel. Pero en cambio, va tras una enemiga del pueblo de Dios. La Biblia dice: “¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová?” (2 Crónicas 19:2). El amar a alguien que no era del Señor no parecía preocupar a Sansón. Esto nos da una indicación de donde se encontraba en cuanto a su alma. Este joven no pudo haber tenido un mejor comienzo, pero sin duda estaba dando un mal paso aquí.
Los padres de Sansón le resisten
Ahora vamos a leer un par de versículos más: “Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los Filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada. Mas su padre y su madre no sabían que esto venía de Jehová, porque él buscaba ocasión contra los Filisteos; pues en aquel tiempo los Filisteos dominaban sobre Israel” (versículos 3-4).
Encontramos aquí que los padres de Sansón hicieron lo que todo padre consciente hubiera hecho —le resistieron—. Trataron de razonar con él, pero él estaba fascinado con esa joven, y no fueron capaces de disuadirlo. Le preguntaron por qué no podía encontrar una joven entre el pueblo del Señor, y él les contestó, diciendo: “Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada”. No aceptaría la advertencia de su padre y de su madre. Saben, la Biblia dice, “El necio menosprecia el consejo de su padre” (Proverbios 15:5), y eso es exactamente lo que hizo Sansón.
Por el tono de la respuesta de Sansón para con sus padres, se ve que él no estaba acostumbrado a que su voluntad se truncara. ¡Él la quería a ella, y eso era todo! Parece que tenía el hábito de salirse con la suya. Sin embargo, “hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12). Notemos: Sansón no preguntó si ella agradaba al Señor. Ella le agradaba a él, y eso era lo único que importaba. Tal vez no le preguntó al Señor, porque sabía que no iba a obtener la respuesta que quería. Nosotros podemos ser así. Podemos descuidar orar acerca de algo, porque sabemos que el Señor probablemente no nos dará la respuesta que queremos oír.
Dice que sus padres no sabían que “esto venía de Jehová”. “Esto” no se refiere al matrimonio. ¿Cómo podría ser eso de parte del Señor? Sus intenciones en el matrimonio eran claramente entrar en un yugo desigual, lo cual está prohibido por las Escrituras (2 Corintios 6:14-16; Éxodo 34:15-16; Deuteronomio 7:1-5). El hermano J. G. Bellett señala que no era el matrimonio lo que era del Señor, sino su deseo de buscar “una ocasión” contra los Filisteos. Como dijimos anteriormente, Sansón tenía un deseo genuino de servir al Señor, y de ser ayuda para el pueblo de Dios. Dios había puesto esto en su corazón, y él quería destruir a los Filisteos para que Israel pudiera ser liberado. Su motivo era “del Señor”, pero no su método. Todo servicio para Dios debe hacerse de acuerdo con los principios de Dios, si ha de tener la bendición de Dios. Esto, sin embargo, era algo que Sansón no quería seguir; quería servir a Dios de acuerdo a sus propios principios —y su vida nos demuestra que esto no funciona.
Podemos ver en esto que Sansón era un joven confundido. Pensó que, si se casaba con una hija de los Filisteos, estaría en una posición excelente para matar a los Filisteos. Pero había intereses carnales involucrados en sus planes que lo engañaron. Tenía motivos mezclados, y él no lo sabía. Es un error pensar que se puede pasar por alto un principio de la Palabra de Dios porque se está sirviendo al Señor. He visto a cristianos actuar sobre ese falso fundamento. Ellos se unen con gente del mundo y dicen que la razón por la que lo hacen es para estar en una buena posición para darles el evangelio. No conocen los motivos de sus propios corazones y se imaginan que pueden tener la bendición del Señor en lo que están haciendo, a pesar de que están desobedeciendo a Su palabra. Es un principio completamente falso que Dios no puede bendecir. En realidad, es una simple justificación a un andar mundano.
Los padres de Sansón condescienden
Ahora leamos unos cuantos versículos más. “Y Sansón descendió con su padre y con su madre a Timnat; y cuando llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un león joven que venía rugiendo hacia él. Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho. Descendió, pues, y habló a la mujer; y ella agradó a Sansón” (versículos 5-7).
Vemos en esto que Sansón estaba determinado en seguir su curso, y “descendió” de nuevo a la tierra de los Filisteos. Pero leemos también acerca de algo muy triste aquí: ¡los padres de Sansón “descendieron” con él! El que ellos se comprometieran y descendieran con Sansón para ayudarle a buscar lo que estaba en contra de las Escrituras, es en verdad muy triste. Los padres de Sansón parecen haberlo hecho todo bien en el capítulo anterior, pero no aquí.
¡Cuántos padres no han hecho esta misma cosa! Hemos visto a padres, cuyos hijos empiezan a caminar por el camino contrario, dejar a un lado ciertos principios que habían tenido, en un intento por ganarles para el Señor —pero esto no funciona—. Por lo menos, nunca he oído hablar de algún caso en que haya funcionado. Querido compañero padre, no dejes de caminar en las cosas que sabes son la verdad, incluso cuando tus hijos están deseando otro camino. Digo esto tanto para mí mismo como para ti. No es tiempo de renunciar a los principios; es tiempo de estar más firmes que nunca. Manoa y su esposa dejaron que su hijo los guiara hacia “abajo” al nivel en que él se encontraba, y nunca es bueno cuando a los jóvenes se les permite dictar las normas del hogar.
A continuación, dice que “llegaron a las viñas de Timnat”. ¿Qué estaba él haciendo al dirigir a su madre nazarea por una viña? Una viña es un lugar peligroso para un nazareo. La ley de los nazareos en Números 6 nos dice que ellos no debían beber vino, ni comer uvas frescas o secas. De hecho, ellos no debían comer nada de lo que se hace de la vid—desde los granillos hasta el hollejo. El traer a su madre a una viña era llevarla al paraje de la tentación. Mientras caminaban por esos viñedos, debe haber sido muy tentador no poder estirar la mano para comerse una uva. Creo que este fue un intento deliberado para romper los principios nazareos de sus padres. ¡Oh, qué triste! No tengo que decirles que los jóvenes a veces tratan de hacer esto.
Un león en el camino
Luego, leemos: “He aquí un león joven que venía rugiendo hacia él”. Vemos la fidelidad de Dios aquí. Dios permitió que un león saliera en contra de Sansón. Colocó a éste el león en su camino para que se diera cuenta de que iba en la dirección equivocada. Esto tendría que haberle hecho pensar. Sansón debería haber entendido el mensaje, pero él no quería escuchar. La Biblia dice: “En una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende” (Job 33:14).
Entonces, ¿qué es lo que hizo Sansón? Despedazó a ese animal y lo arrojó a un lado, y siguió su camino para estar con su chica. No iba a dejar que eso lo detuviera. No se percató de que Dios le estaba hablando. Saben, en Su fidelidad Dios pone obstáculos en nuestro camino para guardarnos de ir en la dirección equivocada. Quizás Dios esté hablando a alguien aquí presente, de manera similar, en cuanto al curso que está siguiendo. Dios es fiel al no dejar que sigamos nuestro propio camino sin antes hablarnos al respecto. La lección aquí es que cuando Dios pone a un león, por así decirlo, en nuestro camino, debemos prestar atención. Es como una luz roja intermitente. Dios quiere que nos detengamos, observemos, y escuchemos lo que Él está tratando de decirnos.
El despedazar al león por “el Espíritu de Jehová”, nos habla de alguien que usa su don para un propósito equivocado. Dios le había dado ese poder para que lo utilizara para la liberación de Su pueblo, pero Sansón lo estaba usando para ir en un camino de desobediencia. También dice: “Y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho”. Esto puede parecer un acto de modestia —no queriendo presumir de sus logros (Proverbios 20:6; Juan 7:18)—. Pero, en realidad, él sabía que, si les contaba a sus padres, le hubieran dicho: “Sansón, ¿no ves lo que el Señor te está tratando de decir? ¡Estás yendo en la dirección equivocada!” Él probablemente había oído bastante acerca de esto, por lo cual no les quiso decir.
La miel en el cadáver
Ahora leamos los versículos 8 y 9: “Y volviendo después de algunos días para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del león; y he aquí que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas, y un panal de miel. Y tomándolo en sus manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuándo alcanzó a su padre y a su madre, les dio también a ellos que comiesen; mas no les descubrió que había tomado aquella miel del cuerpo del león”.
Más tarde, cuando Sansón se apartó para ver el cuerpo muerto del león, se encontró con “la miel en el cadáver”, y no pudo resistir la tentación de tomar de ella. Como nazareo, no debía tocar un cuerpo muerto (Números 6:6; Levítico 11:27). Pero él lo hizo de todos modos. Esto demuestra que no valoraba su nazareato. Estos principios, aparentemente no eran muy importantes para él, y ahora, estando lejos de los ojos vigilantes de sus padres, prefería tener la miel que su pureza ceremonial. Querido joven cristiano, ¿te molesta la forma en que tus padres te han educado? ¿Son los principios de separación con los que has sido criado valiosos para ti? ¿O anhelas tener una oportunidad para alejarte de las influencias restrictivas y así tener un poco de miel prohibida? Espero que ese no sea el caso.
Cuando Sansón llegó a donde sus padres, les dio un poco de esta miel, y ellos comieron. El que compartiera la miel con sus padres nos puede parecer amable y considerado. Pero Sansón se había contaminado y había profanado su nazareato al tocar al animal muerto; y, al dar un poco de miel de ese cuerpo a su madre, ¡él la estaba profanando también! Parece que se trataba de un intento deliberado de profanar el nazareato de ella. No estaba contento con contaminarse a sí mismo; quería verla contaminada también. No tiene mucha lógica, pero así es el razonamiento de la carne. A menudo es lo que la gente hace cuando va por un camino de desobediencia a la Palabra de Dios —quieren ver a otros hacer lo que ellos hacen—. Supongo que lo hacen para tranquilizar su conciencia.
Notemos otra vez que dice, “Mas no les descubrió que había tomado aquella miel del cuerpo del león”. Esta es la segunda vez que dice que Sansón no les comunicó algo a sus padres. Cada vez más, hacía cosas en su vida que no quería decirles. Y pueden entender por qué —a sus padres les hubiera dado un infarto si hubieran sabido lo que había hecho—. Así que hizo lo que muchos jóvenes hacen —no les dijo a sus padres.
Conociendo su desaprobación en cuanto a la joven Filistea, y queriendo persistir en ello, vemos que él esconde más y más cosas. Esto mismo sucede en las familias Cristianas, es triste decirlo. Los jóvenes empiezan a hacer cosas que saben que sus padres no aprobarían, por lo que las hacen en secreto. Entonces, se desarrolla un alejamiento entre ellos y sus padres. Si se les pregunta por qué no comunican a sus padres lo que hacen en sus vidas, dicen que es porque sus padres no los entenderían. Lo que realmente quieren decir es que sus padres no aprobarían lo que están haciendo. ¡Ni tampoco deberían! Por lo tanto, persistiendo en sus caminos, deciden llevar una vida a escondidas. Empiezan a vivir una doble vida: una ante la familia y otra ante sus amigos del mundo. ¡Lo que lo hace aún más triste es que a pesar de que Sansón no se sentía libre de decir esto a sus padres, se sentía libre de decirlo a su chica! Si leemos el versículo 17, vemos que “él le declaró” acerca del león y la miel.
La fiesta y los compañeros
Ahora, en los versículos 10-18 (no voy a leerlos, para ahorrar tiempo) Sansón desciende a la tierra de los Filisteos y arregla lo de la “fiesta” para el matrimonio. Él iba a seguir adelante sin importarle nada. Era un joven bien persistente. Al final de “los siete días de fiesta”, se casaría con ella, según la costumbre—o sea, la costumbre de los Filisteos. ¿Podrían las cosas descender a un nivel más bajo en Israel? Piensen en esto: ¡un nazareo iba a casarse con una Filistea!
Se nos dice que tenía “treinta compañeros” de los Filisteos como invitados a la fiesta de bodas. ¡Qué triste, los compañeros de Sansón eran los enemigos del pueblo de Dios! Queridos amigos, ¿quiénes son sus compañeros? Ustedes saben muy bien que, si sus amigos no conocen al Señor Jesucristo como su Salvador, son enemigos de Dios. Es posible que no quieran oír esto en términos tan llanos, pero eso es lo que la Escritura dice que son —enemigos de Dios (Romanos 5:10, Colosenses 1:21)—. No sólo son ellos enemigos, pero si nos hacemos amigos de la gente del mundo, ¡nos convertimos en enemigos de Dios! Santiago 4:4 dice: “La amistad del mundo es enemistad contra Dios. Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios”.
El enigma
En la fiesta Sansón compuso un enigma. Al parecer, las adivinanzas eran una forma de entretenimiento en aquellos días —recuerden que no tenían conexión a Internet y al Play-Station—. Pero había otra razón por la que recurrió a un enigma para hablar del león y de la miel —no quería que sus padres se enteraran de que se había profanado—. ¿Querido joven, te has contaminado con algo que has hecho, y no te atreves a decirlo a tus padres? Que Dios te dé la gracia de volver a la comunión con Él —nunca serás feliz hasta que lo hagas.
El enigma era: “Del devorador salió comida, y del fuerte salió dulzura” (versículo 14). Es poco probable que Sansón supiera el significado espiritual y la interpretación de su enigma. Este significa que todos los esfuerzos que hace el enemigo para frustrar los propósitos de Dios son tornados por Dios y usados para promover la gloria de Cristo. Esto nos muestra que Dios tiene la prerrogativa de sacar bien del mal. Mediante el poder divino, del “fuerte” sale “dulzura”. Dios puede hacer que la obra del enemigo redunde para aumentar el entendimiento y el gozo de un creyente instruido en los caminos de Dios.
El hermano Willis menciona que la verdad del enigma de Sansón debe ser un estímulo para padres de jóvenes descarriados. Dios puede sacar algo bueno de todo el mal al que se dirigen o en el que se han metido. Los padres deben esperar que Dios obre. Él “ha determinado un tiempo” para todas Sus acciones con los hombres, ya sea en juicio o para bendición (Salmo 75:2, traducción J. N. Darby).
Por medio de la infidelidad de su futura esposa, el enigma de Sansón fue descubierto. Los Filisteos le dijeron: “¿Qué cosa es más dulce que la miel? ¿Y qué cosa más fuerte que el león?”. Los Filisteos eran solo hombres naturales y no conocían algo más dulce que la miel. Sin embargo, la Biblia dice que la Palabra de Dios es más dulce (Salmo 19:7-10,21; 119:103). Por supuesto, no siendo creyentes, no lo sabían. Es triste decirlo, pero hay algunos hijos de Dios que tampoco conocen esto. Puede que haya jóvenes aquí en esta tarde que a pesar de que son creyentes, nunca han probado la dulzura de la Palabra de Dios por sí mismos. Es posible que hayan creído en el Señor Jesucristo para la salvación, pero nunca han descubierto realmente los tesoros de la Palabra de Dios (Salmo 119:162). Ella será más dulce a sus almas que cualquier otra cosa que la naturaleza o el mundo jamás pueda darles.
Al final del capítulo 14 Sansón utiliza su increíble fuerza para salir de la difícil situación en la que se había metido. Les debía a los Filisteos “treinta mudas de vestidos” por lo que fue y “mató a treinta hombres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el enigma” (versículo 19). Aquí utilizó su habilidad y su fuerza, pero sólo fue para salirse de una situación en la que no debía haber estado en primer lugar. Es significativo que de todo esto no surgió ninguna liberación para los hijos de Israel, como él se había imaginado. Es verdad que había matado a treinta Filisteos, pero Dios no podía bendecir su plan que estaba lleno de segundas intenciones.
Al contemplar este relato, pienso que todos estamos de acuerdo de que habría que estar bastante confundido para querer a estas personas como amigos. Ellos se caracterizaban por amenazas, deshonestidad, deslealtad, codicia, etc. Sin duda, es un entorno en el que no nos gustaría estar. Así es el mundo. Ustedes podrían decir: “Bueno, mis amigos no son así”. Pero yo les diría que estas cosas sí que están en ellos; ustedes simplemente no han visto todavía sus verdaderas intenciones.
Estos supuestos “compañeros” básicamente estafaron a Sansón; ¡ni siquiera la muchacha le fue fiel! Esto es lo que pasa cuando se ama a los que odian al Señor. Dios le estaba enseñando a través de la angustia y el dolor que no vale la pena ir por un camino de desobediencia. Mientras estudiábamos el libro de Proverbios en nuestra asamblea local, notamos una lección fundamental a través del libro. Y esto es, que la mano de Dios actúa gubernamentalmente detrás de las escenas en las que nos movemos. Él actúa en bendición para quienes hacen el bien, y recompensa con mal a aquellos que hacen el mal. Puede ser que los efectos de ello no se vean inmediatamente, pero de seguro se verán después de un tiempo. Si hay una lección que una persona joven debe aprender es que no vale la pena hacer caso omiso a los principios de la Palabra de Dios.
Guardado de una terrible equivocación
En un extraño giro de acontecimientos, la muchacha es dada a otro en matrimonio. El versículo 20 dice: “Pero la mujer de Sansón fue dada a su compañero, a quien él había tratado como su amigo”. Tanto J. N. Darby como H. L. Rossier dicen en sus comentarios que él nunca se casó con ella. Dios intervino de manera providencial y le guardó de cometer este gran error en su vida. Si se hubiera salido con la suya, se habría casado con ella, y habría arruinado su vida y echado a perder su servicio para el Señor. Yo sé que su vida vino a ser más o menos eso de todos modos, pero siquiera hasta aquí, fue preservado por la misericordia de Dios.
Muchas personas en esta audiencia habrán tenido que dar gracias a Dios por intervenir en sus vidas, guardándolos de cometer un error similar. Queridos amigos, si ha habido una decepción de este tipo en sus vidas, entiendan que esto viene del Señor: “Esto lo he hecho yo” (1 Reyes 12:24). Él ha permitido que tuvieran un rompimiento con alguien especial en sus vidas, porque Él tiene algo mejor para ustedes. No lo ven así ahora, pero podrían haber sido guardados de algo desastroso. Tómenlo como del Señor. Recuerden: Él está llevando a cabo cosas para la eternidad en sus vidas y en lo que será a la postre para Su gloria. Sin duda Él no se ha equivocado en lo que ha hecho (Salmo 18:30). El Señor mismo es nuestro ejemplo en situaciones semejantes. En un momento de gran desilusión en Su vida, dijo: “Sí, Padre, porque así Te agradó” (Mateo 11:26). Poder tener un espíritu de sumisión en estas cosas es muy hermoso y dulce ante Dios nuestro Padre. Él tiene algo mejor para ustedes. Confíen en Él. Aún si no lo ven ahora, lo verán luego, y se lo agradecerán.

Jueces 15

Sansón regresa con los Filisteos
Ahora veamos el capítulo 15. “Aconteció después de algún tiempo, que en los días de la siega de trigo Sansón visitó a su mujer con un cabrito, diciendo: Entraré a mi mujer en el aposento. Mas el padre de ella no le dejó entrar. Y dijo el padre de ella: Me persuadí de que la aborrecías, y la di a tu compañero. Mas su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? tómala, pues, en su lugar” (versículos 1-2).
Podría pensarse que Sansón había aprendido la lección en cuanto a los Filisteos con todo lo que había sucedido en el capítulo anterior. Dios le había revelado su verdadero carácter, y uno pensaría que él hubiera querido irse tan lejos de ellos como fuera posible. ¡Pero no, él regresa! Sansón no era solo fuerte físicamente, era fuerte de carácter también. Cuando llega allí, ¡descubre que su mujer había sido dada a “su compañero” en matrimonio! Qué sorpresa debió de ser esta. ¡La muchacha se casa con su “mejor amigo”! ¡Qué compañero era este! Uno podría pensar que, si hubiera sido verdaderamente amigo de Sansón, le habría dicho: “Yo no voy a casarme con ella, ella pertenece a mi amigo Sansón”. Pero no hay ni una sola palabra de esto aquí. Así es el mundo que da puñaladas por la espalda.
También vemos que la moral de Sansón se había deteriorado. ¡No se había casado oficialmente, pero quería entrar al aposento para acostarse con ella, por lo que sus intenciones eran puramente inmorales! Pero, de nuevo, Dios interviene providencialmente, y él se ve impedido de hacerlo. Verdaderamente Dios es fiel, y preserva los pies de Sus santos (1 Samuel 2:9; Salmo 121:3). Sin embargo, podemos ver que este pobre hombre se estaba deslizando moralmente. En el capítulo 16 no tiene ningún reparo en entregarse a la inmoralidad con una ramera. Por el momento, sin embargo, Sansón es guardado de echar a perder su vida y su testimonio.
¡Qué grande decepción debe haber sido esta para Sansón! Pero a veces es la única manera en que aprendemos. Él estaba cosechando el fruto amargo de sus falsas alianzas con los enemigos del pueblo de Dios. ¿Cómo podía haber pensado que su relación con una Filistea podría ser bendecida por Dios? Estaba aprendiendo que “el camino de los transgresores es duro” (Proverbios 13:15).
Las represalias de Sansón por la traición de los Filisteos
Indignado por esta violación de confianza, Sansón reacciona con la promesa de vengarse. “Entonces le dijo Sansón: Sin culpa seré esta vez respecto de los Filisteos, si mal les hiciere. Y fue Sansón y cazó trescientas zorras [chacales], y tomó teas, y juntó cola con cola, y puso una tea entre cada dos colas. Después, encendiendo las teas, soltó las zorras [chacales] en los sembrados de los Filisteos, y quemó las mieses amontonadas y en pie, viñas y olivares” (versículos 3-5). En esto, Sansón actúa bajo un principio mundano de venganza. Al mezclarse con el mundo vemos que había aprendido los caminos del mundo. Él atrapa 300 “chacales” y los junta cola con cola, y pone una antorcha en medio. Entonces encendió las antorchas y soltó a los animales frenéticos en los campos de trigo de los Filisteos. ¡En esto vemos que Sansón no sólo era fuerte, sino que también era un corredor muy veloz! Fue una hazaña increíble en verdad.
Los chacales son animales inmundos que vagan por los campos alimentándose de carroña. Ellos son un claro tipo de la carne, que también se alimenta de la corrupción. Su uso en la lucha contra los Filisteos nos habla de alguien que usa la carne en el servicio del Señor. Sansón trató de contrarrestar la carne con la carne, y esto nunca funciona. “La ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Santiago 1:20). El siervo del Señor debe tener cuidado de no luchar utilizando chacales; tales esfuerzos en nuestra lucha espiritual no serán bendecidos por Dios. Notemos que esta acción no fue aprobada por Dios; no hay ninguna mención del “Espíritu del Señor” viniendo sobre él, como en ocasiones anteriores.
El resultado de esta táctica carnal fue que el alimento de la herencia de Dios se quemó. El alimento de Canaán, aunque en manos de los Filisteos, por derecho pertenecía a los hijos de Israel, y no debió haber sido destruido. La manera de Dios hubiera sido recobrarlo para los hijos de Israel derrotando a los Filisteos (Deuteronomio 20:19-20; Levítico 26:10). La lección aquí es que, cuando la carne está activa en el servicio del Señor, no resultará en algo productivo. El Señor dijo: “La carne para nada aprovecha” (Juan 6:63). J. N. Darby dijo que esas son cinco palabras que necesitamos aprender bien.
En el versículo siguiente (6), vemos que fuego se contesta con fuego. ¡Sansón quemó los sembrados de los Filisteos, y ellos quemaron el afecto de su corazón! ¡Tomaron al que iba a ser su suegro, y lo quemaron a él y a su hija hasta morir! Este incidente nos da un indicio de la clase de personas que eran. Si a los Filisteos no les importó matar a algunos de los suyos, ¿harían menos a uno de los hijos de Israel? La gente del mundo solo se preocupa por sus intereses, y cuando éstos son afectados, dejan ver sus verdaderos colores.
Cuando Sansón se enteró de esto, se enfureció aún más, e hirió a los Filisteos con una ferocidad devastadora. Él dijo: “Ya que así habéis hecho, juro que me vengaré de vosotros, y después desistiré. Y los hirió cadera y muslo con gran mortandad; y descendió y habitó en la cueva de la peña de Etam” (versículos 7-8).
Los hermanos de Sansón lo entregan a los Filisteos
A pesar de que Sansón logró una victoria sobre los Filisteos, solo fue una pequeña victoria. No liberó a los hijos de Israel de su yugo, más bien incitó un nuevo ataque de parte de ellos. El versículo 9 dice: “Entonces los Filisteos subieron y acamparon en Judá, y se extendieron por Lehi”. ¡El resultado fue que tres mil hombres de Judá (hermanos de Sansón) quisieron evitar este inminente ataque entregándoles a Sansón! Esto demuestra que sus hermanos lo veían más como un perturbador que un libertador. ¡Su curso estaba tan torcido, que sus hermanos no pudieron reconocer que trataba de servir al Señor! Hebreos 11:32 indica que, a pesar de que era terriblemente obstinado, sus acciones estaban mezcladas con fe. Pero sus hermanos no vieron esto. Está claro que Sansón no tenía la confianza de sus hermanos, y casi no se les puede culpar. Esto demuestra que, si tratamos de servir al Señor sin vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, no debemos esperar que nuestros hermanos nos tomen en serio.
Sus hermanos le dijeron: “Hemos venido para prenderte, y para entregarte en mano de los Filisteos” (versículo 12). Esto muestra el triste estado en que habían caído los hijos de Israel. ¡Habían ido de una decadencia a la otra, y ahora ni siquiera les importaba ser liberados! Ellos preferían el yugo de los Filisteos que incurrir en su enojo por causa de las perturbaciones de Sansón. Al ser presionados por los príncipes de los Filisteos, estuvieron dispuestos a ayudarles a prender a Sansón. Preferían atar esa energía de fe suya, y seguir en un estado bajo, que ser perturbados por él. Este es un cuadro de cuando los santos de Dios se encuentran en un estado tan bajo que no quieren que alguien utilice su don en su presencia. Tal vez les tocará la conciencia y expondrá su estado, por lo que prefieren que ese don sea restringido.
Sansón lo vio como una oportunidad, por lo que accedió a ser atado por ellos, y permitió ser entregado en manos de los Filisteos. Esto sin duda fue un acto de fe de su parte. Las “dos cuerdas nuevas” con las que fue atado quizás hablen de las dos cosas que han obstaculizado a los siervos de Dios durante años en cuanto a ejercer su don en la libertad del Espíritu —esto es, el ritualismo y el racionalismo (versículo 13).
Sansón mata a mil Filisteos con una quijada
Versículos 14-20. Estando en medio de los Filisteos, el Espíritu del Señor vino sobre Sansón con poder, y rompió las cuerdas de sus manos. Y hallando “una quijada de asno”, mató a “un millar de hombres” con ella. Sansón obtuvo otra pequeña victoria, a pesar de ser una hazaña increíble para un sólo hombre. Era el cumplimiento de las palabras de Moisés y Josué: “Un varón de vosotros perseguirá a mil: porque Jehová tu Dios, Él es quien pelea por vosotros, como Él ha prometido” (Josué 23:10; Deuteronomio 32:30).
Sansón podía jactarse: “Un montón, dos montones; con la quijada de un asno maté a mil hombres”. Pero había una mancha sobre su victoria (versículo 16). Esta fue estropeada por el hecho de que lo hizo, una vez más, mezclando principios. Había utilizado un instrumento sucio. La “quijada” era parte de un cuerpo muerto, y esto contaminaba a un nazareo. Tal vez pensó que, por el hecho de encontrarse en esa situación, estaba absuelto de los compromisos nazareos que le prohibían tocar un cuerpo muerto. No sería el primero con una idea así. Esto nos habla de un siervo del Señor que utiliza métodos de servicio no recomendados por Dios. Es posible adoptar un principio falso y utilizarlo con cierto éxito. Pero a largo plazo, no será bendecido por Dios. Se darán cuenta que Sansón padeció por ello al final, pues estaba totalmente exhausto y cercano a la muerte.
Notemos también que de inmediato “arrojó” la mandíbula. Me parece que lo hizo porque no quería que supieran que había usado un instrumento que no debía. En su terrible sed, Sansón ora por primera vez en su vida (de acuerdo a lo que indica el registro divino). Se vuelve a Dios y pide ayuda, y esto siempre es bueno, sin importar lo obstinado que alguien haya sido. Hubiera sido bueno hacer esto antes en su vida. Dios responde dándole agua de la hendidura de la “roca”, mediante la cual fue reanimado. Esta fue una bendición provisional para un siervo cansado. El Señor no abandona a Sus siervos, aun cuando han comprometido ciertos principios en Su servicio.
El versículo 20 indica que con este incidente concluye formalmente su función como juez de Israel. Sus hazañas son interesantes y muestran espectaculares despliegues de fuerza, pero en el mejor de los casos, sólo llegaron a ser pequeñas victorias sobre sus enemigos. Eran más perturbaciones que liberaciones, y no efectuaron ninguna liberación significativa para los hijos de Israel. Al final de sus días, estaban todavía bajo el yugo de los Filisteos.

Jueces 16

La inmoralidad de Sansón
El capítulo 16 es una especie de apéndice a los capítulos anteriores, y nos da los detalles de cómo termina su función como juez. Fue a través de un doble hecho —por medio de dos mujeres Filisteas—. ¡Es sorprendente que lo que todos los hombres no pudieron hacer, lo logran hacer un par de mujeres Filisteas! Nunca subestimemos el poder de una mujer.
El primer paso hacia su ruina fue la entrada a la inmoralidad. Dice: “Fue Sansón a Gaza, y vio allí a una mujer ramera, y se llegó a ella” (versículo 1). Hasta este momento, la providencia divina le había guardado de este pecado en su vida, pero en esta ocasión el Señor le permite caer en él. A veces no hay otra manera de que un hijo de Dios aprenda una lección que probando el fruto de sus propios caminos. Si nuestros corazones son obstinados, y no entienden el mensaje que el Señor está tratando de enseñarnos, es posible que tengamos que aprender a través de una caída.
Tal vez Sansón justificó sus acciones pensando que esta mujer era uno de los enemigos de Israel, a quien iban a exterminar de todos modos. Por lo tanto, no importaba lo que él hacía con ella. Sea cual fuera su pensamiento, este fue un pecado terrible que deshonró al Señor, así como a su propio cuerpo. Su gran fuerza no le guardó a la hora de la tentación. Esto demuestra que don no es piedad. No debemos suponer que porque una persona tiene un don espiritual remarcable, que automáticamente tiene una vida piadosa. La piedad viene por medio del ejercicio, no a través de un don de Dios. Las Escrituras dicen: “Ejercítate para la piedad” (1 Timoteo 4:7). Un ejercicio para la piedad es algo que no vemos en la vida de Sansón. Él estaba sirviendo al Señor a su propia manera, y debió haber pensado que no necesitaba preocuparse por la santidad práctica.
Cuando Sansón se enteró de que los Filisteos habían rodeado la casa y ponían acecho a su vida, se levantó a medianoche y arrancó la puerta de la ciudad, y la subió “a la cumbre del monte que está delante de Hebrón” (versículos 2-3). ¡No eran nada menos que 62 kilómetros cuesta arriba! Este fue un acto puramente desafiante, y debe haber sido un insulto enorme para los Filisteos. Puede parecer como una gran victoria para nosotros, ¡pero Sansón estaba realmente huyendo de los Filisteos! Esto es algo que hasta ahora no habíamos visto en la vida de Sansón. Por otro lado, no hay ningún registro de que los hijos de Israel se beneficiaran de ello. Se trataba simplemente de un escape espectacular.
Es significativo que, a partir de este momento, no leemos que el Espíritu de Dios viene sobre Sansón, como fue el caso de sus hazañas anteriores. Esto es instructivo, y muestra que él perdió algo en lo que hizo con esa mujer en Gaza; algo que nunca recuperó. Todavía tenía una gran fuerza, porque cuando Dios da un don, este no se aparta de una persona cuando ella falla. Pero de aquí en adelante, el Señor no se identifica con Sansón de forma marcada como lo había hecho en sus primeros días. El punto aquí es que se puede caer en este tipo de pecado, y ser restaurado por la gracia de Dios, pero se pierde algo. Esto es solemne.
Cuando Sansón arrancó la puerta de Gaza, no llegó hasta “Hebrón”, que quiere decir comunión. Es significativo que las Escrituras nos dicen que no alcanzó a llegar allí. La enseñanza característica de esto es que no llegó al lugar de la comunión —si es que alguna vez lo conoció—. Si has caído, sin importar qué tan grave sea el pecado, debes llegar a Hebrón. Necesitas ser restaurado a la comunión con Dios. Sansón nunca lo alcanzó, y como resultado, no pasó mucho tiempo antes de que regresara a su antiguo problema —la tentación de las mujeres Filisteas.
La divulgación del secreto de su nazareato
La segunda cosa que llevó a la ruina a Sansón fue el divulgar el secreto de su nazareato (versículos 4-20). Esto es lo que le llevó a su trágico final. Aunque Sansón se escapó de las circunstancias en torno a su terrible pecado en Gaza, hay que destacar que no se menciona una confesión de su error, o alguna señal de arrepentimiento. Saben, no puede haber una restauración real sin un verdadero arrepentimiento. Uno de los mayores signos de arrepentimiento es cuando la persona sale por completo de las circunstancias de su pecado y se mantiene alejada de él. Este no fue el caso con Sansón; él va y se enamora de otra mujer Filistea “en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila”. Esto demuestra que él no había aprendido nada de sus experiencias pasadas.
En su cortejo con Dalila, Sansón era como una polilla atraída por la llama—tarde o temprano iba a quemarse. Ustedes dirán: “¿Cómo pudo haber sido tan tonto? Él sabía desde el principio que ella estaba empeñada en destruirlo”. Yo creo que Sansón estaba siendo engañado por su gran fuerza. Con todos sus éxitos anteriores comenzó a pensar que era invencible. Su orgullo se estaba apoderando de él. Tenía que aprender que “nadie será fuerte por su propia fuerza” (1 Samuel 2:9). J. N. Darby menciona que Sansón perdió su discernimiento por tener una comunión continua con los Filisteos, y al final, esto le atrapó.
Cada uno de los cinco príncipes de los Filisteos ofreció 1100 siclos de plata por Sansón (versículo 5). ¡Esto era un total de 5500 piezas de plata! ¡Eso era mucho dinero! Esto muestra el alto precio que el enemigo está dispuesto a pagar por derrocar a un siervo del Señor. Si quieres servir al Señor, puedes estar seguro de que el enemigo de tu alma tiene una recompensa por hacerte caer.
Tres veces Sansón miente sobre el origen de su gran fuerza. Primero fueron los “mimbres verdes” (versículos 6-9), luego las “cuerdas nuevas” (versículos 10-12), y luego el tejido de su pelo “con la tela y la estaca” (versículos 13-14). Notemos que en todas estas ocasiones no hay mención de que él mate a un sólo Filisteo. Era como si disfrutara en demostrar su gran fuerza ante la mujer; pero en realidad estaba ministrando para su orgullo. Todo esto era un juego para él. Los Filisteos le habían engañado, ahora él disfrutaba en engañarles —y no le importaba mentir—. Pero mientras hacía esto, estaba perdiendo su sensibilidad moral. Sansón no sólo estaba engañando a los Filisteos; también estaba tentando al Señor. Esto era una directa contradicción a la Palabra de Dios que dice: “No tentarás al Señor tu Dios” (Deuteronomio 6:16).
Cada vez estaba más cerca de revelar su secreto. Parece que no creía que iba a perder su fuerza si se le cortaba el cabello. En varias ocasiones anteriores, había manchado su nazareato y aún conservaba su fuerza. Tal vez pensaba que sería lo mismo en cuanto a su cabello. Pensó que, si en tres ocasiones pudo librarse, ¿por qué no una cuarta? Sin embargo, había sido cegado por sus asociaciones impías. En realidad, perdió la vista espiritual antes que la vista física.
La mujer era implacable. Dice que su alma fue “reducida a mortal angustia”. Esto demuestra que él no era muy feliz en esa relación. Algunas personas piensan que van a ser felices haciendo su propia voluntad. Puede que vean a alguien ir por ese camino, y les puede parecer muy atractivo. Pero si le preguntan a alguien que ha estado allí y lo ha hecho, les dirá que no es tan divertido como parece. Existen “los placeres del pecado”, pero estos son bastante triviales y tan sólo duran “un tiempo” (Hebreos 11:25). El hombre del mundo encuentra su felicidad en los placeres del mundo, pero el hijo de Dios nunca será feliz en esas cosas.
Finalmente, Sansón sucumbió ante su implacable acoso y “le descubrió todo su corazón” (versículo 17). Esto es lamentable. Las Escrituras dicen: “No des a las mujeres tu fuerza” (Proverbios 31:3), pero esto es precisamente lo que él hizo. El divulgar el secreto a los Filisteos es poner nuestra confianza en la carne. Él le dijo que el secreto de su nazareato estaba en su cabello largo. El cabello largo habla de someterse a la autoridad del Señor. Aunque Sansón fue un mal ejemplo de esto en su vida, ello nos muestra que incluso cuando fallamos en nuestra sumisión al Señor, aún podemos andar en nazareato espiritual.
La Biblia dice: “El que guarda su boca y su lengua su alma guarda de angustias” (Proverbios 21:23). También dice: “El que guarda su boca guarda su vida, pero el que mucho abre sus labios tendrá calamidad” (Proverbios 13:3). Sansón abrió mucho su boca, y fue para su destrucción. Al ser cortado su cabello, se volvió como “cualquier otro hombre”. Después sólo era cuestión de que lo llevaran cautivo. Deberíamos orar todos los días de nuestras vidas, “Guárdame, oh Dios, porque en Ti he confiado” (Salmo 16:1). Y, “pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios” (Salmo 141:3). Dalila hizo “que él se durmiese sobre sus rodillas”, ¡pero él estaba durmiendo en el regazo del enemigo! ¿Podría haber estado en una posición más peligrosa? Recuerdo que el hermano Glading decía que Sansón estaba sobre las rodillas de Dalila, ¡cuando debería haber estado sobre las suyas propias! Cuán cierto es esto.
El hecho de que Sansón dijo: “Esta vez saldré como las otras, y me escaparé” demuestra que él no pensaba que el cortar de su cabello había disminuido su fuerza (versículo 20). Parece que su ruina fue su propia incredulidad. Está claro que no tomaba el juramento del nazareato en serio. La lección aquí es que nuestro don no tendrá poder alguno si no es ejercido en sumisión y dependencia al Señor que nos lo dio.
Se ve que perdió su discernimiento en el hecho de que “no sabía que Jehová se había apartado de él”. No se dio cuenta de que había algo diferente en él, y esto sólo demuestra cuán engañoso es el pecado. (Comparar Oseas 7:9, “él no lo supo”, con Apocalipsis 3:17, “no sabes”).
Siete cosas que perdió Sansón
•  Su secreto.
•  Su cabello.
•  Su fuerza.
•  El sentido de la presencia del Señor.
•  Sus ojos.
•  Su libertad.
•  Su vida.
La recuperación de la fuerza de Sansón
Versículos 21-31. Los Filisteos trajeron a Sansón a Gaza, exactamente al lugar del que alguna vez se había escapado milagrosamente. En el lugar donde se produjo tal vez la mayor demostración de poder, allí fue reducido a ser un pobre y ciego esclavo, objeto de burla. ¡Qué vergüenza terrible es para un hijo de Dios ser llevado cautivo por el enemigo! Sansón fue a liberar al pueblo de Dios, ¡y terminó necesitando liberación! ¡Fue un libertador que necesitaba ser liberado! ¿Puede haber algo más humillante que esto? ¡Qué pérdida para el pueblo de Dios! ¡Qué desperdicio de potencial!
Los Filisteos pensaron que habían tenido la última palabra, pero tales son los caminos de Dios, que Él tendría algo que decir al respecto. Cuando todo falla en manos del hombre en cuanto a su responsabilidad, vemos que Dios actúa para Su propia gloria. Él usa el mismo instrumento que los Filisteos habían vencido y capturado, en una victoria para Sí mismo. Dios puede hacer que la ira del hombre lo alabe (Salmo 76:10). Si no fuera porque Dios actúa para Su propia gloria, el final de Sansón hubiera pasado a la historia como una derrota, pero Dios no lo permitió. Esto apunta al hecho de que Dios tendrá la victoria final sobre todo lo que el diablo ha interpuesto entre el pueblo de Dios.
El Señor llevó a cabo la recuperación de este pobre y caído nazareo. Dice: “El cabello de su cabeza comenzó a crecer” (versículo 22). Esto nos indica que Dios puede restaurar y utilizar a un siervo caído. Los Filisteos no esperaban esto. Proverbios 24:16 dice: “Siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse”. Recuerden, caer no les convierte en un fracaso, pero quedarse en el suelo sí.
Dirigido por un joven al centro del edificio, Sansón asió “las dos columnas de en medio sobre las que descansaba la casa” y tiró la casa abajo (versículos 29-30). Él murió con los Filisteos en la destrucción, pero Dios efectuó una victoria mayor a través de su muerte que todas las hazañas de su vida juntas (versículo 30). Podríamos preguntarnos cómo es que Sansón pudo lograr su mayor victoria en su restauración. La simple respuesta es que lo hizo en la dependencia de Dios y de acuerdo con los principios de Dios. Mientras que los Filisteos estaban celebrando su triunfo, Sansón estaba orando (versículo 28). Él no se destacó por su ejercicio en la oración durante su vida, pero vemos que finalmente había aprendido a ser dependiente del Señor. Es triste que tuviera que pasar por esta tragedia para aprenderlo, pero tal es la fidelidad de Dios. La lección es simple: si el siervo del Señor quiere que Dios bendiga su ministerio, debe servir en dependencia de Dios y de acuerdo con los principios de Dios, sin importar que tan dotado sea.
Los hermanos de Sansón descendieron y se lo llevaron otra vez a “Zora y Estaol” y lo enterraron allí. Esto indica que sus hermanos finalmente llegaron a apreciarle, y procuraron honrarle en su muerte (versículo 31).

Observaciones misceláneas de la vida de Sansón

Sansón comenzó una trayectoria descendente cuando era joven, lo que eventualmente le llevó a la caída. Las tres mujeres en su vida marcan tres etapas en la pérdida de su nazareato. La primera mujer agradó a sus ojos, la segunda satisfizo sus deseos carnales, y la tercera sacó a relucir el orgullo de su corazón, que lo engañó. Estas tres cosas son los principios fundamentales sobre los que funciona el mundo. “Todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne y la concupiscencia de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Juan 2:16).
¡Dice que Sansón “amó” a estas Filisteas, pero nunca dice que amó al Señor! Aún más, no encontramos en el registro divino una palabra de arrepentimiento de parte de Sansón por todos los males y posiciones falsas en las que estuvo. Es por eso que continuamente iba en la dirección equivocada.
Sus hazañas eran interesantes y fueron espectaculares despliegues de fuerza, pero no llegaban a ser más que pequeñas victorias sobre sus enemigos. Eran más perturbaciones que liberaciones. No se comparaban en nada con las hazañas de los jueces anteriores de Israel, que, en una sola batalla, mataban a miles de sus enemigos y la tierra reposaba durante muchos años. Lograban esto sometiéndose a la voluntad de Dios —algo que Sansón no aprendió hasta el final de su vida—. Su problema era que quería servir al Señor a su manera, en vez de hacerlo de acuerdo a los principios de la Palabra de Dios, y por eso, Dios no se podía identificar plenamente con él en sus hazañas, a pesar de que tenía fe.
En sus últimos actos (con excepción del último) lo vemos reducido a entretener al enemigo con demostraciones de fuerza, en lugar de obrar para la liberación de los hijos de Israel. Se convirtió en un experto en escapes, en lugar de ser ayuda para el pueblo de Dios. Utilizó su fuerza para llamar la atención sobre sí mismo, lo cual era un mal uso del don que Dios le había dado. En figura, se podría decir que su ministerio último no fue efectivo. Que esto sea una lección para nosotros.
Al final, Dios recobró su fuerza, pero no su vista, ni su libertad. ¡Qué triste! Tal es la tragedia de una vida de potencial desperdiciado. Tenemos que preguntarnos: “¿Es esta la forma en que quiero que termine mi vida?” Estoy seguro de que todos responderíamos con un rotundo “no”. Pues bien, tenemos que prestar atención a las advertencias de la vida de Sansón, que han sido escritas “para nuestra enseñanza” (Romanos 15:4).
Diez actos milagrosos de la fuerza de Sansón
1) Jueces 14:6.— Matando al león.
2) Jueces 14:19.— Matando a treinta Filisteos.
3) Jueces 15:4.— Atrapando a 300 chacales.
4) Jueces 15:8.— Hiriendo a los Filisteos con gran mortandad.
5) Jueces 15:14-17.— Matando a 1000 Filisteos.
6) Jueces 16:3.— Arrancando la puerta de Gaza.
7) Jueces 16:8-9.— Rompiendo siete mimbres verdes.
8) Jueces 16:11-12.— Rompiendo las cuerdas nuevas.
9) Jueces 16:13-14.— Rompiendo la estaca con el tejido de su cabello.
10) Jueces 16:28-30.— Derribando la casa de los Filisteos.
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B. Anstey (adaptado)
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