Nehemías 2-6

Nehemiah 2‑6
 
La perseverancia y fidelidad de Nehemías
El tiempo en que Nehemías trabajó por el bien de su pueblo no fue una de esas fases brillantes que, si la fe está allí, despiertan incluso la energía del hombre, impartiéndole su propio brillo. Fue un período que requirió la perseverancia que brota de un profundo interés en el pueblo de Dios, porque son su pueblo; una perseverancia que, por esta misma razón, persigue su objetivo a pesar del desprecio excitado por la obra, aparentemente tan insignificante, pero que no es menos la obra de Dios; y que lo persigue a pesar del odio y la oposición de los enemigos, y la pusilanimidad de los compañeros de trabajo (cap. 4:8,10-11); una perseverancia que, entregándose por completo a la obra, desconcierta todas las intrigas del enemigo y evita toda trampa, cuidando Dios de los que confían en Él.
También es una característica hermosa en el carácter de Nehemías, que a pesar de su alto oficio tenía todos los detalles del servicio tanto en el corazón, y todo lo que concernía al caminar recto del pueblo de Dios.
En medio de toda esta fidelidad, sin embargo, percibimos la influencia del poder gentil que controla todo el estado de las cosas. La llegada de Nehemías e incluso su conducta están marcadas con esta influencia. No era sólo la fe la que estaba en acción, sino también un poder protector. (Compárese con Esdras 8:22 y Nehemías 2:7-9.) Sin embargo, la separación de todo lo que no era judío se mantiene cuidadosamente (cap. 2:20; 7:65; 9:2; 10:30; 13:1,3,29-30).
La fe estampa su propio carácter en todo lo que la rodea
Esta historia nos muestra, en primer lugar, cómo, cuando Dios actúa, la fe imprime su propio carácter a todos los que la rodean. Los judíos, que habían dejado Jerusalén desolada durante tanto tiempo, están bastante dispuestos a reanudar la obra. Judá, sin embargo, se desanima por las dificultades. Esto pone de manifiesto la perseverancia que caracteriza a la verdadera fe cuando la obra es de Dios, aunque sea tan pobre en apariencia. Todo el corazón está en ella, porque es de Dios. Alentados por la energía de Nehemías, la gente está lista para trabajar y luchar al mismo tiempo. Porque la fe siempre identifica a Dios y a su pueblo en el corazón. Y esto se convierte en una fuente de devoción en todos los interesados.
Observemos que en tiempos de dificultad la fe no se manifiesta en la magnificencia del resultado, sino en el amor a la obra de Dios, por pequeña que sea, y en la perseverancia con que se lleva a cabo a través de todas las dificultades pertenecientes a este estado de debilidad; porque aquello con lo que se ocupa la fe, es la ciudad de Dios y la obra de Dios, y estas cosas tienen siempre el mismo valor, cualesquiera que sean las circunstancias en las que se encuentren.