El día de la expiación era un día muy especial y santo para los hijos de Israel. El sumo sacerdote tenía que vestirse con vestidos sencillos y blancos desde los pies hasta la cabeza: “Se vestirá la túnica santa de lino, y sobre su cuerpo tendrá calzoncillos de lino, y se ceñirá el cinto de lino, y con la mitra de lino se cubrirá” (Levítico 16:44He shall put on the holy linen coat, and he shall have the linen breeches upon his flesh, and shall be girded with a linen girdle, and with the linen mitre shall he be attired: these are holy garments; therefore shall he wash his flesh in water, and so put them on. (Leviticus 16:4)). El lino es de color blanco y nos hace pensar en la santidad y pureza. El sacerdote también debía lavar bien su cuerpo, lo cual es otro símbolo de pureza. Durante aquel día el sacerdote sacrificaba un macho cabrío y enviaba otro al desierto. ¿Por qué era un día tan solemne, serio e importante?... ¿Qué enseñanza importante podemos aprender de los dos machos cabríos? Contestaremos en forma breve estas preguntas en los siguientes párrafos y te animo para que leas Levítico 16 por ti mismo y escudriñes el capítulo en detalle.
La obra de Cristo en la cruz fue tan completa e inmensa y tiene distintos aspectos. Uno de estos, la propiciación, la vemos en el primer macho cabrío mencionado en el capítulo. Dios fue ofendido por el pecado en el mundo, ya que es santo y no puede permitirlo en Su presencia ni en Su creación. “Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación” (Levítico 16:99And Aaron shall bring the goat upon which the Lord's lot fell, and offer him for a sin offering. (Leviticus 16:9)). Tal vez la frase clave en este versículo es “la suerte por Jehová”. Aunque no hubiese ni una sola persona que creyese en Cristo, Dios todavía necesitaría de este sacrificio; pues Él es perfectamente santo y requiere ser satisfecho por esta grande mancha del pecado, pero la obra de Cristo en la cruz satisfizo completamente sus requerimientos, como lo expresa 1 Juan 2:2: “Y Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. La sangre del sacrificio era presentada delante de Dios: “Y llevará la sangre detrás del velo adentro... y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio” (Levítico 16:1515Then shall he kill the goat of the sin offering, that is for the people, and bring his blood within the vail, and do with that blood as he did with the blood of the bullock, and sprinkle it upon the mercy seat, and before the mercy seat: (Leviticus 16:15)). En una forma semejante la sangre de Cristo fue presentada a Dios y aceptada en toda su perfección, pues Dios la aceptó y resucitó a Cristo, quien ya está sentado a la diestra de su Padre. En verdad, la obra de la propiciación fue necesaria para vindicar el carácter santo y justo de Dios.
En el segundo macho cabrío tenemos otro aspecto de la obra de Cristo en la cruz: “Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel... Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada” (Levítico 16:21-2221And Aaron shall lay both his hands upon the head of the live goat, and confess over him all the iniquities of the children of Israel, and all their transgressions in all their sins, putting them upon the head of the goat, and shall send him away by the hand of a fit man into the wilderness: 22And the goat shall bear upon him all their iniquities unto a land not inhabited: and he shall let go the goat in the wilderness. (Leviticus 16:21‑22)). Primero nos da mucho gozo leer las palabras “todas las iniquidades”. Cuando Cristo, el perfecto, llevó mis pecados, llevó todos y cada uno de ellos, ya que Él como mi sustituto no dejó ni uno para mí. El sumo sacerdote, Aarón, tuvo que confesar todos los pecados del pueblo sobre la cabeza del macho cabrío. Nuestro sumo sacerdote, Cristo Jesús, conocía todos los pecados de cada persona que iba a creer y no olvidó ni uno solo. El macho cabrío fue llevado lejos de la vista de todos, a una tierra inhabitada; así Cristo llevó nuestros pecados, los de los redimidos, fuera de la vista de todos y para siempre: “Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones” (Hebreos 10:1717And their sins and iniquities will I remember no more. (Hebrews 10:17)). En realidad, la obra de sustitución fue necesaria para todos nosotros en nuestra condición, como culpables delante de Dios.
Fue necesario en el símbolo de los machos cabríos tener dos animales para expresar estos dos aspectos de la obra de Cristo: la propiciación y la sustitución. El sacrificio de Cristo fue “una vez para siempre” y tuvo estos dos aspectos y mucho más. ¡Que Le honramos para siempre!