La clave para el progreso visto en la vida de Rut

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(Walla Walla, WA, EEUU, 26 de junio de 2004)
Empezaremos con un versículo en 2 Pedro 3:18: “Mas creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”. Podemos ver en este versículo que el crecimiento espiritual es lo que Dios desea en nuestra vida cristiana. Pero cuando miramos a la comunidad cristiana en su conjunto, vemos que este no es siempre el caso con todos los cristianos. Algunos creyentes avanzan de manera directa y rápida, mientras que otros no parecen avanzar para nada. Es una realidad; algunas personas, después de ser salvas, crecen rápidamente en las cosas espirituales, y otras parecen progresar lentamente. Si pudiéramos visualizar su crecimiento en una gráfica, la línea sería casi vertical para algunos, mientras que para otros variaría para arriba y para abajo. ¿Alguna vez te has preguntado por qué esto es así? Creo que hay razones por las que avanzamos a un ritmo diferente.
Algunos suponen que es porque todos tenemos diferentes niveles de inteligencia. Otros nos dirán que tiene que ver si uno es estudioso o no —a menudo excusándose, diciendo que no son estudiosos. Otros imaginan que es necesario tener un don para ello, y que no todos los cristianos son partícipes de ese don. Amigos, esas ideas no son ciertas. No las crean ni por un minuto. En la Palabra de Dios, hay respuestas a esta pregunta, y quiero analizarlas con ustedes y ver si podemos aprender algo para nuestra vida personal.
Este versículo que hemos leído al final de la segunda epístola de Pedro es una exhortación a los santos a “crecer en la gracia”. No podríamos desear nada mejor para ustedes, queridos jóvenes, y para todos nosotros, que “crezcamos en la gracia”. El crecimiento es el desarrollo de las características morales de Cristo en Su pueblo, y la “gracia” es la tierra fértil en el que crecemos.
Crecer en las cosas divinas es muy diferente a crecer en las cosas naturales. Ya sea que se trate del crecimiento de la humanidad físicamente, en el reino animal o en el reino vegetal, es seguro que usted nunca ha escuchado a nadie exhortándoles a crecer. Usted no sale y le dice a sus plantas en su jardín: “¡Ahora crezcan!” Tampoco toma a su perro o gato y le dice que crezca. ¿Quién ha oído hablar de alguien que lleva a su hijo o hija a una habitación y les dice: “Ahora, crezcan”? No, esto es algo que ocurre de forma natural. Pero cuando se trata del desarrollo espiritual del cristiano, es muy interesante que haya una exhortación a los santos a “crecer”. Creo que se debe a que el crecimiento en las cosas espirituales no es una labor unilateral del que solo Dios se ocupa. Hay algo que nosotros debemos de hacer, y Dios quiere que nos responsabilicemos en poner de nuestra parte en ello.
Alguien dijo que es como encender un fuego. Yo no tengo mucho conocimiento acerca de encender fuegos, pero entiendo que hay una forma correcta e incorrecta de hacerlo. Uno puede colocar la leña de tal forma que cuando se encienda el fuego, éste agarre la leña y arda bien. Por otro lado, también se puede colocar la leña o cualquier otra cosa que se quiera encender, de una forma aleatoria, lo cual no encendería una buena fogata. Creo que es la misma idea en las cosas de Dios. Para que haya un verdadero crecimiento, necesitamos tener ciertos principios establecidos en nuestras vidas, para que el Espíritu de Dios pueda tomar las cosas de Dios y aplicarlas a nuestros corazones y nuestras vidas. Creo que la presencia de tales cosas en una vida personal es la razón por la que algunos avanzan más rápidamente que otros. En pocas palabras, si hay algunos aquí que sienten que no han progresado mucho en su vida cristiana, yo creo que es porque les faltan algunos de estos principios en sus vidas.
RUT: Una recién convertida
Quiero ver este tema de modo figurativo—es decir, como se ve simbólicamente en la vida de un individuo en el Antiguo Testamento. Este personaje ilustra maravillosamente los elementos necesarios para el crecimiento y el avance. Su nombre es Rut. (Es interesante que solo hay dos mujeres cuyos nombres son el título de un libro en la Biblia: Rut y Ester. Entre ellas hay ciertos contrastes relevantes. Por ahora no voy a hablar de estos contrastes, pero uno de ellos es que Ester era una doncella judía que se casó con un rey gentil. Rut, por otro lado, era una doncella gentil que termina casándose con un príncipe judío).
Hay muchos principios valiosos en estos libros del Antiguo Testamento, de los que podemos incorporar para nuestro camino cristiano. Es sorprendente cuán rápido Rut creció en las cosas de su Dios a quien recién conoció, y entre Su pueblo. Me gustaría contemplar la vida de Rut, y escudriñar cuál era el secreto de su rápido crecimiento. No voy a leer todo el libro; solo voy a leer algunos versículos, y destacaré los puntos más sobresalientes de su vida. Luego, haré de ellos algunas aplicaciones prácticas para nuestras vidas.
Comenzaremos en el versículo 6 del capítulo 1, donde ya había ocurrido una tragedia en la familia de Elimelec. Ocurrieron tres muertes en la familia. En ese momento, la familia queda despojada de los hombres y termina con tres viudas: Noemí, Rut (o Ruth, como está deletreada en la versión Reina-Valera Antigua) y Orfa (u Orpha). “Entonces ella se levantó con sus nueras, y volvióse de los campos de Moab: porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado á su pueblo para darles pan. Salió pues del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron á caminar para volverse á la tierra de Judá. Y Noemi dijo á sus dos nueras: Andad, volveos cada una á la casa de su madre: Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo. Déos Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido: besólas luego, y ellas lloraron á voz en grito. Y dijéronle: Ciertamente nosotras volveremos contigo á tu pueblo. Y Noemi respondió: Volveos, hijas mías: ¿para qué habéis de ir conmigo? ¿tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos? Volveos, hijas mías, é idos; que yo ya soy vieja para ser para varón. Y aunque dijese: Esperanza tengo; y esta noche fuese con varón, y aun pariese hijos; ¿Habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿habías vosotras de quedaros sin casar por amor de ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí. Mas ellas alzando otra vez su voz, lloraron: y Orpha besó á su suegra, mas Ruth se quedó con ella. Y Noemi dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto á su pueblo y á sus dioses; vuélvete tú tras ella. Y Ruth respondió: No me ruegues que te deje, y que me aparte de ti: porque donde quiera que tú fueres, iré yo; y donde quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios: Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada: así me haga Jehová, y así me dé, que sólo la muerte hará separación entre mí y ti. Y viendo Noemi que estaba tan resuelta á ir con ella, dejó de hablarle. Anduvieron pues ellas dos hasta que llegaron á Beth-lehem”.
Aquí vemos una gran prueba en la vida de Rut. Las tres viudas emprendieron un viaje para volver a la tierra de Judá. Pero había una gran diferencia entre ellas: en una vemos a una viuda afligida (“Noemi”), en la otra vemos a una viuda ausente (“Orpha”), y, por último, tenemos a una viuda aferrada (“Ruth”).
“Noemi” era una descarriada emprendiendo el camino de la restauración de su vida. Ella sabía que necesitaba estar en la tierra de Judá, donde Dios quería que estuviese, y hacia allá regresaba. “Ruth” representa a un recién convertido haciendo al Dios de Israel su Dios personal. Y luego, “Orpha” representa a un simple profesante que se propone acercarse al Dios de Israel y a Su tierra, pero al ser probado, se retracta de la profesión que había hecho.
1) Compromiso con el Señor
El primer y muy importante elemento que vemos en Rut es que ella se caracterizó por el compromiso con el Dios de Israel, un compromiso que implicó una ruptura total con su tierra natal de Moab. Este nivel de compromiso es absolutamente esencial en la vida de todos los creyentes, ya sean creyentes en la época del Antiguo Testamento o cristianos como nosotros. Es hermoso ver a Rut haciendo esa confesión de su fe. Cuando Noemí la escuchó, no pudo disuadirla de ir a la tierra de Israel. El compromiso de Rut fue muy profundo y real. Esto involucraba cinco cosas: ella dijo, “Donde quiera que tú fueres, iré yo”, lo cual siginificaba que estaba dispuesta a tomar un nuevo camino en su vida. “Donde quiera que vivieres, viviré”, significando que ella estaba dispuesta a estar en un nuevo lugar. Entonces, dijo: “Tu pueblo será mi pueblo”, lo que indica que estaba dispuesta a identificarse con un pueblo nuevo. Ella también dijo: “Tu Dios mi Dios”, significando que ella había aceptado a una nueva Persona (divina) en su vida, es decir, a Jehová. Y, por último dijo, “Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada”, indicando que ella tenía una nueva perspectiva en su vida, porque los santos del Antiguo Testamento no sabían acerca de la venida del Señor y del arrebatamiento de los santos. Ellos vivieron con la esperanza de lo que estaba más allá de la muerte, lo cual era la eternidad con su Dios.
La confesión de Rut incluía:
Un nuevo camino: el camino de la fe.
Un lugar nuevo: la tierra de Israel.
Un pueblo nuevo: los hijos de Israel.
Una nueva Persona divina: el Dios de Israel, Jehová.
Una nueva perspectiva: la eternidad con Jehová.
Ella había tomado un rumbo totalmente nuevo en su vida, ¡y cuán preciosa imagen es esta de compromiso con el Señor! Creo que es aquí donde se comienza, si deseamos avanzar en las cosas de Dios. Es decir, necesitamos tener compromiso con el Señor en nuestro camino cristiano. Hoy en día hay tanta indiferencia y apatía en la profesión cristiana, lo cual es todo lo contrario a estar comprometidos. Como lo dijo un hermano: “Simplemente paseando por la vida sin ser ejercitados, ni por un lado, ni por el otro”. Es triste decirlo, pero cuando no hay un compromiso verdadero en nuestras vidas, al llegar las pruebas en el camino, a menudo hay fracaso y falta de crecimiento, ya que las raíces de convicción no son muy profundas.
Yo suplicaría a todas las personas que están aquí esta tarde, que se tomen en serio su vida cristiana. Necesitamos ponernos delante del Señor en cuanto a nuestro compromiso en el camino. Me doy cuenta de que ninguna exhortación por sí sola puede efectuar esto. Es sólo el poder del amor de Dios y la grandeza de la obra que el Señor Jesús realizó en la cruz, lo que nos conmueve y atrae las cuerdas de nuestros corazones, así como cantamos juntos—“Nos has llevado en pos de Ti, Señor; Corramos, no flaqueando de sopor”. Este es mi gran deseo para cada persona aquí en esta tarde: que el Señor Jesús sea más precioso para nuestros corazones, lo cual se evidenciaría mediante el compromiso empleado en nuestras vidas.
Rut no era inconstante ni de doble ánimo. Ella no tomó el camino de seguir a Jehová a la ligera, como lo es evidente en el mundo cristiano de hoy. Ella tomó el compromiso de dejar atrás a Moab. ¡De hecho, no leemos que ella haya tenido contacto con, o que haya vuelto a Moab! Así de firme fue su elección por Jehová. Ella “quemó los puentes” detrás de sí. Nosotros a menudo escuchamos decir en los negocios y en la vida: “¡Uno no quiere quemar todos los puentes!” Pero estamos aquí esta tarde para decirles que, si ustedes quieren avanzar en las cosas divinas, necesitan “quemar los puentes” detrás de ustedes. Ustedes tienen que hacer un compromiso con el Señor del cual no se volverán jamás. Hebreos 11:15 nos dice “Que si se acordaran de aquella (patria) de donde salieron, cierto tenían tiempo para volverse”. Ciertamente ese no fue el caso de Rut. Esta mujer estaba enfocada en su nueva vida, su nueva patria y su nueva comunión con el pueblo de Israel. ELLA ESTABA COMPROMETIDA. Yo espero que este sea el caso en la vida de cada uno de nosotros hoy.
Como hemos ilustrado en la vida de Rut, el consagrarnos al Señor implica una separación absoluta del mundo, del cual Moab es figurativo. Mi tío Stan solía decir: “Nunca he visto a alguien crecer en su alma y a la vez mantener un grupo de amigos fuera del pueblo del Señor”. Puede que no te agrade escuchar eso, pero es muy cierto. Si tienes un grupo de amigos fuera del pueblo del Señor, poco a poco te arrastrarán con ellos. Sería imposible disfrutar mutuamente de las cosas del Señor con esas personas, puesto a que ellos no Lo conocen ni desean nada de ello. Por tanto, con ellos tendría que ser algo diferente —otra cosa que no sea Cristo. Que Dios nos dé la gracia para romper esos vínculos que nos impiden crecer en el camino. “Él da mayor gracia” (Santiago 4:6).
Este tipo de compromiso me recuerda a una historia que escuché sobre el explorador Hernán Cortés, ocurrido hace muchos años. Cuando Cortés desembarcó con su flota de once naves en las costas de Veracruz, México, él tenía un solo objetivo: conquistar esa tierra. Para ello, lo primero que él hizo, una vez que sus setecientos hombres llegaron a la orilla del mar, ¡fue prender fuego a todas las once naves! Mientras sus hombres observaban de lejos a sus naves quemándose, y luego hundirse hasta el fondo del Golfo de México, despertaron a la realidad de que no había vuelta atrás. Solo había una dirección a seguir: hacia adelante. Qué ilustración tan gráfica de la historia acerca del compromiso de seguir adelante, y solo hacia adelante. Sin embargo, no vemos mucho de eso entre los cristianos de hoy. Nosotros los cristianos parecemos solo jugar en las cosas divinas. Los cristianos de hoy parecen querer mantener un pie en la vida que llevaban antes de su conversión, y otro pie en las cosas del Señor, y esto simplemente no funciona, ellos no avanzan. Este es uno de los mayores obstáculos para seguir adelante. Por lo tanto, si quieres crecer en tu vida cristiana, (y esperamos que todos aquí presentes tengan ese deseo), debes aplicar cada uno de los puntos que vamos a destacar en la vida de Rut, y así tendrás éxito.
Me llega a la mente otra historia sobre Napoleón. Sabemos por la historia que él estuvo involucrado en muchas batallas en Europa, pero hubo una batalla en particular que ilustra nuestro punto aquí. Él estaba siendo dominado por las tropas del enemigo, por lo que ordenó a su baterista que sonara la “retirada”. (En aquellos días, esa era la forma de marchar a las tropas, ya que las radios todavía no existían). Al ver que su baterista no respondió, Napoleón repitió su orden. Pero tampoco se escuchó el sonido del tambor. Así que Napoleón se acercó a él y le dijo: “¡Suena la retirada!” El baterista respondió: “Señor, usted nunca me enseñó ese ritmo”. Eso impactó grandemente a Napoleón y lo impulsó a una de sus mayores victorias. Nosotros necesitamos de ese tipo de compromiso decisivo en nuestra vida cristiana. Alguien dijo que el camino cristiano valdría la pena ¡aun si fuere diez mil veces más difícil! Qué privilegio tenemos de caminar en el camino cristiano y llevar el Nombre de Cristo ante el mundo. Que Dios nos dé ese tipo de compromiso en nuestras vidas.
2) Diligencia para recoger alimento
Leamos en el segundo capítulo y observemos otros elementos por los que fue caracterizada Rut. “Y tenía Noemi un pariente de su marido, varón poderoso y de hecho, de la familia de Elimelech, el cual se llamaba Booz. Y Ruth la Moabita dijo á Noemi: Ruégote que me dejes ir al campo, y cogeré espigas en pos de aquel á cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía. Fué pues, y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores: y aconteció por ventura, que la suerte del campo era de Booz, el cual era de la parentela de Elimelech. Y he aquí que Booz vino de Beth-lehem, y dijo á los segadores: Jehová sea con vosotros. Y ellos respondieron: Jehová te bendiga. Y Booz dijo á su criado el sobrestante de los segadores: ¿Cúya es esta moza? Y el criado, sobrestante de los segadores, respondió y dijo: Es la moza de Moab, que volvió con Noemi de los campos de Moab; Y ha dicho: Ruégote que me dejes coger y juntar tras los segadores entre las gavillas: entró pues, y está desde por la mañana hasta ahora, menos un poco que se detuvo en casa”.
Aquí tenemos otro aspecto que caracterizó a Rut: su diligencia para recolectar alimentos. Ella había ingresado entre el pueblo de Dios y se estaba aprovechando de la ley nacional de los pobres en Israel. Aprendemos en Levítico 19 que los hijos de Israel no debían espigar sus campos después de haberlos segado. Esto era para permitir que los extranjeros, como Rut, y los pobres de Israel recogieran alimento para sí mismos y no murieran de hambre. Ellos eran libres de salir y recoger los restos que habían sido dejados. Esta era la ley de Dios, revelando así Su corazón que se preocupa por Su pueblo.
“Booz” en este capítulo es una figura del Señor Jesucristo. El “campo”, el lugar donde recogían alimentos, es una figura de la Palabra de Dios, donde recogemos alimento espiritual para nuestras almas. El “criado” que fue puesto sobre los segadores es una figura del Espíritu de Dios. Él estaba en el campo de Booz para guiar y dirigir los asuntos de Booz. Noten: Él no tiene nombre, lo cual es consistente con las figuras del Espíritu por todas las Escrituras. El Espíritu de Dios no está en el mundo para llamar atención hacia Sí mismo, sino hacia Cristo, y por eso, Él se complace en esconderse detrás de escenas. Luego encontramos que había “segadores” y había “espigadores” en el campo. En cada reunión de estudio Bíblico, encontrarás segadores y espigadores. Los segadores son los que tienen experiencia en la cosecha y por ende se adelantan al resto y cortan el grano. Los segadores son una figura de aquellos que tienen algún conocimiento y don para ministrar la Palabra y nos pueden enseñar las cosas acerca de Cristo. Los espigadores son aquellos de nosotros que vamos detrás de los segadores y recogemos los pedazos preciosos de alimento espiritual en las reuniones, mediante las cuales nos alimentamos espiritualmente.
Ahora, lo que debemos aprender de esto es que, si queremos alimentarnos, necesitamos tener el deseo de ocuparnos en la Palabra de Dios. Eso es lo hermoso de Rut. Cuando salió, aconteció que llegó al campo de Booz. Y el criado la puso en contacto con Booz. De manera similar, cuando nos ocupamos en la Palabra de Dios con el objetivo de obtener alimento espiritual para nuestras almas, el Espíritu de Dios nos dirige a Cristo. La Biblia dice: “Pero cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará á toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir. Él me glorificará: porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:13-14). ¡Rut conoció a Booz en su campo! Y ahí es donde tú encontrarás a Cristo: en la Palabra de Dios. Creo que es así como nos familiarizamos con nuestro bendito Señor Jesús; ocupándonos en la Palabra de Dios y procurando recoger el alimento para nuestras necesidades espirituales. No hay lugar en las Escrituras, ya sea por ilustración o por hecho real, donde Cristo no sea presentado de alguna manera. En su totalidad, este libro (la Biblia) se trata del Señor Jesús. Alguien dijo que la Biblia solo se trata de historia, pero eso es exactamente lo que es. ¡Es SU HISTORIA! ¡Todo se trata de Él!
Cuando leas, usa todos los medios necesarios para obtener la verdad. Yo no tengo ningún problema con aquellos que quieren tomar apuntes en las reuniones bíblicas. Hay algunos que nos dirán que no debemos tomar apuntes. Pero el hermano Kelly escribió un libro sobre su relación con el hermano Darby, y en una parte de ese libro menciona que nadie tomó más apuntes que Darby. Él siempre parecía estar anotando, ya sea cuando estaba caminando o cuando estaba visitando a alguien. No estoy diciendo que es obligatorio tomar apuntes, sino que debemos usar todos los medios disponibles para ayudarnos a obtener y recordar a la verdad. Un proverbio chino dice: “Cuando lo escucho, lo olvido; cuando lo veo, lo recuerdo; pero cuando lo escribo, lo entiendo”. La idea detrás de esto es que, si involucramos más de nuestros sentidos en el aprendizaje de la verdad, tendremos más posibilidades de captarla y recordarla. Creo que el hermano Darby tiene un artículo, y en alguna parte habla del valor de escribir. Aunque tus notas no sean para compartir, sino que las guardas para tu uso personal, escribir algo es útil para tu proceso de aprendizaje. Alguien dijo acertadamente: “Nuestros pensamientos se aclaran en la punta del lápiz”.
Qué hermosa imagen es esta de Rut, teniendo el deseo de buscar su alimento. Este segundo y gran elemento en la vida de Rut es lo que todos necesitamos: hambre del alimento espiritual. Y esto solo lo podemos obtener al espigar en la Palabra de Dios. Éste es otro motivo por el que algunos avanzan mucho más rápido, mientras que otros solo están vacilando. Es posible que los jóvenes de aquí no tengan el apetito espiritual que tienen los mayores, y no estamos sugiriendo que la cabeza de John Darby sea puesta sobre los hombros de los jóvenes. Tú eres una persona joven, y Dios lo entiende. Sin embargo, aun así debe haber algún esfuerzo en tu vida para espigar en la Palabra de Dios.
Jóvenes, espero que escuchen este mensaje fuerte y claro, ya que hará la diferencia en cuanto a si progresas o no en tu vida cristiana. Tú necesitas alimento espiritual para tu alma. Puedes decir (si eres honesto), “Pero es que no tengo suficiente apetito”. Entonces, debes entender que la razón es porque tienes dos naturalezas. Un cristiano es diferente de todas las demás criaturas de la creación de Dios. Él tiene dos naturalezas. Un ángel no tiene dos naturalezas; ni el animal tiene dos naturalezas. El hombre que está perdido en este mundo ciertamente no tiene dos naturalezas; él solo tiene una naturaleza caída. Mas el cristiano es único; él tiene dos naturalezas. Una de ellas es recibida cuando nacemos de nuevo, la cual es más alta que la de un ángel, porque es la vida misma de Cristo. Y la otra es la naturaleza caída, la cual es más baja que la de una bestia, porque los hombres caídos practican cosas inmorales que ni siquiera una bestia haría. Y amigos, ¡ninguna de estas naturalezas puede mejorarse! Porque una es tan mala, que no se puede mejorar; y la otra es tan perfecta que tampoco se puede mejorar. E independientemente de la influencia que ejerces sobre ellas, no podrás cambiar sus deseos básicos. Una quiere a Cristo y las cosas de Él, y la otra quiere el pecado y el mundo.
El hermano Jim Lantz me contó una historia que ilustra muy bien este punto. Cuando él era niño, tuvo la oportunidad de pasar el verano en la granja de su tío Walter. Su tío Walter tenía todo tipo de ganado: vacas, cerdos, caballos, gallinas y gansos, y tenía un pequeño estanque de agua para para ellos y mucho más. Un día, hubo un alboroto espantoso en el gallinero, y cuando llegaron al lugar de los hechos fue obvio lo que había sucedido; algún depredador se había metido —un zorro o una mangosta, no recuerdo qué dijo que era— pero lo cierto es que se llevó a una madre pato. Ellos notaron que la pato había estado sentada sobre su nido lleno de huevos. Así que Walter, el tío de Jim, tomó los huevos y se acercó a una gallina que estaba sentada en su nido lleno de huevos, y los puso debajo de ella. Jim preguntó a su tío: “¿Funcionará eso?” Su tío respondió: “Bueno, ya veremos si funciona.”
Efectivamente, un par de semanas después ellos nacieron y esa gallina los cuidó, hasta que llegó el día de sacar a su cría del gallinero. Él dijo que fue un espectáculo muy interesante. La gallina salió, y detrás de ella una larga fila de polluelos. Después de avanzar un poco, de repente, la mitad de su cría giró a la derecha ¡hacia el estanque de agua! Ella hizo ruidos para alarmarlos, pero ellos no prestaron atención. Vieron el agua y, siendo patos por naturaleza, ¡se fueron directamente al estanque de agua! Independientemente de todo el cuidado que la gallina había proporcionado a esos patitos, nada los cambió. Así es la naturaleza caída del cristiano; no importa cuánta cultura y enseñanza moral le proporciones, no tendrá ningún cambio. Como siempre, ella irá directo al pecado. Gracias a Dios, hemos nacido de Él y tenemos otra naturaleza que tiene un interés y una capacidad para las cosas divinas.
Sin embargo, tener una nueva naturaleza que tenga capacidad para las cosas divinas no será suficiente para hacernos crecer. El gran ejercicio para nosotros como cristianos es aprender a alimentar esa nueva vida, para entonces poder crecer. Y el alimento que nutre la nueva vida es Cristo. El Señor Jesús dijo: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él” (Juan 6:54-56). Él hablaba en sentido figurado, por supuesto. Pero el punto principal aquí es que necesitas tener un momento de tranquilidad en tu vida diaria, en el que tomes la Palabra de Dios y permitas que el Espíritu de Dios presente a Cristo ante tu alma, y así alimente tu nueva vida. Una vez que aprendas a hacer esto, descubrirás que es de mucha bendición.
Pero, como mencionamos anteriormente, tenemos otra naturaleza que desea otras cosas, y debemos tener cuidado de no alimentarla, porque al hacerlo, ella nos dominará. Si alimentamos la naturaleza caída, es de esperarse que esta se manifieste y comience a dominar nuestras vidas con sus deseos. Y una de las cosas que ella se rehúsa hacer es alimentarse de la Palabra de Dios. Personalmente, creo que pasamos demasiado tiempo en el ámbito de la carne, todos nosotros, no solo los jóvenes. Esa es la razón por la que a menudo hay una lucha y una falta de apetito por la Palabra de Dios. Por tanto, cuán importante es que alimentemos la nueva naturaleza.
No estoy tan preocupado por los jóvenes que parecen todavía arrastrar un poco de este mundo con ellos, algo así como Moisés, cuando huyó de Egipto. ¿Recuerdas la historia? Las hijas de Jetro lo identificaron como Egipcio debido a su apariencia, pero realmente él era un hijo de Dios. Mientras haya un verdadero deseo de beber de la Palabra de Dios, yo sé que esas cosas del mundo con el tiempo encontrarán su debido lugar en el basurero. Pero si no hay esa íntima comunión con las Escrituras abiertas, tarde o temprano habrá una triste desviación del camino. Ahora, no estoy excusando la mundanalidad entre el pueblo de Dios, pero lo que estoy diciendo es que, si hay una consumo diaria de la Palabra de Dios, eventualmente la persona se dará cuenta y esas cosas serán removidas de su vida. Pero temo que con muchos, y me duele decirlo, queridos jóvenes, si bien podemos ver las marcas del mundo en ustedes, no vemos nada de interés en recibir la Palabra de Dios. Y sé adónde te llevará en tu vida si esto continúa, y eso me preocupa. Tú necesitas recibir este mensaje fuerte y claro: Necesitas tomar la Palabra de Dios y alimentarte de ella.
Creo que, si retomas las Escrituras y comienzas a leer, Dios aumentará tu apetito a medida que continúes. Yo sé que el comienzo es difícil —has estado afuera jugando o lo que sea, y luego cuando abres las Escrituras, al principio es un poco difícil empezar. Eso es porque nuestras almas tienen que pasar por un proceso de lavado, debido a nuestro contacto diario con la contaminación. Pero una vez que superes eso, experimentarás la dulzura de la Palabra de Dios. Solo tienes que aferrarte un poco, durante los primeros 5 o 10 minutos, y descubrirás que el Señor se te hará precioso mientras lees y meditas.
Entonces, si tienes poco apetito por la Palabra de Dios, probablemente sea porque tienes el hábito de alimentar a la vieja naturaleza, y el apetito de tu nueva naturaleza ha sido debilitado. Habrá una tremenda lucha en nuestras vidas debido a esta cuestión de las dos naturalezas. Se nos dice que “la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne: y estas cosas se oponen la una á la otra, para que no hagáis lo que quisieres”. Pero también se nos dice que, si “andamos en el Espíritu”, “no satisfagáis la concupiscencia de la carne” (Gálatas 5:16-17).
3) Buenos compañeros
Pasemos a otros puntos. Hasta ahora hemos analizado dos temas; el primero, un compromiso con el Dios de Israel el cual involucra la separación absoluta del mundo; y el segundo, la necesidad de diligencia para buscar alimentos. Pasemos ahora a Rut 2:8-9 para mostrar el tercer punto. “Entonces Booz dijo á Ruth: Oye, hija mía, no vayas á espigar á otro campo, ni pases de aquí: y aquí estarás con mis mozas. Mira bien el campo que segaren, y síguelas: porque yo he mandado á los mozos que no te toquen. Y si tuvieres sed, ve á los vasos, y bebe del agua que sacaren los mozos”.
¿No es esto maravilloso? Booz habla directamente a Rut; y ¿sabes algo? el Señor Jesús quiere hablarte a ti. Este será el resultado cuando tengas tus “momentos de tranquilidad” con las Escrituras abiertas. Vemos aquí que Booz le da algunas instrucciones a Rut y algo de consejo, y en mi opinión muy buen consejo. Este era que ella necesitaba tener buenos compañeros. Esto nos lleva al tercer punto que quiero plantearles, que es la necesidad de tener el compañerismo correcto. Booz dijo: “ni pases de aquí: y aquí estarás con mis mozas”. Él no quería que ella estuviera vagando por otros campos. Así que, ella siguió su consejo y se mantuvo en compañía de personas adecuadas. Este fue otro componente del progreso rápido de Rut.
Aquí hay una gran lección para nosotros. A menudo se escucha decir que nuestros compañeros son como los botones de un ascensor; ¡Nos pueden llevar o arriba o abajo! Si te mantienes en la compañía de aquellos que son descuidados e indiferentes a las cosas de Cristo (aquellos que realmente no se han comprometido con el Señor), ellos no te serán de ayuda. No te llevarán para arriba, sino para abajo. Mientras que, si tus compañeros son de aquellos que tienen interés en las cosas divinas, te incitarán y estimularán en las cosas de Dios.
El hermano Hayhoe solía decir: “No he sido llamado a elegir a mis compañeros; la Palabra de Dios elige a mis compañeros por mí”. Se refería al Salmo 119:63 que dice: “Compañero soy yo de todos los que te temieren Y guardaren tus mandamientos”. Hay dos cosas en ese versículo: los que temen a Dios y los que guardan Sus mandamientos. Ahora, eso identifica qué tipo de compañeros hemos de tener. Nota que no dice: “Soy un compañero de todos los demás Israelitas en la tierra”. Tampoco las Escrituras dicen que debemos ser compañeros de todo cristiano. La razón por esto es que estamos en un día de ruina y fracaso, y hay muchos cristianos que tienen poco o ningún interés en las cosas de Dios. Ellos no nos ayudarán en el camino de la fe. Se nos dice en Proverbios 5:14, “Casi en todo mal he estado, En medio de la sociedad y de la congregación”. En estos días, no tenemos que salir al mundo para encontrar problemas; lo podemos encontrar entre los que profesan el Nombre del Señor.
Por eso existe el asunto de la separación en la casa de Dios. Todos sabemos que los cristianos deben caminar en separación de las personas del mundo, las que están fuera de la casa de Dios. Sin embargo, no muchos cristianos se dan cuenta de que también debemos practicar la separación en la casa de Dios. Esto, como he dicho, se debe a que la casa de Dios hoy está en ruinas. Podemos ir a 2 Timoteo 2:19-22 y leer sobre esto allí. Sí, hay muchos que profesan conocer al Señor, y que dicen ser cristianos, pero son descuidados en el camino. Éstos no son el tipo de compañeros que querrás tener. Ese versículo en el Salmo 119 dice “mandamientos [preceptos]”, una palabra que se usa para describir los detalles más pequeños de la ley. Esto entonces se refiere a alguien que es meticulosamente cuidadoso en guardar los principios más pequeños de las Escrituras. Este versículo me dice que ese es el tipo de persona de quien debo ser compañero. Puedes decir: eso hará que el camino sea demasiado estrecho. Bueno, puede ser, pero ese es el tipo de cuidado que debemos tener cuando se trata de nuestros compañeros.
Encontramos aquí que las doncellas de Booz tenían una única ocupación que era espigar en la cosecha. Esto coincidía con el interés de Rut, el interés mutuo de seguir a los segadores y recoger lo que pudieran. Booz no quería que ella pasara a otro campo. Si ella hubiera ido a otro campo, ella hubiera seguido en la tierra de Israel. Ella habría quedado entre los que profesaban ser el pueblo del Señor, pero quizá tenían objetivos diferentes a los que tenía Booz. Pongámoslo de esta manera: hay muchos campos en la profesión cristiana de hoy, todos profesando seguir al Señor. Pero Dios te ha permitido estar entre los que están reunidos al Nombre del Señor; y la palabra para ti es: “No vayas á espigar á otro campo”.
Cuántas veces hemos visto a jóvenes irse a alguna denominación por la razón de que tiene mayor número de personas o un buen grupo de fútbol y ese tipo de cosas. Pero ellos acaban siendo desviados. Nos entristece ver algo así, porque los jóvenes no parecen entender que hay que tener cuidado con el tipo de compañeros con los que andamos. Por supuesto, en nuestras reuniones bíblicas aquí hemos aprendido que necesitamos tener “amor para con todos los santos” (Efesios 1:15); y estoy totalmente de acuerdo. La Palabra de Dios lo dice al menos en dos o tres lugares. Sin embargo, aunque debemos tener un amplio afecto por todo el pueblo de Dios, también debemos tener pies estrechos con respecto a la senda.
¿Te puedo preguntar quiénes son tus compañeros? ¿Quiénes son aquellos con los que te asocias, incluso aquí en esta conferencia? ¿Tienen ellos el interés en las Escrituras y prestan atención a lo que se está enseñando en las reuniones? ¿O son aquellos cuyos pensamientos se desvían lejos del tema en las reuniones, como algunos que se mandan mensajitos entre ellos? Siempre podemos darnos cuenta de quiénes son esas personas, porque sus cabezas siguen girando de un lado a otro mientras la reunión está en curso, charlando con una y otra persona. Así como confesó un hermano: “Cuando era joven, estaba presente corporalmente, pero mentalmente ausente ”. ¡Qué triste confesión! Bueno, nos alegra que estés aquí esta tarde, y esperamos que tus oídos estén abiertos y con interés en las cosas que nos son presentadas en estas reuniones
4) No centrarse en cosas negativas
Avancemos ahora al versículo 15: “Levantóse luego para espigar. Y Booz mandó á sus criados, diciendo: Coja también espigas entre las gavillas, y no la avergoncéis; Antes echaréis á sabiendas de los manojos, y la dejaréis que coja, y no la reprendáis. Y espigó en el campo hasta la tarde, y desgranó lo que había cogido, y fué como un epha de cebada”. Booz dio una orden especial a sus segadores que estaban cosechando en su campo. Dijo: “Asegúrense de echar ‘á sabiendas de los manojos’ para este nuevo converso que está entre nosotros”. Creo que esa es una instrucción para los hermanos que tienen la responsabilidad de enseñar la Palabra de Dios en la reunión. Deben asegurarse de que todos sean nutridos por las cosas que se enseñan. Eso significa que las cosas deben explicarse de forma tal, que sean fácilmente comprendidas, para que haya algo para los jóvenes y nuevos conversos. Ahora bien, no estoy diciendo que reduzcamos las reuniones Bíblicas a un nivel de escuela dominical. Sé que hay personas que piensan que, si hay un par de jóvenes en la audiencia, deberíamos llevar todo a su nivel de primaria. No, eso no es lo que Booz les dijo a sus segadores que hicieran. Su principal objetivo era segar el campo, pero al mismo tiempo, ellos no debían olvidar a los espigadores, y debían dejar manojos a sabiendas, para que ellas también pudieran recoger algo.
No podemos esperar que los jóvenes lo entiendan todo; pero si prestan atención, captarán algo. Sin embargo, a veces nos acostumbramos a usar “taquigrafía” al hablar en las reuniones y dejamos a todos confundidos. Un ejemplo de eso es si un hermano dijera: “Eso sería como la experiencia en Romanos 7”, y otro hermano le responde: “Sí, eso es cierto”. Y sin detenerse a explicar a lo que se están refiriendo, pasan a otro asunto. Muchos de los que están ahí se quedan en blanco, porque no saben de lo que trata ese capítulo. Ahora permítanme preguntarles: ¿Cuántos de los jóvenes que están aquí presentes saben cuál es la experiencia de Romanos 7? Probablemente no muchos. La mayoría diría: “No sé de qué estás hablando”. Hermanos, si continuamos usando “taquigrafía”, la gente eventualmente se desistirá en tratar de entendernos. Ahí es cuando los jóvenes nos ignoran; y eso no es bueno.
El punto en el que quiero centrarme aquí es que cuando Rut estaba en el campo de Booz, ella separó el trigo de la paja. El trigo es lo que tiene valor alimentario, pero la paja es algo sin valor; y es por eso que los agricultores separaban la paja del trigo en un proceso llamado aventamiento. Tristemente, a veces puede haber entre el pueblo de Dios aquello que corresponde a la paja —cosas negativas y sin provecho. Esto podría suceder en una reunión, o después de ella. Por lo tanto, es importante que no nos enfoquemos en lo negativo o en lo inútil, que podría ser los fracasos y las deficiencias de los santos, o algo del tipo. Rut tuvo cuidado de no llevar la paja a su casa, y podemos aprender una lección de ello.
Hay personas que parecen estar siempre ocupadas con asuntos negativos. Parece que siempre están hablando de algún problema o deficiencia de un hermano o una hermana, y a la larga es agotador. Querido hermano o hermana, si esto te identifica, mi siguiente comentario es para ti: ¡Aquellos que están ocupados con el fracaso resultarán ser un fracaso! Si siempre te alimentas con ese tipo de cosas, tu progreso será obstaculizado.
Rut sabiamente separó el trigo de la paja, y se llevó a casa el trigo. Muy a menudo podemos traer a casa algún problema o dificultad que hayamos visto en la reunión, y nos enfocamos en eso. Esto no ayuda a la salud espiritual de nuestras almas. Cuán importante es entonces tener el hábito de no centrarnos en los fracasos y las debilidades entre el pueblo del Señor.
Puede ser algo tan simple como el chisme. Hay un proverbio Turco que dice: “¡El que te cuenta chisme, también contará chismes de ti!” Había un hermano que siempre parecía estar obsesionado con cosas negativas, y el hermano Hayhoe le dijo: “Si tienes que ser amargado todo el tiempo, ¿podrías al menos ser agridulce?” Simplemente no hay ninguna razón válida por la que estemos absorbidos con ese tipo de cosas. Entiendo, por supuesto, que los hermanos tienen la responsabilidad de investigar los problemas que pertenecen a la asamblea, si es necesario, pero no estoy hablando de eso. La norma en la experiencia cristiana consiste en ocuparse de las cosas positivas y celestiales que tienen que ver con Cristo, las cuales corresponden al trigo. Esa debe ser nuestra dieta, especialmente cuando somos jóvenes. No necesitas involucrarte en las cosas con las que los hermanos mayores tienen que lidiar cuando hay problemas. Este es un verdadero peligro. Ha habido hermanos jóvenes muy prometedores que han sido dañados por haberse involucrado en cosas negativas entre los santos. Son atraídos al conflicto pensando que están actuando por Dios, pero no conocen los detalles del asunto y terminan siendo afectados en el proceso.
5) El deseo de compartir el alimento espiritual
Pasemos al versículo 18: “Y tomólo, y vínose á la ciudad; y su suegra vió lo que había cogido. Sacó también luego lo que le había sobrado después de harta, y dióselo (de la comida en el versículo 14). Y díjole su suegra: ¿Dónde has espigado hoy? ¿y dónde has trabajado? bendito sea el que te ha reconocido. Y ella declaró á su suegra lo que le había acontecido con aquél, y dijo: El nombre del varón con quien hoy he trabajado es Booz”. El punto que quiero señalar aquí es que Rut tenía el interés de compartir el alimento que había recogido. Ella no recogía el alimento solo para suplir sus propias necesidades, sino que lo quería compartir con su suegra. Esto es algo maravilloso, escudriñar las Escrituras y luego compartir con alguien lo que hemos aprendido u obtenido de las reuniones!
Este es otro aspecto que nos ayuda a progresar. Podrías preguntarte: “¿Cómo es que el compartir te hace crecer?” Bueno, la Escritura dice: “Y el que saciare, él también será saciado” (Proverbios 11:25). Y otro versículo, “Hay quienes reparten, y les es añadido más” (Proverbios 11:24). Si compartimos lo que tenemos, Dios realiza un pequeño milagro en nuestra vida; al compartir esa verdad en particular, llegas a comprenderla mucho mejor. No sé cómo sucede, pero puedo testificar que esto es verdad. El alimento espiritual en este sentido es completamente opuesto al alimento natural. Por ejemplo, si yo tuviera aquí un pastel para compartir con alguien, y comparto un pedazo, el resultado es que me quedo corto de un pedazo. Ahora bien, si te gusta el pastel de nueces como a mí, ¡es posible que no quieras hacer eso! Pero las cosas divinas no son así. Tú puedes compartir los pensamientos que hayas disfrutado de la Palabra de Dios y, no los pierdes —¡se quedan contigo! De hecho, es aun mejor, ya que ganas algo al compartirlos. El hermano Darby dijo que sentía que no entendía un pasaje o tema, ¡hasta que lo hablaba 4 veces! Cuando leí ese comentario por primera vez, yo dije: “¿Qué?” Pero después de pensar en ello, creo que entiendo a lo que se refiere. Te animo a que compartas con otros lo que has aprendido, y descubrirás que será de bendición para tu alma. Cada uno de nosotros necesita compartir las cosas que aprendemos.
6) Disposición para recibir corrección
Ahora pasemos al versículo 21 para ver otro punto, “Y Ruth Moabita dijo: á más de esto me ha dicho: Júntate con mis criados, hasta que hayan acabado toda mi siega. Y Noemi respondió á Ruth su nuera: Mejor es, hija mía, que salgas con sus criadas, que no te encuentren en otro campo. Estuvo pues junta con las mozas de Booz espigando, hasta que la siega de las cebadas y la de los trigos fué acabada; mas con su suegra habitó”. Aquí vemos a Rut cometiendo un error —a veces llamado “el error de Rut”. En el versículo 8, Booz le había dicho: “Aquí estarás con mis mozas”. Cuando ella regresó a su casa y contó a su suegra todo lo que le había pasado ese día, estaba tan emocionada que de alguna manera había confundido las cosas. Ella casi dijo: “Además de todo este alimento que me permitió recoger, ¡él me dijo que me mantuviera cerca de sus criados!” Ella probablemente pensó que esa era una buena idea —después de todo, existe esa atracción natural. Pero la hermana mayor, Noemí, que ya estaba restaurada, dijo: “No creo que él te haya dicho que hicieras eso. Creo que sería mejor si te mantuvieras cerca de sus mozas”. Y luego el texto dice: “Estuvo pues junta con las mozas de Booz”. El punto que quiero señalar aquí es que ¡ella estaba dispuesta a recibir la corrección y beneficiarse de ella!
Este es otro gran elemento que necesitas en tu vida —estar dispuesto a recibir corrección. Todos necesitamos ser corregidos en algún momento, pero algunas personas tienen gran dificultad con ello; simplemente no pueden o no quieren ser corregidos. Nabal era una de esas personas. Se dijo de él: “él es un hombre tan malo, que no hay quien pueda hablarle” (1 Samuel 25:17). Todos hemos conocido a gente así, pero el Señor no quiere que seamos así. Cuanto más envejecemos, más difícil nos resulta recibir corrección. Pero recordemos que nunca estamos exentos de necesitar corrección. Si es en el caso de aprender la verdad, y nuestra doctrina no es muy correcta, deberíamos de estar siempre dispuestos a ajustarnos a ella sin tomarlo como ofensa personal. Si es en un asunto práctico en el que tenemos la culpa, también debemos tener la gracia para recibir la corrección, y no tener resentimientos por ello.
Hay algunos que han estado más tiempo en el camino de la vida que nosotros, así como Noemí había estado en el camino más tiempo que Rut; y ellos saben mejor que nosotros qué es lo que nos conviene. Y debemos estar dispuestos a escucharlos si tienen algo que decirnos. Rut pudo haber dicho: “No la voy a escuchar porque ella falló”. Pero no, ya que las palabras de aquellos que han fallado y han sido restaurados tienen más eficacia porque han sido humillados y han aprendido la lección profundamente.
7) La práctica de juzgarse a sí mismo
Para nuestro último punto, veamos el capítulo 3:1: “Y díjole su suegra Noemi: Hija mía, ¿no te tengo de buscar descanso, que te sea bueno? ¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas mozas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas. Te lavarás pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, pasarás á la era”. Aquí vemos a Rut, bajo la dirección de Noemí, lavándose y ungiéndose, y luego acercándose a Booz. Esto ilustra la necesidad de mantener la comunión a través del juicio propio. Esto señala el hecho de que debemos estar limpios para entrar a la presencia del Señor.
El Señor no puede tener comunión con nosotros si estamos contaminados. Si nos hemos contaminado en el camino y la comunión se ha roto, tenemos que pasar por el proceso de lavarnos. A menudo se ha dicho que debemos llevar “cuentas cortas” con Dios. Esto significa que, si fallamos y caemos en pecado —aunque sea algo tan pequeño como un mal pensamiento o algo que hayamos dicho— debemos de confesarlo al Señor rápidamente. El apóstol Juan dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad” (1 Juan 1:9). No lo dejes pasar, pensando que vas a lidiar con ello al final de la semana. Para entonces, podría convertirse en algo más grave, porque el pecado lleva un curso. A esta práctica se llama “juicio propio”. La Biblia dice: “Que si nos examinásemos á nosotros mismos, cierto no seríamos juzgados” (1 Corintios 11:31). Esto es necesario para mantener la comunión. De esa manera nos lavamos (o mejor dicho, el Señor nos lava —Juan 13:8-10), y así continuamos siendo aptos para tener comunión con Él.
El resultado fue que Rut se acercó a Booz. Y eso habla de algo que todos deberíamos desear: ¡La cercanía a Cristo! Este es otro aspecto esencial que debemos tener en nuestra vida si queremos progresar en nuestra vida cristiana.
Que Dios ejercite tu corazón para que desees tener en tu vida cristiana todos estos grandes elementos que hemos visto en Rut. Éstas ciertamente son la clave para un progreso rápido.
Compromiso con el Señor que implica una separación absoluta del mundo.
Diligencia para recoger alimento espiritual de la Palabra de Dios.
Buenos compañeros.
No centrarse en cosas negativas.
Compartir lo que hemos recogido.
Estar dispuestos a recibir corrección.
Mantener la comunión por medio del juicio propio.
Ahora voy a responder la pregunta con la que comencé la reunión —en cuanto al por qué algunas personas progresan tan rápido en las cosas divinas y otras no. Si no estamos creciendo espiritualmente, la única conclusión lógica es que debe haber algo que nos está estorbando. Puede que en nuestras vidas faltan algunos de estos elementos importantes ilustrados en la vida de Rut. Quizá no ha habido una separación absoluta del mundo, o tal vez sea la falta de diligencia en recoger alimento de la Palabra de Dios, o quizá el problema son nuestros compañeros. Estas son cosas que deberían ejercitarnos.
Que Dios nos dé la gracia para enfrentar cualquier cosa que obstaculice nuestro progreso espiritual, para que así crezcamos “en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
B. Anstey
(Adaptado)
La Clave Para el Progreso Visto en la Vida de—RUT
B. Anstey
Primera edición en inglés—junio 2004
Primera edición en español—enero 2021
VERSIÓN IMPRESO—1.1
Impreso en CANADÁ
VERSIÓN eBook—1.0
Primera edición en español – mayo de 2021
Nota: Toda referencia de la Santa Escritura es de la versión Reina-Valera Antigua.
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