Jueces 11:12-33: Frente a los hijos de Amón

Judges 11:12‑33
Los peores adversarios del pueblo de Dios descendieron siempre de sus parientes según la carne: Mesopotamia cuyo rey combatió Otoniel era del país de Labán, suegro de Jacob: Madián que combatió Gedeón, desciende de Cetura, mujer de Abraham: Amón y Moab son hijos de Lot, sobrino de Abraham: Edom es hermano de Jacob, hijo de Isaac. Hay otros enemigos como Jabín y los Filisteos, que no tienen su origen en el parentesco carnal de la familia de la fe, pero se puede decir que los enemigos más encarnizados de Israel han procedido de sus parientes. Pues, lo que más se opone al testimonio de Dios y a la vida espiritual de la Iglesia es el amargo producto de su infidelidad. Los hijos de “la mujer Jezabel” invocan el nombre de Cristo, pero su vida carnal e idólatra desconoce la vida divina: la enemistad y la astucia que los caracterizan quedarán hasta el fin cual humillación, castigo y peligro para el pueblo de Dios. El sectarismo como el clero que sostiene la doctrina de los Nicolaítas y la jactancia ciega de Laodicea son los productos de la cristiandad, que quedan cual espinas para los mismos creyentes.
Los hijos de Amón aprovechan el estado miserable de Israel su pariente, para pretender apoderarse de su territorio. ¿Qué ha aprovechado Israel el haberse arrodillado delante de los dioses de Amón? Sería una lección para los cristianos: si tomamos los dioses del mundo, él nos despojará, nos hará perder la realidad de nuestros privilegios. A más de otras cosas, “filosofías”, “vanas sutilezas”, “sabiduría diabólica”, “profanas pláticas”, “los argumentos de la falsamente llamada ciencia”, son los dioses de este mundo. Si se los tomamos, el mundo hará prevalecer sus pretensiones sobre nosotros: es el peligro que advertimos, señalado en la Epístola a los Colosenses: “Nadie os defraude ... Nadie os engañe con palabras engañosas” (Colosenses 2:4-184And this I say, lest any man should beguile you with enticing words. 5For though I be absent in the flesh, yet am I with you in the spirit, joying and beholding your order, and the stedfastness of your faith in Christ. 6As ye have therefore received Christ Jesus the Lord, so walk ye in him: 7Rooted and built up in him, and stablished in the faith, as ye have been taught, abounding therein with thanksgiving. 8Beware lest any man spoil you through philosophy and vain deceit, after the tradition of men, after the rudiments of the world, and not after Christ. 9For in him dwelleth all the fulness of the Godhead bodily. 10And ye are complete in him, which is the head of all principality and power: 11In whom also ye are circumcised with the circumcision made without hands, in putting off the body of the sins of the flesh by the circumcision of Christ: 12Buried with him in baptism, wherein also ye are risen with him through the faith of the operation of God, who hath raised him from the dead. 13And you, being dead in your sins and the uncircumcision of your flesh, hath he quickened together with him, having forgiven you all trespasses; 14Blotting out the handwriting of ordinances that was against us, which was contrary to us, and took it out of the way, nailing it to his cross; 15And having spoiled principalities and powers, he made a show of them openly, triumphing over them in it. 16Let no man therefore judge you in meat, or in drink, or in respect of an holyday, or of the new moon, or of the sabbath days: 17Which are a shadow of things to come; but the body is of Christ. 18Let no man beguile you of your reward in a voluntary humility and worshipping of angels, intruding into those things which he hath not seen, vainly puffed up by his fleshly mind, (Colossians 2:4‑18)). Los hijos de Amón pretendían despojar a Israel del territorio que les pertenecía: mandan decir a Jefté: “Israel tomó mi tierra cuando subió de Egipto, desde Arnón hasta Jaboc y el Jordán: por tanto, devuélvelas ahora en paz” (versículo 13): esto es consecuencia de la infidelidad de Israel mismo, quien había tomado los dioses de los Amonitas para adorarlos.
Estas injustas exigencias producen un efecto notable. En su respuesta a los hijos de Amón, Jefté no niega la situación ruin de Israel, pero le recuerda el origen de las bendiciones que el pueblo de Dios recibió e “Israel no tomó tierra de Moab, ni tierra de los hijos de Amón” (versículo 15): Jehová mismo se lo había prohibido: “Te acercarás delante de los hijos de Amón, no los molestes ni te metas con ellos” (Deuteronomio 2:1919And when thou comest nigh over against the children of Ammon, distress them not, nor meddle with them: for I will not give thee of the land of the children of Ammon any possession; because I have given it unto the children of Lot for a possession. (Deuteronomy 2:19)). Israel había obedecido, pues las reivindicaciones del enemigo no tenían ningún fundamento: pero Israel había adorado los dioses de Amón, y éste le quería despojar de los bienes que Dios le había dado. Si tomamos lo que pertenece al mundo, éste no faltará en tomar lo nuestro.
Lejos de acomodarse al yugo de Amón que había pesado duramente dieciocho años sobre su pueblo, Jefté se mantiene firme sobre el terreno de las bendiciones primeras que Israel recibió en el día que salieron de Egipto para entrar en Canaán: mantiene los dones sobre la base en que estaban establecidos para el pueblo. Quedaremos, dice Jefté, sobre los principios que Dios nos ha dado desde el comienzo, y éstos permanecerán nuestros para siempre: así debe hablar el cristiano. Jefté mira a Israel, el pueblo de Dios, tal como Él lo reconoce desde el principio: “Jehová el Dios de Israel entregó a Sehón y a todo su pueblo en manos de Israel, y venciólos: y poseyó Israel toda la tierra del Amorreo que habitaba en aquel país, ¿y la has de poseer tú?” (versículo 23).
Sobre el terreno espiritual la lucha de la iglesia es contra las potencias espirituales en regiones celestiales (Efesios 6:1212For we wrestle not against flesh and blood, but against principalities, against powers, against the rulers of the darkness of this world, against spiritual wickedness in high places. (Ephesians 6:12)), como la de Israel contra los Amorreos: no tenía lucha con Amón su pariente, como nosotros no la tenemos con las mezclas religiosas salidas de la infidelidad de la cristiandad. No las reconocemos ni como amigos, ni como enemigos: y no las combatimos sino solamente si nos obligan a la lucha: nuestras palabras al dirigirnos a ellas, deben ser las de Jefté: “Guardaremos el país que Jehová nos ha dado” (versículo 24). Habiendo hablado de esta manera, una bendición nueva es otorgada a Jefté: “El Espíritu de Jehová fue sobre él” (versículo 29). Halla la potencia de Dios en el camino que sigue, porque no se conforma con la ruina de Israel, como tampoco Dios la puede adoptar: actúa sobre los principios que Dios ha establecido desde el principio. Tal debería ser el camino del cristiano aun cuando se hallaran dos o tres sobre este terreno.
Revestido del Espíritu de Jehová, Jefté pasó por Galaad y Manasés: y de allí pasó a Mizpa de Galaad, luego pasó a los hijos de Amón (versículo 29). Pero la energía carnal, como a menudo nos sucede a nosotros, se muestra también en él. Ignora el verdadero carácter de la gracia unida al poder de Dios, no se contenta con ella. Conocía muy bien la historia de Israel desde su salida de Egipto, la cita perfectamente al enemigo: pero en lugar de mantenerse sobre el principio de la gracia pura que había dado a Israel la tierra, la mezcla con los principios de la ley de Sinaí. Jefté cae en la falta que tan a menudo cometió el patriarca Jacob: confiándose en sí mismo, hace un arreglo con Dios sobre el pie de una reciprocidad. “Si entregares a los Amonitas en mis manos, cualquiera que me saliere a recibir de las puertas de mi casa cuando volviere de los Amonitas en paz, será de Jehová, y le ofreceré en holocausto” (versículo 30). Jefté no sigue las pisadas de fe marcada por la gracia que cuenta enteramente en Dios, sino en la energía carnal que promete pagarle por el bien recibido.
Dios no contesta a Jefté al respecto: lo deja enteramente a su responsabilidad y a las consecuencias que podrían acaecer. El Espíritu de Jehová le hace obtener la victoria, y ¿de quién podrían provenir todas las victorias de Israel sino sólo del Espíritu de Jehová? Vencedor, Jefté vuelve a Mizpa a su casa: mas, “he aquí que su hija le salió a recibir con adufes y danzas, y era la sola, la única suya, no tenía fuera de ella otro hijo ni hija” (versículo 24). Haciendo énfasis en que esa hija era la única, el texto recuerda más de un pasaje de las Escrituras. Dios dice a Abraham: “Toma tu hijo, tu único, Isaac a quien amas”. Abraham sacrifica a su hijo obedeciendo a la orden de Dios, porque obra por fe: Jefté sacrifica a su hija por un acto voluntario que no es más, ¡ah! sino una falta de fe. “La sola, la única suya”, expresiones que tornan más dolorosa todavía el sacrificio: pero nos recuerdan a uno más grande que la hija de Jefté o el hijo de Abraham: al unigénito Hijo que está en el seno del Padre. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito” (Juan 3:1616For God so loved the world, that he gave his only begotten Son, that whosoever believeth in him should not perish, but have everlasting life. (John 3:16)).
Como el padre en sus comienzos, la hija de Jefté reproduce aquí de una manera emotiva, algunos rasgos de Cristo: cuando la fe falta en el padre, brilla en su pobre hija. Vedla a esta hija única, entregada de antemano al sacrificio por un voto temerario: Cristo, al contrario, lo fue por el consejo definido y previo conocimiento de Dios. Vedla someterse a la voluntad de su padre, le dice: “Padre mío ... si has abierto tu boca a Jehová, haz de mí como salió de tu boca”: pálido reflejo de Aquél que dijo: “Héme aquí para hacer, oh Dios, Tu voluntad” (Hebreos 10:99Then said he, Lo, I come to do thy will, O God. He taketh away the first, that he may establish the second. (Hebrews 10:9)). Ella no cuenta su vida para nada, gustosa hubiera ido a la lucha, y consiente a ser sacrificada y mezclar su sangre “en libación sobre el sacrificio” por la victoria obtenida. Ningún pensamiento personal detiene a esa mujer: “Haz de mí como salió de tu boca, pues que Jehová ha hecho venganza en tus enemigos”. ¡Bella abnegación de la fe que no mira más que a Dios!
Además sufre algo cruel para una mujer de fe en Israel que deseara ser un eslabón en la línea del Mesías prometido: esta hija única acepta “ser cortada de la tierra” en su virginidad. “Déjame por dos meses” —dice a su padre— “que vaya y descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras” (versículo 37). Sublime entrega pero muy lejos todavía de la que hiciera Aquél que consintió en “ser cortado de la tierra de los vivientes” por la transgresión de Su pueblo. Abandonando Sus prerrogativas mesiánicas, Sus derechos como Hijo de Dios, Jesús sufrió la muerte: “Y Su generación, ¿quién la contará? porque fue cortada de la tierra Su vida” (Isaías 53:88He was taken from prison and from judgment: and who shall declare his generation? for he was cut off out of the land of the living: for the transgression of my people was he stricken. (Isaiah 53:8)). Sin embargo el profeta agrega, “verá linaje, vivirá por largos días ... He aquí, Yo y los hijos que Me dio Dios ... y Jehová pondrá Su simiente para siempre y Su trono como los días de los cielos” (Salmo 89:2929His seed also will I make to endure for ever, and his throne as the days of heaven. (Psalm 89:29)).
El suave acorde de los adufes y la alegría de las danzas se cambiaron en endechas: “Fue con sus compañeras y lloró durante dos meses ... Y de aquí fue la costumbre en Israel que de año en año, iban las doncellas de Israel a endechar a la hija de Jefté Galaadita, cuatro días en el año” (versículo 40). Para los que conocen la resurrección del Salvador, su victoria sobre la muerte, la tristeza se cambió en gozo: “Tenéis tristeza, mas vuestra tristeza se cambiará en gozo”. Israel está de luto, ha tenido que endechar por haber rechazado a su Mesías: “Llorad sobre vosotras mismas”. Los que estaban de bodas tuvieron que ayunar porque el esposo les fue quitado: pero los de la simiente espiritual, celestial, hijos de Dios por nuevo nacimiento, están de fiesta. En lugar de endechar, recordamos la muerte del Señor no con lágrimas: mas con alegría verdadera que nos da Su resurrección. Sin embargo, esos montes de Israel que se ven enlutados por la muerte de su Dueño, un día verán volver la alegría cuando el retorno del Resucitado, el llanto se cambiará en cantar: de año en año se festejarán las solemnidades de las cabañas y adorarán al rey, Jehová de los ejércitos (Zacarías 12:11; 14:1611In that day shall there be a great mourning in Jerusalem, as the mourning of Hadadrimmon in the valley of Megiddon. (Zechariah 12:11)
16And it shall come to pass, that every one that is left of all the nations which came against Jerusalem shall even go up from year to year to worship the King, the Lord of hosts, and to keep the feast of tabernacles. (Zechariah 14:16)
).