Josué 3-4: Cruzando el Jordán

Joshua 3‑4
Los Israelitas salieron de su esclavitud de Egipto y llegaron al Mar Rojo, mas sus enemigos venían tras ellos persiguiéndoles; entonces Dios por Su misericordia obró el milagro que les permitió cruzar el mar en tierra seca. Al mirar hacia atrás vieron a sus enemigos muertos en las orillas del mar y emprendieron su viaje rumbo a Canaán con gozo en sus corazones, pero muy pronto cayeron en las murmuraciones, la infidelidad e incredulidad. A causa de su incredulidad tuvieron que caminar por el desierto durante 40 años para que lleguen a la Tierra Prometida. Y se detuvieron a la orilla del río Jordán, la frontera de su herencia terrenal y la última barrera para que entren a ella.
Toda su peregrinación y el cruce del río Jordán tienen un significado espiritual muy importante para nosotros. Así como ellos, nosotros también estamos atravesando un mundo que es como un desierto para el creyente y en el cual no podemos hallar comida espiritual. Además, en medio de estas aflicciones hallamos que nuestra naturaleza es pecaminosa y que cuanto más intentamos cambiarla más fallas hallamos. Al inicio empezamos con mucha confianza pensando que podemos cambiarnos a nosotros mismos, pero poco a poco llegamos a la siguiente conclusión: “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo” (Romanos 7:1818For I know that in me (that is, in my flesh,) dwelleth no good thing: for to will is present with me; but how to perform that which is good I find not. (Romans 7:18)). Cuando esto sucede, entonces estamos listos en una forma práctica para entrar en nuestra herencia espiritual. Esta herencia es cual fue Canaán para los israelitas; es decir, un lugar de batallas espirituales y dificultades, mas también de grandes privilegios y bendiciones. ¿Pero cómo logramos entrar? Los israelitas tuvieron que cruzar el río Jordán que simboliza nuestra muerte con Cristo.
Cuando los israelitas llegaron a las aguas del Jordán escucharon estas palabras: “He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordán” (Josué 3:1111Behold, the ark of the covenant of the Lord of all the earth passeth over before you into Jordan. (Joshua 3:11)). El arca representaba la presencia del Señor en medio de su pueblo. Cristo pasó delante de nosotros y sufrió la muerte por nosotros. Dios nos considera crucificados juntamente con Cristo: “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Romanos 6:66Knowing this, that our old man is crucified with him, that the body of sin might be destroyed, that henceforth we should not serve sin. (Romans 6:6)). Éramos siervos de Satanás y nuestro viejo hombre pecaminoso, culpable delante de Dios, fue condenado; Dios el juez es quien declara que ya fuimos crucificados juntamente con Cristo. Y ahora, ante Dios tan solo vive un nuevo hombre con una nueva vida que no quiere pecar. Pecamos; sí, es cierto; pero nuestra posición delante de Dios es completamente nueva y Él nos exhorta a que vivamos conforme a la nueva posición que nos ha dado en Cristo. De manera que este cambio de posición de culpable a justificado es lo que representa el Jordán.
Después de cruzar el Jordán en seco descubrimos que “Josué... levantó doce piedras en medio del Jordán” (Josué 4:99And Joshua set up twelve stones in the midst of Jordan, in the place where the feet of the priests which bare the ark of the covenant stood: and they are there unto this day. (Joshua 4:9)). Si los israelitas querían, podían pararse a la orilla del Jordán y mirar hacia sus aguas oscuras, pero solo podían ver el agua y no aquellas doce piedras que estaban debajo. Nosotros también podemos pararnos junto a la cruz y mirar hacia la obra de Cristo; mas no podemos ver nuestro viejo hombre sino a Cristo que sufre en nuestro lugar. Su obra en la cruz debe ocupar nuestra visión y no lo que éramos antes de la salvación. Pero también hicieron otra cosa: “los hijos de Israel... tomaron doce piedras de en medio del Jordán... y las pasaron al lugar donde acamparon, y las levantaron allí” (Josué 4:88And the children of Israel did so as Joshua commanded, and took up twelve stones out of the midst of Jordan, as the Lord spake unto Joshua, according to the number of the tribes of the children of Israel, and carried them over with them unto the place where they lodged, and laid them down there. (Joshua 4:8)). Ellos podían ver que algo nuevo salió de aquellas aguas de la muerte, es decir del Jordán y fue puesto en tierra firme en la Tierra Prometida. Así, nosotros también podemos ver en las páginas de las Escrituras que un nuevo hombre nació de la obra de Cristo en la cruz y en la Palabra podemos contemplar cómo actuar en perfección. En 2 Corintios 5:1717Therefore if any man be in Christ, he is a new creature: old things are passed away; behold, all things are become new. (2 Corinthians 5:17) leemos: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es”, pues Dios quiere que vivamos conforme a la vida de Cristo en el poder de Su Espíritu, ya que así actuamos como nuevas criaturas.