Fuera del Campamento y Lejos del Campamento

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1. Fuera del campamento y lejos del campamento

Fuera del campamento y lejos del campamento

"Salgamos, pues, a Él, fuera del campamento (real o campo), llevando Su vituperio" Hebreos 13:13. Podríamos hacernos varias preguntas en relación con este versículo citado de la Biblia.
¿A quiénes fue dirigida esta invocación?
¿Por qué fue dirigida a ellos?
¿Puede ser aplicada a nosotros? Y si lo fuera para nosotros,
¿Cuál es su verdadero significado y su motivo?
Busquemos la solución de estas preguntas en el temor del Señor y para provecho de nuestras almas. Este versículo, al igual que el resto de la Epístola a los Hebreos, fue escrito para los judíos convertidos a la cristiandad. Hay abundantes razones para creer que su autor fue el Apóstol Pablo. Aun cuando Pablo fue el Apóstol de los gentiles, en esta ocasión el Espíritu de Dios lo utilizó para redactar una especial y directa admonición a los judíos que se habían arrepentido, reconociendo que su nación había rechazado a su Mesías.
Desde luego, estos habían aceptado al Señor Jesús como su Salvador, pero los judíos recién convertidos por su naturaleza seguían ligados al templo, a los ritos y costumbres del judaísmo. Habían sido criados en ese sistema, mucho del cual fue sancionado por Dios mismo; pero ahora, desde el rechazamiento del Señor Jesús y del rechazamiento del testimonio del Espíritu Santo en cuanto a Cristo glorificado, Dios estaba desaprobando totalmente tal sistema.
La cristiandad nunca fue un mero complemento o adjunto del judaísmo, sino algo enteramente nuevo. Dios estaba llamando fuera, de entre los judíos y de los gentiles, un pueblo para el cielo, con esperanzas celestiales—nunca terrenales. Los cristianos venían a ser un pueblo en la tierra a la espera de la venida del Señor desde el cielo. No habrían de tener una religión de fórmulas y ceremonias tal como las practicaban los judíos, más bien tendrían que adorar a Dios en espíritu. Los formulismos y ritos habrían de ser reemplazados por sacrificios espirituales. Todo estaba encaminado a marcar un contraste de lo que se practicaba antes.
El orden de cosas judaico no solamente tenía que ser desechado, sino que Dios iba a juzgar a esa nación culpable que tuvo la osadía de decir, "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos" (Mateo 27:25). La sentencia anunciada en Mateo 22:7, "Enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y puso fuego a su ciudad", fue pronto llevada a cabo. Dios estaba ejecutando juicio sobre ese pueblo culpable y se dirige en esta epístola tan hermosa como instructiva a los hebreos, a aquellos que creyeron de entre los judíos, en orden de separarse de corazón de aquello que muy pronto iba a caer bajo el recto juicio de Dios.
Toda la epístola se compone de contrastes. El objeto y el propósito eran revelar a los judíos cristianos que ellos tenían ALGO MEJOR. La palabra MEJOR se repite muchas veces en este libro. Ellos no iban a perder nada al abandonar fórmulas exteriores, ordenanzas y ceremonias de su religión cambiándolas por lo espiritual y celestial, porque todo resultaría MEJOR.
Hay mucho provecho en la lectura de Hebreos al contemplar cómo todos los servicios que Dios dio a los judíos eran meramente tipos y sombras de las MEJORES COSAS que han venido ahora. Todo lo que tenía conexión con el santuario terrenal había servido al propósito de señalar las realidades benditas que ahora han sido introducidas. Por lo tanto no hubo pérdida al dirigirse a las MEJORES COSAS en relación con Cristo en gloria, todo lo cual se había realizado mediante Su muerte y resurrección.
Con tal fundamento puesto en la epístola, el Espíritu Santo nos urge con una llamada afectuosa a salir a Cristo "fuera del campamento".
Israel ha sido considerado como el "campamento" muchas veces. Tan pronto como los israelitas fueron redimidos y sacados de Egipto, vemos en Éxodo 14:19 que "el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel se apartó e iba en pos de ellos". Esta expresión era fácilmente comprensible para aquellos judíos convertidos como una aplicación a Israel y a Jerusalén.
Ellos fueron llamados a salir fuera del campo, pero no meramente DEL CAMPO. El llamamiento es definitivamente a encaminarse "A ÉL". De lo que se desprende que el Señor Jesús debe estar en las afueras del campamento. Cuando Cristo vino al mundo llegó a Israel. "A lo Suyo vino, y los Suyos no le recibieron", leemos en Juan 1:11. Finalmente después de haber sido presentado a aquel pueblo en cada aspecto de acuerdo con las promesas y profecías, Él tuvo que dejarlos, diciendo: "He aquí vuestra casa os es dejada desierta". Mateo 23:38. Posteriormente Él fue conducido a las afueras de su centro religioso, Jerusalén, siendo crucificado "fuera de la puerta". Entonces así vemos que el Señor Jesús ya no se hallaba más en conexión con el campamento de Israel y su religión de sombras.
En Hebreos 13:13 de que estamos tratando, probablemente hay una alusión a la escena descrita en Éxodo 33 cuando Moisés, divinamente enseñado, "tomó el tabernáculo (tienda o testimonio), y lo levantó LEJOS, fuera del campamento", porque tal campo había llegado a ser un lugar contaminado.
Dios no pudo autorizar más tiempo con Su permanencia el sitio que había sido profanado por la presencia y la adoración del becerro de oro (Éxodo 32). Moisés comprendió los pensamientos de Dios, y no solamente situó el tabernáculo afuera, sino lo llevó lejos del campamento (Éxodo 33:7). Así era el caso también en el día cuando esta epístola fue escrita a los judíos cristianos. El campamento estaba contaminado y rechazado, y Cristo quedaba separado de todo ese sistema. Por eso los creyentes judíos son exhortados a salir fuera, hacia Cristo mismo.
Los que oyeron la llamada aquel día dejaron el templo, y finalmente dejaron también Jerusalén antes de que fuera incendiada y destruida (año 70) por los ejércitos del Imperio Romano, tal como se anunció en Mateo 22:7. Entonces la separación entre la cristiandad y el judaísmo fue definitiva.
Es demasiado triste que aquel el cristianismo positivo hubiera caído posteriormente bajo la influencia del judaísmo, retrocediendo a una religión de formalismos exteriores, ceremonias y ritos reconocidos como cosas imperfectas.
De manera que la llamada para salir del real hacia Cristo fue dada inicialmente a los primeros cristianos en Jerusalén. Ellos encontraron la MEJOR COSA, la superior cosa en la cristiandad, y tuvieron que dejar los meros tipos y símbolos, los cuales en su época señalaban a Cristo. Y tuvieron que salir a Él, quien estaba ahora alejado de todo el sistema judío.
Ahora permítasenos volver a nuestras preguntas:
¿Esta invitación de salida fuera puede aplicarse a nosotros?
Y si es así, ¿cuál es su verdadera eficacia y significado?
¿Tiene vigencia en el tiempo actual?
Para contestar mejor estos interrogantes debemos preguntar algo: ¿En el día de hoy existe en la tierra algo que corresponda al campamento judío? Sí, y es triste decirlo. Existe aquello que en muchos aspectos corresponde al real del tiempo de Israel. Esta es la VASTA PROFESION DEL CRISTIANISMO ACTUAL.
El cristianismo no retuvo por mucho tiempo su carácter celestial, más bien fue influenciado por el judaísmo, lo que fue una religión terrenal. No se nos dice en el Nuevo Testamento que la Iglesia de Dios en la tierra practicara las fórmulas de un tabernáculo terrenal. Israel tuvo una religión dada por Dios, tal como fue: ACOMODADA AL HOMBRE en la carne. El hombre no precisaba del nuevo nacimiento para gozar o apreciar la magnificencia del templo (Lucas 21:5), su mobiliario suntuoso, sus sacrificios, sus sacerdotes vestidos de gala, sus cantantes bien entrenados, etc. Todas estas cosas complacían sobremanera a la carne del hombre natural. Pero la cristiandad nunca las reconocía como dadas por Dios para sí. En la Biblia jamás leemos de un templo cristiano, por el contrario, el Señor dijo a la mujer samaritana que ya no existiría un lugar terrenal para la adoración, sino que vendría la hora, "y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad" (Juan 4:21-24). Esto es lo que debe caracterizar este tiempo. Los primeros cristianos se juntaban en casas particulares, y hasta en un tercer piso cuando Pablo predicó en Troas (Véase Hechos 12:12; 20:5-11; Rom. 16:5).
Se lee que el Señor y los apóstoles cantaron un himno antes de salir en la noche que fue traicionado Él, pero no se hace mención en el N.T., ni en esa oportunidad u otras, al uso de instrumentos musicales relacionándolos con la adoración o servicios cristianos. Encontramos sí, exhortaciones para cantar y entonar melodías en nuestros corazones al Señor cantando con entendimiento en la asamblea, pero jamás con ayuda de artefactos musicales. En cambio, esto era bastante adecuado en la dispensación pasada. Formaba parte del ceremonial judaico.
El judaísmo tenía sacerdotes que se paraban entre el pueblo y Dios, pero el pueblo, como una entidad, no podía acercarse. En la verdadera cristiandad todas las personas salvadas son sacerdotes y están plenamente calificados para ofrecer directamente sacrificios espirituales a Dios (1ª Pedro 2:5). Pero hoy día se cuenta con ministros y sacerdotes quienes ostentan rango superior (clero) sobre el pueblo, dividiendo la Iglesia de Dios en clérigos y laicos. Esto no estuvo en la mente de Dios que a todos hizo "cercanos por la sangre de Cristo".
Contemplando el panorama actual, encontramos un cristianismo dotado de edificios espléndidos, con suntuosas decoraciones y ornamentos especiales, todos imitados del Antiguo Testamento de la época de los tipos y las sombras. Se oye la mejor música instrumental y se exaltan los más finos talentos, (a veces en lucimiento personal) supuestamente útiles para la adoración al Señor. Allí está el clero y cada marca de una religión terrenal, pero el carácter celestial de la cristiandad se ha perdido. Es el mundo y el judaísmo, todo mezclado con el cristianismo para satisfacer al HOMBRE NATURAL.
No es preciso que uno se salve para regocijarse con majestuosos edificios, ceremonias suntuosas u oradores magníficos como ocurre en la iglesia profesante actual. Las verdades de Dios han sido corrompidas y alteradas de tal modo que sean aceptadas por la mayoría y adaptadas AL HOMBRE NATURAL TAL CUAL ES ÉL. La verdad se acomoda a los gustos con tal de que las "membresías" aumenten.
Algo más, toda clase de maldad entra a escondidas en tal profesión, con el resultado de que cada verdad básica de Dios está siendo negada en alguna parte del "campamento". Este, hoy en día está resultando tan corrompido o peor como lo fue en los tiempos de Moisés, cuando sacó el tabernáculo no sólo afuera, sino lo llevó lejos del campamento. El Señor Jesús y la verdad sencilla de la vocación celestial del cristiano se hallan fuera del campo de profesión cristiano o "campamento" de hoy día.
Amado hermano cristiano: ¿Ha oído USTED ahora la llamada del Señor para salir a Él, FUERA DEL CAMPAMENTO? Para que goce de SU APROBACION en este día, es preciso que Ud. obedezca tal invocación. En muchos lados el "campo" está contaminado y la advertencia es: alejarse. Nuestro Señor está también fuera y le hace una invitación para ir a donde Él está.
Algunas personas viendo la corrupción dentro del recinto de la profesión cristiana han decidido separarse de todo y andar solos y por su propia cuenta, pero esto no es lo que quiere Dios que hagamos. La exhortación es salir A ÉL, tanto como apartarse del "campamento". Debe haber un lugar, y lo hay, "fuera del campamento" donde el Señor está en medio y a donde Ud. es atraído.
En la segunda epístola a Timoteo, donde se describen las terribles condiciones de los últimos días, el individuo QUIEN QUISIERA AGRADAR AL SEÑOR es exhortado a separarse de los "vasos para deshonra". Supone este paso un apartamiento, pero a continuación se señala con quienes debe seguir: "con los que invocan al Señor de puro corazón" (2ª Tim. 2:19-22).
Usted no debe caminar aislado (un solitario carbón encendido pronto se apaga.) Cuando el mal abunda está Ud. llamado a distanciarse, pero también debe buscar la dirección del Señor para que le guíe al encuentro de donde está Él, ya que Su llamada es tan llana.
El campo y todo lo que le pertenece satisface siempre el hombre carnal. Cada uno de nosotros tiene una naturaleza que se recrea con las cosas hermosas, con la magnificencia, la buena música o la convincente oratoria; pero Cristo el Señor que está afuera nos llama a usted y a mí. ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cómo? y ¿Con quién?
"PORQUE DONDE ESTÁN DOS O TRES CONGREGADOS EN MI NOMBRE, ALLI ESTOY YO EN MEDIO DE ELLOS" (Mateo 18:20).
Algunos arguyen que hay cristianos fieles en el campamento, lo admitimos de buena gana, pero, ¿qué se debe hacer ante la invocación de Dios?
Cuando Moisés, en su día, sacó el tabernáculo del testimonio a gran distancia, es lógico que en el campamento quedaran algunos israelitas venerables, incluso algunos que profetizaban allí. Igualmente puede haber excelentes predicadores y ministros en el campo religioso de hoy día, es cierto, lo admitimos también. Pero si Dios lo ha llamado a USTED AFUERA, tal tiene que ser su lugar. Dejemos a los que permanecen en el "real" o "campo" en las manos del Señor sabiendo que Él conoce "a los que son Suyos", 2ª Tim. 2:19, pero el lugar de usted y el mío es no solamente "AFUERA" sino, por la gracia de Dios, también lejos del cristianismo judaizante y contaminado.
Dios nos conceda la gracia de conservar tal distancia—no con un espíritu de jactancia o de autosuficiencia—más bien con nuestras cabezas inclinadas de vergüenza porque hemos valorado tan poco a nuestro Señor y el lugar en el cual Él está. Confesemos cuan poco hemos gustado y andado santamente según la soberana vocación celestial a la cual Él nos llamó.
Nuestros fracasos y nuestra flaqueza no son motivos para aminorar la distancia de aquello que ha estado corrompido.
El andar con el Señor en una verdadera separación tiene que costarle a Ud. algo, pero debe recordar que al llamado de Hebreos se completa: "LLEVANDO SU VITUPERIO (oprobio)". ¿Está Ud. preparado para ello? ¿Está dispuesto a llevar un poco de afrenta por amor a Su Nombre? Los discípulos en Hechos 5:41 eran "gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre de Jesús." ¿No debe ser suficiente la aprobación de su Señor y Maestro para sostenerse en medio de tal vituperio?
Algunos no podrán comprender lo que Ud. hace, incluso pueden tildarlo de exclusivista, o fanático, o cerrado, pero pregúntese solemnemente: ¿Debo agradar al Señor, o a los hombres?
Amado lector, si Dios en Su gracia le ha llamado al lugar donde el Señor está: "FUERA DEL CAMPAMENTO", Ud. debe buscar Su ayuda para un andar santo y digno de quien está allí. Desde luego puede ser tentado a regresar al campo donde ha dejado buenos amigos, o tal vez para oír la predicación de hombres muy bien dotados. Pero la voz de Dios en exhortación para los que han recibido Su aprobación es: "RETEN LO QUE TIENES, PARA QUE NINGUNO TOME TU CORONA" (Apoc. 3:11).
Hay que sobrevalorar la verdad de Dios, y RETENERLA. Esto no podría haberse dicho en las Escrituras de no existir el peligro de que podemos olvidar todo lo que tenemos.