Lectura bíblica: Éxodo, capítulos 1 a 12
El libro del Éxodo es prácticamente lo que uno podría llamar el libro de la redención, el libro de la huida. En Génesis tenemos creación, pero en Éxodo tenemos redención: redención de la esclavitud mediante compra y mediante poder. Si se piensa que Éxodo ilustra toda la verdad del evangelio, ello es un inmenso error. Este libro sólo lleva a uno de Egipto al desierto, con independencia de cuál sea el significado de estos tipos. El libro de Levítico muestra de qué manera las almas que están en el terreno de la redención pueden, dichosamente, acercarse a Dios, cuyo propósito fue traerlos primero a Él mismo, y después llevarlos a una tierra que fluye leche y miel. En el libro de Números es vista la forma en que a ellos se les cuida al pasar por el desierto, de camino hacia la tierra prometida. Así, en tipo y figura, nosotros vemos aquello a lo que Dios nos llevaría ahora.
Posiblemente, tu acabas de despertar para descubrir la bienaventurada verdad del evangelio, y se ha enterado de que estás yendo al cielo. Por lo tanto, me gustaría decirte, antes que dé muchos pasos en el viaje hacia el cielo, que tu puedes saber mucho acerca del cielo antes de que llegue allí. Todos estos incidentes en la historia de Israel no son más que figuras y tipos, o cuadros ilustrativos que Dios nos ha presentado para mostrarnos la manera en que trata con nuestras almas ahora, y así, aunque todavía estamos en el mundo, podamos obtener un conocimiento cada vez más profundo de Dios.
Si uno considera el comienzo del libro del Éxodo, encontrará que los Israelitas estaban en el mundo, y viviendo en la carne. Egipto es una figura de este mundo donde Satanás gobierna, donde se da satisfacción a la carne, y donde ella tiene mucho de que alimentarse, y donde, como pecadores, se nos encuentra siendo siervos de Satanás. Tal vez pase algún tiempo antes de que descubramos cuál es realmente nuestro caso. En el segundo capítulo el rey de Egipto comenzó a oprimir a los hijos de Israel. En el tercer capítulo Dios ha preparado un libertador en la persona de Moisés. Él estaba en el lado occidental del desierto cuando “se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema”. Él no podía entender cómo podía haber una zarza en llamas, y sin embargo no se quemaba. Entonces Dios le habló. Él tenía sus ojos puestos sobre Su pueblo, pueblo hasta entonces no consumido en medio de la aflicción, y Él iba a sacarlos de allí; y aunque como pueblo impío era susceptible de la ira de un Dios santo, Él encontraría una manera por la cual Él podría morar entre ellos y llevar a cabo Sus propósitos acerca de ellos. Es una gran cosa tener en nuestros corazones el pensamiento del propósito de Dios.
El capítulo tres explica un poco cuál es el propósito de Dios, a saber, sacarnos de la esclavitud y llevarnos a esa bienaventurada escena santa de amor y libertad donde Cristo está ahora, y situar nuestros corazones en el disfrute de todo lo que es Suyo allí. Los gemidos de Israel habían subido a Dios, y así lo han hecho los de ti y los míos. ¿Qué llevó a Dios a mí? ¿Cómo es que te convertiste? ¿Qué había detrás de todo? Estaba el propósito de Dios, y Él tenía Sus ojos puestos sobre nosotros, y Su oído estaba abierto a nuestro clamor de angustia. Leemos, “Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de Mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel” (Éxodo 3:7-87And the Lord said, I have surely seen the affliction of my people which are in Egypt, and have heard their cry by reason of their taskmasters; for I know their sorrows; 8And I am come down to deliver them out of the hand of the Egyptians, and to bring them up out of that land unto a good land and a large, unto a land flowing with milk and honey; unto the place of the Canaanites, and the Hittites, and the Amorites, and the Perizzites, and the Hivites, and the Jebusites. (Exodus 3:7‑8)). Ese era el propósito de Dios, mientras que al mismo tiempo Israel aprendía que no había nada que diera descanso a sus almas en Egipto. Eso es lo que obtenemos en Lucas 15 donde leemos, “pero nadie le daba” (Lucas 15:1616And he would fain have filled his belly with the husks that the swine did eat: and no man gave unto him. (Luke 15:16)). ¿Qué es eso? Tú te encuentras en un escenario que no puede darte ni una sola cosa que satisfaga al alma. La voluntad del hijo pródigo lo alejó de su padre. ¿Qué lo trajo de regreso? Su miseria.
Así también aquí, pues Jehová había visto toda la miseria de Su pueblo y Su propósito era libertarlos. Dios tenía Sus ojos puestos en la aflicción, el dolor y la prueba de Su amado pueblo, y había dos cosas que Él se proponía. Libertarlos y sacarlos de esa tierra (que era la tierra del látigo, así como de las ollas de carne y de los puerros, y donde resonaba el latigazo del exactor), y llevarlos a una tierra buena y grande, a una tierra que fluye leche y miel. Sí, en efecto, el cielo es una tierra que fluye leche y miel. Esta es la figura que Dios utiliza para describir la bienaventuranza de la asociación con Cristo en el cielo, y el gozo, la alegría y la paz inefables con los que el Espíritu Santo llena el corazón de un creyente.
Ahora bien, ese era el propósito de Dios pero ¿cuánto tiempo tardaron ellos en llegar a Canaán? Tardaron cuarenta años y aprendieron muchas lecciones en esos años. ¿Cuál era el propósito de Dios? Sacarlos y llevarlos a entrar. El desierto no era parte del propósito de Dios pero era parte de los modos de obrar de Dios. Ellos mismos tenían que aprender. Y eso es lo que tú no has aprendido todavía, mi querido recién convertido. Yo quiero animarte. ¿Qué tendrás que aprender? Deberás aprender, tal vez de manera muy práctica y amarga, la absoluta inutilidad de la carne. Entonces aprenderás la benignidad del Señor, y la ternura del Señor, y la piedad del Señor, y la manera maravillosa en que el Señor vendrá a encontrarse con tu alma y socorrerla. Eso es lo que ellos aprendieron (véase Deuteronomio 8).
Quiero que tengas muy clara la diferencia entre el propósito de Dios y Sus modos de obrar. ¿Y cuál es el propósito de Dios? Tu dices, «Él no me va a juzgar». Pero yo no llamaría a eso el propósito de Dios. Eso es Su misericordia. Su propósito es tenernos a ti y a mí en la gloria celestial dentro de poco, a la absoluta semejanza de Cristo. “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Romanos 8:29-3029For whom he did foreknow, he also did predestinate to be conformed to the image of his Son, that he might be the firstborn among many brethren. 30Moreover whom he did predestinate, them he also called: and whom he called, them he also justified: and whom he justified, them he also glorified. (Romans 8:29‑30)). ¿Y por qué? Porque Su propósito era conformarnos a la imagen de Su Hijo. Maravillosas nuevas, en verdad, amado amigo, de que a ti y a mí, una vez esclavos del pecado y de Satanás, Dios nos va a tener para siempre en el gozo de Su presencia, y en la semejanza de Su bendito Hijo. Si usted tiene el propósito de Dios revelado a su alma por el Espíritu, y lo comprende por medio de la fe, tendrá un buen comienzo, y también una buena travesía.
En el cuarto capítulo Moisés recibe su comisión: “Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es Mi hijo, Mi primogénito. Ya te he dicho que dejes ir a Mi hijo, para que Me sirva” (Éxodo 4:22-2322And thou shalt say unto Pharaoh, Thus saith the Lord, Israel is my son, even my firstborn: 23And I say unto thee, Let my son go, that he may serve me: and if thou refuse to let him go, behold, I will slay thy son, even thy firstborn. (Exodus 4:22‑23)). Ahora bien, presta atención, hay una relación. Si tú eres un creyente en el Señor Jesucristo ya no eres considerado por Dios como un pobre pecador. Ya no eres un esclavo. ¿Cuál es el mensaje que Moisés tiene que llevar? “Israel es Mi hijo”. Es algo maravilloso despertar, en el mismo día de tu conversión, a la verdad de la filiación. Deja “ir a Mi hijo, para que Me sirva”. Ese es el asunto. Dios entra, y dice, «Yo debo tener a Mi pueblo todo para Mí mismo». Si tú acabas de ser llevado a conocer al Señor, qué cosa tan maravillosa es encontrar que el corazón de Dios late hacia ti como un hijo, y que Él procura que tú disfrutes la filiación. ¿La disfrutas tú?
El capítulo cinco nos presenta un privilegio adicional cuando oímos a Jehová decir: “Deja ir a Mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto”. ¿Qué quiere el Señor de ti? Una fiesta. Tú eres llamado a celebrar ahora, pero debes salir sin nada de Egipto para eso. Y así como Faraón dijo: “¿Quién es Jehová, para que yo oiga Su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel” (Éxodo 5:22And Pharaoh said, Who is the Lord, that I should obey his voice to let Israel go? I know not the Lord, neither will I let Israel go. (Exodus 5:2)), así Satanás impedirá que el recién convertido rompa seriamente con el mundo si él puede hacerlo. Lo primero que tu descubres es que eres un pecador, y lo siguiente, que has de ser un adorador. Tú nunca puedes adorar en el mundo, ni puedes cantar verdaderamente el cántico de liberación en Egipto. Los pecadores pueden realizar una forma de adoración. Pero la adoración espiritual es un asunto de la verdad y disfrutar del Padre, y debe haber una disociación de lo que es del mundo y de la carne, para que eso sea conocido. Por eso podemos entender las palabras de Moisés y Aarón: “El Dios de los hebreos nos ha encontrado; iremos, pues, ahora, camino de tres días por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios” (Éxodo 5:33And they said, The God of the Hebrews hath met with us: let us go, we pray thee, three days' journey into the desert, and sacrifice unto the Lord our God; lest he fall upon us with pestilence, or with the sword. (Exodus 5:3)). Tres días de camino en el desierto. Es una buena distancia; deja el mundo bastante atrás. Encontrarás tres días de manera abundante en las Escrituras. Pero Faraón no aceptará esto, e inmediatamente aumenta sus cargas y su servidumbre. Esto es muy instructivo. Mientras nosotros seguíamos haciendo cómodamente la obra del diablo, él nos dejaba en paz, pero en el momento que, por así decirlo, las cadenas se hicieron sentir, oh, cómo incrementó él la presión (Éxodo 5:4-194And the king of Egypt said unto them, Wherefore do ye, Moses and Aaron, let the people from their works? get you unto your burdens. 5And Pharaoh said, Behold, the people of the land now are many, and ye make them rest from their burdens. 6And Pharaoh commanded the same day the taskmasters of the people, and their officers, saying, 7Ye shall no more give the people straw to make brick, as heretofore: let them go and gather straw for themselves. 8And the tale of the bricks, which they did make heretofore, ye shall lay upon them; ye shall not diminish ought thereof: for they be idle; therefore they cry, saying, Let us go and sacrifice to our God. 9Let there more work be laid upon the men, that they may labor therein; and let them not regard vain words. 10And the taskmasters of the people went out, and their officers, and they spake to the people, saying, Thus saith Pharaoh, I will not give you straw. 11Go ye, get you straw where ye can find it: yet not ought of your work shall be diminished. 12So the people were scattered abroad throughout all the land of Egypt to gather stubble instead of straw. 13And the taskmasters hasted them, saying, Fulfil your works, your daily tasks, as when there was straw. 14And the officers of the children of Israel, which Pharaoh's taskmasters had set over them, were beaten, and demanded, Wherefore have ye not fulfilled your task in making brick both yesterday and to day, as heretofore? 15Then the officers of the children of Israel came and cried unto Pharaoh, saying, Wherefore dealest thou thus with thy servants? 16There is no straw given unto thy servants, and they say to us, Make brick: and, behold, thy servants are beaten; but the fault is in thine own people. 17But he said, Ye are idle, ye are idle: therefore ye say, Let us go and do sacrifice to the Lord. 18Go therefore now, and work; for there shall no straw be given you, yet shall ye deliver the tale of bricks. 19And the officers of the children of Israel did see that they were in evil case, after it was said, Ye shall not minish ought from your bricks of your daily task. (Exodus 5:4‑19)).
Esta acción de Faraón es sólo una figura de la manera en que el diablo, cuando ve que un alma busca liberarse, inmediatamente ata las cadenas más fuertemente alrededor de él para que no escape hacia Cristo. Oh, agradece a Dios si tu has pasado a través de esta miseria y eres libre. Tal vez digas: «Creí que había creído en el evangelio, y sin embargo ahora no soy mejor que antes, y estoy lejos de ser feliz». No desmayes, ni dejes que Satanás te haga retroceder. Es bueno que aprendamos, al principio, nuestra absoluta inutilidad e impotencia. Eso es por lo que el alma debe atravesar. Tú no tienes ningún poder, y Satanás tiene mucho.
Pero, el propósito de Dios debe cumplirse y «Más poderoso es Aquel que está en vosotros, que el que está en contra de nosotros», y por eso en el próximo capítulo Jehová vuelve a hablar (Éxodo 6:1-81Then the Lord said unto Moses, Now shalt thou see what I will do to Pharaoh: for with a strong hand shall he let them go, and with a strong hand shall he drive them out of his land. 2And God spake unto Moses, and said unto him, I am the Lord: 3And I appeared unto Abraham, unto Isaac, and unto Jacob, by the name of God Almighty, but by my name JEHOVAH was I not known to them. 4And I have also established my covenant with them, to give them the land of Canaan, the land of their pilgrimage, wherein they were strangers. 5And I have also heard the groaning of the children of Israel, whom the Egyptians keep in bondage; and I have remembered my covenant. 6Wherefore say unto the children of Israel, I am the Lord, and I will bring you out from under the burdens of the Egyptians, and I will rid you out of their bondage, and I will redeem you with a stretched out arm, and with great judgments: 7And I will take you to me for a people, and I will be to you a God: and ye shall know that I am the Lord your God, which bringeth you out from under the burdens of the Egyptians. 8And I will bring you in unto the land, concerning the which I did swear to give it to Abraham, to Isaac, and to Jacob; and I will give it you for an heritage: I am the Lord. (Exodus 6:1‑8)). Faraón todavía los mantiene en cautiverio, pero Dios envía un hermoso mensaje a los hijos de Israel. Presta atención a las siete veces que Él emplea una forma verbal que afirma Su decidida voluntad y firme propósito. Siete en las Escrituras es siempre el número de integridad espiritual. (1ª vez) “Yo soy JEHOVÁ; y Yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto”. Eso está bien. Ellos estaban sintiendo esas tareas pesadas. (2ª vez) “Y os libraré de su servidumbre”, y (3ª vez) “os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes”; y (4ª vez) “os tomaré por Mi pueblo”, y (5ª vez) “seré vuestro Dios”, y (6ª vez) “os meteré en la tierra ... ” y (7ª vez) “os la daré por heredad. Yo JEHOVÁ” (Éxodo 6:6-86Wherefore say unto the children of Israel, I am the Lord, and I will bring you out from under the burdens of the Egyptians, and I will rid you out of their bondage, and I will redeem you with a stretched out arm, and with great judgments: 7And I will take you to me for a people, and I will be to you a God: and ye shall know that I am the Lord your God, which bringeth you out from under the burdens of the Egyptians. 8And I will bring you in unto the land, concerning the which I did swear to give it to Abraham, to Isaac, and to Jacob; and I will give it you for an heritage: I am the Lord. (Exodus 6:6‑8)). El mensaje comienza con, “Yo soy JEHOVÁ” y termina con, “Yo JEHOVÁ”. Su decidida voluntad y firme propósito nunca fallan, y la fe descansa siempre en la Palabra de Dios. Te recomiendo que lleves a tu corazón las siete afirmaciones que Dios nos presenta arriba. Me parece oírte decir: «He tenido muchas dudas». No tendrás más si abrazas esas afirmaciones. Dios no faltará a Su palabra y Su propósito siempre lo cumple. Tu redención y la mía no depende de lo que somos, depende de Dios. No podíamos ayudarnos a nosotros mismos y nosotros mismos no podemos hacer nada. Deja todo en manos de Dios, y el resultado será la paz.
De qué manera bienaventurada habló Dios aquí para animar a Su pueblo. Pero ¿Le escucharon ellos? Leemos: “De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre” (Éxodo 6:99And Moses spake so unto the children of Israel: but they hearkened not unto Moses for anguish of spirit, and for cruel bondage. (Exodus 6:9)). La presión del enemigo era tan grande que ellos se sintieron sin esperanza. Si tú nunca te has enterado aún de lo que es la liberación, entonces permíteme animarte a esperar en Dios, y escucharlo. No luches. Satanás es un enemigo demasiado grande. Deja que Dios te liberte. En estos capítulos tendrás la forma en que ellos son libertados del justo juicio de Dios, por una parte, y del poder del enemigo, por la otra. La pregunta es, ¿Van a ir ellos o no? Obviamente, Faraón dice que no los dejará ir y entonces Dios introduce Su poder para efectuar Su propósito. Yo no menciono aquí las diversas plagas, pero en el octavo capítulo quiero mostrarles las asechanzas del diablo. Faraón, consciente de su debilidad, comienza a hacer transacciones con la esperanza de conservar sus esclavos. La primera transacción que propone es muy interesante. Leemos, “Andad, ofreced sacrificio a vuestro Dios en la tierra” (Éxodo 8:2525And Pharaoh called for Moses and for Aaron, and said, Go ye, sacrifice to your God in the land. (Exodus 8:25)). ¿Dónde? “En la tierra”. «Hacedlo en la tierra», dice Faraón. Pero ¿podrían ellos ofrecer sacrificios a Dios en Egipto? Imposible.
¿Cuál es la respuesta de ellos? Leemos, “Y Moisés respondió: No conviene que hagamos así, porque ofreceríamos a Jehová nuestro Dios la abominación (el ídolo) de los egipcios. He aquí, si sacrificáramos la abominación de los egipcios delante de ellos, ¿no nos apedrearían?” (Éxodo 8:2626And Moses said, It is not meet so to do; for we shall sacrifice the abomination of the Egyptians to the Lord our God: lo, shall we sacrifice the abomination of the Egyptians before their eyes, and will they not stone us? (Exodus 8:26)). «No, no podemos adorar, o ser realmente para Dios en medio de Egipto, es decir, en medio del mundo». “Camino de tres días iremos por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, como Él nos dirá” (Éxodo 8:2727We will go three days' journey into the wilderness, and sacrifice to the Lord our God, as he shall command us. (Exodus 8:27)), es la respuesta de la fe. Ahora bien, esta es una muy excelente declaración por parte de Moisés, ya que se trata de un principio de inmenso valor para tu alma y la mía, a saber, que si yo voy a tener a Dios, y si voy a ser para Él, debo prescindir del mundo. Tú no puedes tener el disfrute de Su amor si quieres seguir con el mundo.
Esta firme respuesta de Moisés conduce a la transacción número dos por parte de Faraón: “Yo os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificios a Jehová vuestro Dios en el desierto, con tal que no vayáis más lejos” (Éxodo 8:2828And Pharaoh said, I will let you go, that ye may sacrifice to the Lord your God in the wilderness; only ye shall not go very far away: entreat for me. (Exodus 8:28)). Ah, qué astuto es Satanás. «No te alejes demasiado», le dice a un recién convertido: “no vayáis más lejos”. Ah, a cuántos nuevos santos ha engañado el diablo con este tipo de palabra. «No vayas muy lejos. No seas un entusiasta». Pero escucha. Cuanto más te alejes del mundo, mejor, y Satanás no volverá a poner su mano sobre ti una vez que estés verdaderamente lejos de Egipto. Una vez que tú llegas verdaderamente al desierto, gracias a Dios, él nunca pondrá su mano inmunda sobre ti otra vez. Nunca, no, jamás.
Pero Faraón aún no los deja ir. Dios vuelve a intervenir con juicios más graves, y al final Faraón dice: “Andad, servid a Jehová vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir?” (Éxodo 10:88And Moses and Aaron were brought again unto Pharaoh: and he said unto them, Go, serve the Lord your God: but who are they that shall go? (Exodus 10:8)). “Hemos de ir con nuestros niños y con nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; con nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir; porque es nuestra fiesta solemne para Jehová” (Éxodo 10:99And Moses said, We will go with our young and with our old, with our sons and with our daughters, with our flocks and with our herds will we go; for we must hold a feast unto the Lord. (Exodus 10:9)). Todo lo que amaban y todo lo que poseían debía ir. Todo para Dios, fue el lema de Moisés. Madres cristianas, padres convertidos, ¿ven ustedes esto? Aquí está, como en otras partes de toda la Escritura, el principio divino de, “tú y tu casa”. «Nosotros no vamos a ser una familia dividida», dice Moisés, «y, además, nos llevaremos todas las ovejas y todos los bueyes que poseamos, porque todo pertenece a Dios». ¿Por qué? Porque la redención te sitúa en el terreno de pertenecer a Dios por completo. No creo que algo pueda ser más claro. Esta clara respuesta sugiere una tercera transacción a Faraón. Primero él dice: “¡Así sea Jehová con vosotros! ¿Cómo os voy a dejar ir a vosotros y a vuestros niños? ¡Ved cómo a la vista están vuestras malas intenciones!” (Éxodo 10:10,10And he said unto them, Let the Lord be so with you, as I will let you go, and your little ones: look to it; for evil is before you. (Exodus 10:10) RV1977). Y luego, como si amara a los niños, y quisiera salvarlos del mal, él añade: “No será así; id ahora vosotros los varones, y servid a Jehová, pues esto es lo que vosotros pedisteis” (Éxodo 10:1111Not so: go now ye that are men, and serve the Lord; for that ye did desire. And they were driven out from Pharaoh's presence. (Exodus 10:11)). Faraón Dice: «Dejad a los niños». El diablo dice: «Padres, podéis estar consagrados a Cristo, pero dejad que vuestros hijos estén en el mundo»; y muchos padres hacen caso de esa sugerencia, y siembran la semilla que produce fruto en forma de hijos e hijas de mentalidad y tendencia mundanas que rompen el corazón de sus padres en días posteriores.
Irritado por la negativa a dejar a los niños, Faraón se niega a libertar a sus esclavos hasta que un nuevo juicio le extrae una cuarta transacción, a saber, «te dejaré los niños, pero debes dejar los bienes conmigo». Leemos, “Entonces Faraón hizo llamar a Moisés, y dijo: Id, servid a Jehová; solamente queden vuestras ovejas y vuestras vacas (es decir, que tus negocios estén en el mundo, conducidos según principios mundanos); vayan también vuestros niños con vosotros” (Éxodo 10:2424And Pharaoh called unto Moses, and said, Go ye, serve the Lord; only let your flocks and your herds be stayed: let your little ones also go with you. (Exodus 10:24)). Pero la fe nunca vacila, y la respuesta de Moisés es espléndida: “Nuestros ganados irán también con nosotros; no quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para servir a Jehová nuestro Dios, y no sabemos con qué hemos de servir a Jehová hasta que lleguemos allá” (Éxodo 10:2626Our cattle also shall go with us; there shall not an hoof be left behind; for thereof must we take to serve the Lord our God; and we know not with what we must serve the Lord, until we come thither. (Exodus 10:26)). Ah, cuán firme es este hombre en cuanto a que el pueblo de Dios pertenece a Dios, espíritu, alma y cuerpo. Es muy confortante. Mi corazón se conforta bastante al ver la forma en que este hombre dice: «Debemos ser enteramente para Dios. No se puede dejar ni una pezuña. No podemos dejar un buey atrás. Todo debe ser de Jehová». Se trata de un principio de la fe. Lo que el cristiano es, y lo que tiene, es todo del Señor. “¿O ignoráis que ... no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo” (1 Corintios 6:19-2019What? know ye not that your body is the temple of the Holy Ghost which is in you, which ye have of God, and ye are not your own? 20For ye are bought with a price: therefore glorify God in your body, and in your spirit, which are God's. (1 Corinthians 6:19‑20)).
Al llegar al capítulo doce, encontramos a Faraón admitiendo este principio cuando dice: “Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id, servid a Jehová, como habéis dicho. Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí” (Éxodo 12:31-3231And he called for Moses and Aaron by night, and said, Rise up, and get you forth from among my people, both ye and the children of Israel; and go, serve the Lord, as ye have said. 32Also take your flocks and your herds, as ye have said, and be gone; and bless me also. (Exodus 12:31‑32)). El diablo mismo tiene el sentido de que el cristiano debe servir al Señor de manera consagrada. El enemigo de Cristo tiene el sentido de que el cristiano pertenece a Cristo, y que todo lo que él tiene, y es, debe ser consagrado absolutamente al Señor.
Los capítulos undécimo y duodécimo nos llevan a otro asunto. ¿Cuál es él? Es la imposibilidad absoluta de que cualquier alma tenga que ver con Dios, salvo en el terreno de la muerte, porque la muerte está sobre todo hombre como juicio del pecado. No podría haber ninguna relación entre nuestras almas y Dios salvo en aquel terreno. En el undécimo capítulo encontramos a Dios diciendo: “Morirá todo primogénito en tierra de Egipto” (Éxodo 11:55And all the firstborn in the land of Egypt shall die, from the firstborn of Pharaoh that sitteth upon his throne, even unto the firstborn of the maidservant that is behind the mill; and all the firstborn of beasts. (Exodus 11:5)); y después, “que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas” (Éxodo 11:77But against any of the children of Israel shall not a dog move his tongue, against man or beast: that ye may know how that the Lord doth put a difference between the Egyptians and Israel. (Exodus 11:7)). ¿Cuál era la diferencia? ¿No eran todos igualmente pecadores? Ciertamente, pero la diferencia era esta, que la sangre del cordero protegía a Israel, pero no a los egipcios, no al mundo. Los egipcios estaban en oposición al pensamiento de Dios y eran Sus enemigos oponiéndose a Su obra, mientras que Israel es considerado aquí como siendo el pueblo de Dios que está en el pleno valor de la sangre, puesto que Dios conoce su eficacia.
En el capítulo duodécimo tenemos la conocida historia de la sangre del cordero, el cordero inmolado en lugar del primogénito, es decir, la sustitución (Éxodo 12:66And ye shall keep it up until the fourteenth day of the same month: and the whole assembly of the congregation of Israel shall kill it in the evening. (Exodus 12:6)). Ellos debían dar muerte al cordero y poner la sangre, no dentro donde ellos pudieran verla, sino afuera donde Dios pudiera verla. Ello es una figura sorprendente de la muerte del Señor Jesucristo. Tú encontrarás que hay cuatro tipos muy llamativos de la muerte del Señor Jesucristo en el Antiguo Testamento. Hay muchos sacrificios que señalan a la obra de Cristo, presentados de diversas maneras en el Antiguo Testamento, pues es el libro de imágenes de Cristo. En primer lugar está el cordero pascual. Eso es la figura de la muerte de Cristo en sustitución y expiación, llevando sobre Sí la ira de Dios que nos merecemos. La siguiente figura es el Mar Rojo. Ello es un tipo de la muerte y resurrección de Cristo por nosotros. La tercera es la serpiente de bronce, que es figura del juicio del pecado en la carne, que atestigua la necesidad del nuevo nacimiento. No obtenemos esta verdad sino hasta el final de la travesía por el desierto, cuando la absoluta maldad y la incorregible iniquidad de la carne habían sido demostradas, después de la prueba completa. La cuarta es el paso a través del Jordán que también es una figura llamativa de la muerte y resurrección del Señor Jesucristo, y de nuestra muerte y resurrección con Él. Por tanto, cada una de las cuatro figuras enseña un aspecto distintivo y diferente de la verdad de la cruz de nuestro Señor Jesucristo.
Tal vez tú no tienes mucha claridad en cuanto a que este cordero pascual es un tipo del Señor Jesús. Si es así, la referencia a las Escrituras del Nuevo Testamento debería darte seguridad al oír cuatro testimonios distintos. Cuando el Señor Jesús apareció en la tierra, Juan el Bautista dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:2929The next day John seeth Jesus coming unto him, and saith, Behold the Lamb of God, which taketh away the sin of the world. (John 1:29)). Cuando Él murió en la cruz, el apóstol Juan escribió: “Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo” (Juan 19:3636For these things were done, that the scripture should be fulfilled, A bone of him shall not be broken. (John 19:36)). Esta es una cita directa de Éxodo 12:46,46In one house shall it be eaten; thou shalt not carry forth ought of the flesh abroad out of the house; neither shall ye break a bone thereof. (Exodus 12:46) donde leemos, “Se comerá en una casa, y no llevarás de aquella carne fuera de ella, ni quebraréis hueso suyo”. También el apóstol Pablo escribió: “Nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Corintios 5:77Purge out therefore the old leaven, that ye may be a new lump, as ye are unleavened. For even Christ our passover is sacrificed for us: (1 Corinthians 5:7)). Y, por último, el apóstol Pedro dice: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios” (1 Pedro 1:18-2118Forasmuch as ye know that ye were not redeemed with corruptible things, as silver and gold, from your vain conversation received by tradition from your fathers; 19But with the precious blood of Christ, as of a lamb without blemish and without spot: 20Who verily was foreordained before the foundation of the world, but was manifest in these last times for you, 21Who by him do believe in God, that raised him up from the dead, and gave him glory; that your faith and hope might be in God. (1 Peter 1:18‑21)). Tu pecado y el mío no entraron por accidente, de tal modo que Dios tuviese que abordar una dificultad imprevista. Todo fue visto y se proveyó para ello en las épocas pasadas de la eternidad. Todos los propósitos y los modos de obrar de Dios giraban en torno a Cristo, y el Antiguo Testamento está lleno de verdades figurativas que encontraron su respuesta perfecta en Él como hombre aquí. Cuando el bendito Señor murió, los soldados romanos “quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con Él. Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas ... para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo” (Juan 19:32-3732Then came the soldiers, and brake the legs of the first, and of the other which was crucified with him. 33But when they came to Jesus, and saw that he was dead already, they brake not his legs: 34But one of the soldiers with a spear pierced his side, and forthwith came there out blood and water. 35And he that saw it bare record, and his record is true: and he knoweth that he saith true, that ye might believe. 36For these things were done, that the scripture should be fulfilled, A bone of him shall not be broken. 37And again another scripture saith, They shall look on him whom they pierced. (John 19:32‑37)). La Escritura tiene que cumplirse, y la forma en que se cumple nos muestra hasta qué punto nuestro capítulo, Éxodo 12, es un tipo del Señor Jesús.
Ellos debían inmolar el cordero y luego debían tomar un manojo de hisopo, mojarlo en la sangre, y untar el dintel y los dos postes de la puerta con la sangre (Éxodo 12:7,227And they shall take of the blood, and strike it on the two side posts and on the upper door post of the houses, wherein they shall eat it. (Exodus 12:7)
22And ye shall take a bunch of hyssop, and dip it in the blood that is in the bason, and strike the lintel and the two side posts with the blood that is in the bason; and none of you shall go out at the door of his house until the morning. (Exodus 12:22)). Además, Dios dijo: “La sangre os servirá de señal en las casas en donde estuviereis; y Yo veré la sangre, y os pasaré por alto” (Éxodo 12:13,13And the blood shall be to you for a token upon the houses where ye are: and when I see the blood, I will pass over you, and the plague shall not be upon you to destroy you, when I smite the land of Egypt. (Exodus 12:13) VM). Dios iba a pasar por la tierra como juez, y lo único que podía salvar al alma del juicio de Dios era la sangre rociada. Hay un gran número de almas que no entienden este punto. El hisopo debía ser usado. Debía ser mojado en la sangre, y en este caso el israelita tenía que usarlo él mismo. Si tú vas a obtener algo del valor de la sangre del cordero, debes usar también el hisopo. No tengo ninguna duda acerca de cuál es el significado de esto, y es que el alma, consciente de su absoluta inutilidad, se ampara en la muerte de Cristo. Las personas creen que Cristo murió y resucitó, y que Él consumó la obra de expiación, pero no se apropian del valor de Su muerte para ellas mismas. Cuando uno se abate en juicio propio, y hay quebrantamiento y arrepentimiento delante de Dios, creo que entonces nuestras almas utilizan ese manojo de hisopo. Nosotros huimos, como los más viles pecadores, a Cristo. El juicio que merecemos ha recaído sobre el amado Hijo de Dios, y el Señor nos pasa por alto en justicia. La sangre sobre el dintel mantiene a Dios afuera como juez. Él no puede juzgar dos veces —primero al cordero, y luego al primogénito—. El resultado es la paz con Él. La paz con Dios no descansa en tus sentimientos. El fundamento de tu paz es la sangre expiatoria del Cordero, el propio Cordero de Dios, puesta ante los ojos mismos de Dios. “Veré la sangre, y os pasaré por alto” (Éxodo 12:13,13And the blood shall be to you for a token upon the houses where ye are: and when I see the blood, I will pass over you, and the plague shall not be upon you to destroy you, when I smite the land of Egypt. (Exodus 12:13) VM). No es, «Cuando tú veas la sangre». No. Es Dios quien la ve.
Es posible que tú digas «Yo no creo que aprecio suficientemente la sangre de Cristo». Yo estoy muy seguro que tú no lo haces, pero Dios lo hace. Y Él dice, «Cuando yo vea la sangre, te pasaré por alto» (Éxodo 12:13,13And the blood shall be to you for a token upon the houses where ye are: and when I see the blood, I will pass over you, and the plague shall not be upon you to destroy you, when I smite the land of Egypt. (Exodus 12:13) VM). Entiende esto: el fundamento de la paz de tu alma con Dios es esa sangre derramada y rociada (Éxodo 12:88And they shall eat the flesh in that night, roast with fire, and unleavened bread; and with bitter herbs they shall eat it. (Exodus 12:8)). Pero además, a lo largo de todo el camino tú y yo debemos guardar en nuestros corazones el recuerdo de lo que Le costó a nuestro Salvador redimirnos. Este cordero asado “al fuego” lo trae ante nosotros. Eso describe las agonías del alma de Cristo en la cruz. Los Salmos 22, 69, 88 y 102 describen las experiencias interiores del bendito Señor cuando llevaba nuestros pecados. Oh, cuánto Le costó. Ellos debían comer el cordero asado “al fuego”. “Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas” (Éxodo 12:99Eat not of it raw, nor sodden at all with water, but roast with fire; his head with his legs, and with the purtenance thereof. (Exodus 12:9)). Tú estás llamado a alimentarte no sólo de la muerte, sino de los modos morales de obrar y del hermoso entendimiento de Jesús. Sabiendo Él lo que le esperaba, fue con paso seguro hacia la muerte. “Jesús, pues, sabiendo todo lo que le iba a sobrevenir, salió” (Juan 18:4,4Jesus therefore, knowing all things that should come upon him, went forth, and said unto them, Whom seek ye? (John 18:4) LBLA). Y entonces tú te alimentas del hermoso y encantador andar del Señor Jesús. Así tienes material para que tu alma se alimente todos tus días. Aliméntate de Cristo. Las “hierbas amargas” conllevan el pensamiento del juicio propio, porque mi pecado Le costó a Cristo Su vida.
La sangre que los protege de Dios como juez establece la relación de ellos con Dios sobre el fundamento de la redención consumada, y desde ese momento son considerados y llamados por primera vez, “las huestes de Jehová”. ¡Cuánto mejor es estar entre Sus huestes redimidas que ser esclavo del pecado y de Satanás! ¿Cuál es tu situación, y cuál es tu relación con Él? ¿Has hecho ya un comienzo espiritual similar al que hizo Israel? Si es así, tú seguirás con interés los capítulos sucesivos en la historia de ellos.
Somos un grupo de peregrinos en una tierra extraña,
que marchan desde el Calvario;
Donde la maravillosa cruz, con su ganancia y su pérdida,
Es la suma de nuestra historia.
Allí perdimos nuestra posición en una tierra condenada a muerte
Como hijos de ira a causa de la caída;
Allí ganamos un lugar como herederos de la gracia
En el banquete en el salón celestial.
Así cantamos, mientras nos apresuramos sobre los desechos del ancho mundo,
Acerca de nuestro hogar junto al mar de cristal,
Donde la palma ondulante y el salmo expansivo
llenan el aire de la eternidad.
Leemos nuestra culpa en la sangre derramada,
Y lloramos por el flujo carmesí;
Pero nos gozamos en la gracia del rostro descubierto
De un Dios-Padre aquí abajo.
Y como hijos de Dios, redimidos por la sangre,
Nos apresuramos a salir de Egipto;
Cruzamos la arena hacia la tierra placentera
Y los gozos de un día interminable.
Fuimos hijos de la noche, mantenidos lejos de la luz,
Esclavizados por un enemigo cruel;
Pero los dolores de Jesús rompieron las cadenas de hierro
Y redimieron nuestras almas de la aflicción.
Ahora, como hijos de la luz, andamos y luchamos
En una senda de gozo triunfante;
Porque nuestra fuerza está en el Señor, cuya palabra es nuestra espada,
Mientras que la fe es el escudo que empleamos.
Nuestro hogar está con Dios, y nuestro camino ha sido recorrido
Por los fieles de todas las épocas,
Y Él nos llevará, como en ala de águila,
a nuestro lugar en la sala de bodas.
Entonces, cantaremos, como la esposa del Rey,
Acerca de la sangre que nos ha traído tan cerca,
Para disfrutar del resplandor del Anciano de días
En el trono muy por encima del cielo.