Epístola a los Efesios

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UN VERSÍCULO PARA MEMORIZAR
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.” Efesios 1:3
En la epístola de Pablo a los efesios se ve la fe, mansedumbre, y templanza: contra tales cosas la plenitud de los consejos de Dios desplegados en cuanto al Señor Jesús, y a la posición elevadísima de los santos ascendidos a los lugares celestiales con Él. El tema principal de la epístola trata de esta verdad tan preciosa. Véase 1:3,20; 2:6; 3:10; 6:12.
El propósito de Pablo era “aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas” (3:9; 3:5). La palabra “misterio” quiere decir una cosa escondida, entendida solamente por aquellos a quienes es revelada. Varias veces se usa esta palabra en las Escrituras, pero en esta epístola se refiere particularmente al misterio de la iglesia, oculto por siglos, pero revelada al apóstol Pablo. Léanse Efesios 1:9; 3:3,4,9; Colosenses 1:26,27.
El capítulo 4 versículos del 1 al 16 hablan del Señorío de Cristo revelando las cosas únicas a las cuales Él nos ha traído con respecto a los dones, para que sean instrumentos de edificación de adentro o de afuera. Son tres:
Un cuerpo. Un espíritu. Una esperanza.
Un Señor. Una fe. Un bautismo.
Un Dios. Un Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas, y en todos vosotros.
Tenemos que andar "con toda humildad... solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (4:1-6)
Los dones para su cuerpo han sido dados por el Cristo ascendido, quien ha vencido a Satanás en la cruz del Calvario, llevándole cautivo (4:7-13).
Tenemos que ser imitadores de Dios, sabios en medio de un mundo perdido, una expresión perfecta del hombre nuevo en Cristo.
Los deberes tanto del hombre como de la mujer se hallan considerados en el capítulo 5:21-33. En el capítulo 6 tenemos que vestirnos de toda la armadura de Dios (6:11-18).
UN PENSAMIENTO PARA LA JUVENTUD
Efesios 6:1-3
“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.” Hay dos etapas generales en la relación entre padres e hijo. Mientras los hijos están en la casa de sus padres, la instrucción es obedecer. Si los padres piden una cosa, los hijos tienen que cumplir si la cosa no está directamente en contra de la Palabra de Dios: los hijos tienen que obedecer. Al llegar a ser adultos, los hijos tienen su propia responsabilidad por lo que hacen, pero deben siempre honrar a sus padres. Cuando uno o ambos padres sugieren una cosa, deben tomarlo muy en cuenta, pero finalmente, siempre honrando a sus padres, tienen que tomar su propia decisión. Palabras claves en este versículo son “en el Señor”. A veces los padres actúan en la carne, pero los hijos pueden responder como al Señor.