Deuteronomio 29

Deuteronomy 29
 
En Deuteronomio 29 surge otro punto importante: un cambio aún más manifiesto. Tenemos el hecho de que “Estas son las palabras del pacto, que Jehová mandó a Moisés que hiciera con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que hizo con ellos en Horeb”. Ahora bien, es importante tener en cuenta que, si hubiera sido simplemente el pacto hecho en Horeb, los hijos de Israel nunca podrían haber entrado en la tierra en absoluto. Era necesario, de acuerdo con la sabiduría y la misericordia de Dios, que hubiera otro pacto. No digo la nueva, sino que Dios debe traer nuevos términos, y no simplemente insistir en la aplicación estricta de la ley que fue pronunciada en Horeb. Él trae misericordia gubernamental. Así, Dios ahora por así decirlo, dice: Aquí estás en las mismas fronteras de la tierra, y te traeré. Debes tener cuidado de cómo te comportas cuando estás allí. Por lo tanto, es Dios haciendo nuevos términos con el propósito de poner a Su pueblo en la tierra sin comprometerse a Sí mismo. Esto se muestra aquí con cuidado.
El final del capítulo nos da aún más. Cuando la gente había fallado total y públicamente, la gracia puede sacar de Dios mismo el único remedio adecuado. Ahora Israel toma su lugar delante de Dios. Están llamados a guardar las palabras del pacto; los mismos niños son traídos y puestos ante Jehová, con solemne advertencia contra la idolatría, así como otros actos de rebelión. Pero el punto está aquí: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, pero las cosas que se revelan nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que podamos hacer todas las palabras de esta ley”. El carácter de esto se ha notado a menudo antes; pero no se puede insistir demasiado en ella siempre; esa gracia, aunque de una manera distante y enigmática, alude a un secreto no revelado, por el cual, cuando la gente ha fallado completamente, como hemos visto, sobre la base de la ley, Dios no dejará de encontrar formas y medios de justificarlos por la fe. No son simplemente palabras por las cuales Él puede traerlos a todos provisionalmente a la tierra, sino medios aún secretos por los cuales Él puede justificarlos frente a todas sus faltas, y obrar en sus corazones de acuerdo con lo que está en Su corazón, en resumen, Sus secretos de gracia.