Casarse "En el Señor"

Listen from:
Ahora, regresemos a 1 Corintios 7:39: “La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera; con tal que sea en el Señor.” Son de esas tres últimas palabras de las que quisiera hablar. La relación matrimonial cristiana debe ser una relación “en el Señor.” Pablo utiliza dos expresiones en sus epístolas; una es “en Cristo,” y la otra es “en el Señor.” Es muy instructivo estudiar cómo y cuándo él usa a cada una.
“En Cristo” designa nuestra posición ante Dios. Estar “en Cristo,” lo cual es aplicable para todo creyente, es estar en el lugar de Cristo ante Dios en lo que se refiere a nuestra aceptación individual. La epístola de Juan dice: “Como él es, así somos nosotros en este mundo” (1 Juan 4:17). Como el Señor Jesús ahora es, descansando en todo el favor y la aceptación de Dios a Su diestra, así nos encontramos nosotros en ese mismo lugar de aceptación, a pesar de que estamos aquí en este mundo. Su aceptación es una medida de la nuestra. Por otro lado, “en el Señor” se refiere a reconocer la autoridad del Señor sobre nosotros de una manera práctica en nuestras vidas.
Nota: Pablo no presenta el matrimonio cristiano como algo que debe ser meramente “en Cristo,” sino “en el Señor.” Esto es algo más elevado. Todos los cristianos estamos “en Cristo,” pero no todos los cristianos viven sus vidas “en el Señor.” Si Pablo hubiera dicho: “con tal que se case en Cristo,” esto significaría que podría casarse con cualquier otro creyente, y nada más. No importaría cómo esa persona estuviera caminando, con tal de que se tratara de otro hijo de Dios. Pero él no lo pone a ese nivel. Tengamos en cuenta también que él no dice, “Ella está en libertad de casarse con quien quiera, sólo que sea en la congregación.” ¿Por qué? ¿No se supone que debería casarse con alguien de la congregación? Pablo no dice esto debido a que es muy posible casarse con alguien de la congregación y sin embargo no ser un matrimonio “en el Señor.” Sólo porque alguien está “en la congregación,” no significa automáticamente que está seriamente tratando de vivir bajo el señorío de Cristo. Por lo tanto, si un cristiano se casa con otro creyente que no está necesariamente caminando con el Señor, sería un matrimonio “en Cristo,” pero no es un matrimonio “en el Señor.”
Queridos jóvenes, quisiéramos ver a cada uno de ustedes aquí en Lassen casarse “en el Señor”—un matrimonio en el que ambas personas reconozcan la autoridad del Señor en sus vidas. Es entonces que tendrán un matrimonio feliz y fructífero con la bendición del Señor. En los últimos 30 o 40 años ha habido un gran índice de divorcio en los matrimonios cristianos, y es porque esos matrimonios no fueron matrimonios “en el Señor.” El mundo se ha adentrado de alguna manera, y uno o ambos no están reconociendo la autoridad del Señor sobre ellos, y ha dado lugar a problemas.
Pablo dice en el versículo 28: “pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar.” Este versículo nos dice que puede haber “aflicción de la carne” en el matrimonio. Y la razón es que hay dos voluntades que se juntan, y las chispas pueden volar a veces. Pero lo que Pablo está diciendo aquí es que no tiene que suceder esto. Él dice que él nos la puede “evitar.” Como mencionamos en nuestra última reunión, cuando Pablo se refiere a sí mismo, esto puede ser sólo una referencia personal, pero a menudo representa su doctrina—lo que él sostenía y apoyaba. En este caso creo que se refiere a lo último. Si las personas siguen la enseñanza de Pablo en cuanto al orden en el matrimonio, podrían ser librados de una gran cantidad de “aflicción de la carne.” No vamos a entrar en eso ahora, pero basta con decir que hay un remedio aquí en lo que Pablo enseña para los problemas en la relación matrimonial.